Revista Iberoamericana de Derecho, Cultura y Ambiente
RIDCA - Edición Nº5 - Derecho Antártico. Gestión, Logística y Geopolítica del Atlántico Sur
Edgar F. Calandín. Dirección
15 de julio de 2024
La Diplomacia Científica en la Antártida, un nuevo orden
Autor. Edgar F. Calandín. Argentina
Por Edgar F. Calandín[1]
La negociación del Tratado Antártico en diciembre de 1959 fue de alguna manera el corolario del éxito del Año Geofísico Internacional (AGI, 1957-58). Podemos manifestar que, a partir de allí, la investigación científica ha sido la principal actividad en el continente antártico y la más promovida por los países parte del Sistema del Tratado. Tanto el Tratado Antártico como el Protocolo sobre Protección del Medio Ambiente, enfatizan la importancia de la ciencia y de la cooperación científica en el sistema.
El Artículo II del Tratado expresa que: “La libertad de investigación científica en la Antártida y la cooperación hacia ese fin… continuarán”. De acuerdo con Artículo III las Partes acuerdan proceder al “… intercambio de observaciones y resultados científicos sobre la Antártida, los cuales estarán disponibles libremente”.[2]
Además de los signatarios originales, la participación en la toma de decisiones está limitada a los países que demuestren interés en la Antártida “mediante la realización en ella de investigaciones científicas importantes”. (Artículo IX.2).
El Protocolo sobre Protección del Medio Ambiente, en su Artículo 2, designa a la Antártida como una como “reserva natural, consagrada a la paz y a la ciencia”.[3]
La ciencia es muy importante en la Antártida porque, a diferencia de la mayoría de las demás zonas del mundo, permanece relativamente intacta y todas las actividades se controlan y supervisan cuidadosamente. Los estudios científicos que se realizan en la Antártida suelen ser los que normalmente no se pueden en otros lugares y ayudan a comprender los problemas ambientales globales, como el cambio climático, la disminución de la capa de ozono y el aumento del nivel de mar. La Antártida es también un barómetro del cambio climático.
Es bien conocido que nuestro planeta está atravesando un período de modificaciones sin precedentes. Las mediciones climatológicas son cada vez más altas, la biodiversidad está disminuyendo y los recursos naturales se están agotando. Este cambio y el ritmo del mismo no tiene precedentes. Las sociedades también están cambiando con cada vez más tecnología y en los últimos años con la irrupción de la inteligencia artificial como motores de ese cambio, tanto en tierra, océanos o en el espacio.
Las regiones heladas de nuestro planeta están experimentando algunos de los cambios más significativos. A medida que aumentan las temperaturas, el hielo se derrite, con consecuencias que ya afectan la vida de las personas. Aunque las regiones polares de la Tierra pueden parecer remotas, los cambios que se producen allí inevitablemente siguen influyendo en las sociedades y los sistemas naturales de todo el mundo. Los científicos de los Estados partes del STA investigan y producen ciencia con el objetivo final de proporcionar la evidencia científica que necesitan los responsables de la toma de decisiones en el ámbito de las políticas, la industria y la sociedad para avanzar hacia un futuro sostenible.
De esta manera, nuestro país creó el primer Instituto en el mundo[4] dedicado a estudiar los sucesos científicos más importantes en el continente polar. Entre las principales responsabilidades del Instituto Antártico Argentino es la de aportar conocimientos y pruebas fundamentales y en lo posible irrefutables, para respaldar la posición de liderazgo en el entorno del tratado y de esta manera poder influir en las políticas y acuerdos internacionales para proteger, conservar y gestionar en forma sostenible todo el continente antártico y especialmente nuestro sector reclamado, haciendo hincapié en las zonas de pesca del Atlántico Sur, los ecosistemas marinos y terrestres de la región antártica y subantártica.
La investigación, los avances tecnológicos y la conformación de sólidos equipos multidisciplinarios deberían dar como resultado la generación de políticas con ejes conceptuales tendientes a lograr un sólido liderazgo científico.
La ciencia polar genera conocimientos y descubrimientos que cambian la forma de interpretar nuestro mundo. Durante las últimas reuniones de la RCTA se pudo ver el crecimiento de las investigaciones científicas entre los Estados partes. Esto ha permitido avanzar en aspectos tales como el descubrimiento del agujero de ozono (1985) y la reconstrucción climática de los últimos cientos de miles de años, el aumento del nivel del mar, las consecuencias a la fauna autóctona y las modificaciones a todo el ecosistema. Es por ello que la RCTA, con el asesoramiento experto del Comité Científico de Investigaciones Antárticas (SCAR) y el Consejo de Directores de Programas Antárticos Nacionales (COMNAP), ha adoptado numerosas medidas sobre cooperación en materia científica y en cuestiones operacionales tales como telecomunicaciones, meteorología, transporte y otros temas de relevancia para los programas de investigación antártica.
El SCAR funciona como un observador oficial del STA y proporciona información y asesoramiento científico independiente y objetivo en diversos campos, donde últimamente ha centrado su accionar en materia de medio ambiente y conservación y en la bioprospección. Para el desarrollo de estas tareas cuenta con un Comité Permanente del Sistema del tratado Antártico (SCATS) que es el órgano dentro de la estructura encargado de elaborar los informes de asesoramiento científico para las reuniones consultivas del tratado (RCTA) que se realizan en forma anual y también a su Comité de Protección Medio Ambiental (CPA), a la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos (CCRVMA, a la Convención para la Conservación de las Focas Antárticas (CCAS) y al Comité Asesor del Acuerdo sobre la Conservación de Albatros y Petreles (ACAP).[5][6]
El rol del SCAR en la RCTA y el CPA es fundamental en su rol de fiscalizador, que lo materializa a través de documentos de trabajo y documentos informativos sobre cuestiones vinculadas a cuestiones emergentes de relevancia política, reseñas del estado del conocimiento y asesoramiento científico y técnico sobre cuestiones particulares que necesita eventualmente el foro de la RCTA.
FUNCIONES DEL SCAR
- Las funciones primarias del SCATS están orientadas a satisfacer todas las necesidades que emanan de los foros, como también y desde un punto de vista informal, a marcar una agenda del tipo consensuada entre los miembros consultivos para los principales foros, se destacan primariamente las siguientes:
- Desarrollar y proporcionar asesoramiento científico independiente al Sistema.
- Responder a las solicitudes de asesoramiento por parte de los foros y/o comisiones organizadas para casos particulares.
- Coordinar estas tareas entre los grupos subsidiarios del SCAR, Comité Ejecutivo, los Comités Nacionales y los delegados del SCAR.
- Representar al SCAR en las diversas reuniones de los órganos que conforman el STA y principalmente el Comité de Protección del Medio Ambiente (CPA) en la reunión formal de las Partes Consultivas (RCTA).
- Adherirse a un conjunto de principios rectores cuando supervisa la ciencia producida en forma independiente, generando informes actuales y rastreando las fuentes, confiando en la ciencia revisada por sus pares y disponer de la misma en forma pública. Asimismo, formular asesoramiento sobre una base amplia inclusiva y de consulta abierta para proporcionar un producto apropiado, donde la precisión tenga prioridad.
Este mecanismo institucional que ha creado el STA para controlar, verificar y difundir la ciencia producida por los países miembros ha sido exitoso y las reuniones anuales permiten acceder a la gran masa de los estudios, evolucionando en forma efectiva a través de los años y produciendo documentos que han tenido un fuerte impacto positivo y que por ejemplo han permitido adoptar previsiones oportunas como el informe de Influenza aviar de alta patogenidad en la Antártida en la última campaña antártica de verano[7].
Desde la firma del tratado la ciencia ha ocupado un lugar destacado y en ese devenir, ha reafirmado su lugar destacado en las relaciones diplomáticas. Como es sabido, la diplomacia tradicional se sustenta en los pilares de informar, representar y negociar. En el STA la diplomacia científica ocupa un lugar central, donde el foro anual del SCAR juega un rol fundamental y de alguna manera los temas científicos son relevantes y van marcando tendencia en el resto de los foros, generando el impulso necesario para encarar temas vinculados a la conservación del medio ambiente y en los últimos años a la evolución del cambio climático. Para ser líder, se requiere demostrar “un amplio arsenal de producción científica y de esta manera hacer valer las posiciones que pretende el país en la Antártida”, como manifiesta el Doctor Villamizar Lamus[8]
El prestigio científico da un respaldo de peso a la hora de sentarse en las RCTA(s), se puede decir que hay una correlación entre producción científica y capacidad de proponer líneas de trabajo y los documentos que emanan de los otros foros (SCAR; COMNAP; RAPAL; CPA; CCRVMA, etc.[9]
La realidad indica que, si un Estado no tiene una vasta producción científica o si esta no es consistente o escasa, su posición no será de alta validación entre los miembros y su capacidad de influir se verá disminuida notoriamente. Por ello algunos académicos especializados en la cuestión antártica proponen relacionar la ciencia con una mirada de realpolitik[10] y orientar geopolíticamente a sus países a través de la ciencia producida.[11]
Esta situación, de alguna manera ha ido condicionando el comportamiento de los estados parte del tratado, quienes han ido modificando su lógica de acción en el Continente, buscando un mayor contenido de ciencia a través de convenios y alianzas cooperativas entre países con mayor participación en el desarrollo científico y de esta manera tener una mayor influencia, citemos como ejemplo a España, Uruguay, Corea del Sur, etc. Lo importante y medular de los programas antárticos nacionales es su seriedad y su sostenimiento en el tiempo, vitales para la obtención de datos que tengan una validez significativa.
Las ONG también han comenzado a tener una mayor participación en la producción científica, prioritariamente en lo relacionado con el cambio climático y de esta manera buscan tener injerencia en las reuniones anuales, tan es así que algunas han sido invitadas a distintos foros, aunque solo como participantes secundarias. Aunque algunos especialistas también ven esto como un nuevo problema que surgiría a través de las aspiraciones que pretenderán Estados relativamente menores y de reciente incorporación al sistema que quieren ser protagonistas y que de alguna manera amenazaran a países también menores, pero con larga data en el contexto antártico como por ejemplo Argentina y Chile. También las ONG impulsadas por países desarrolladas pueden ser vistas como amenazas al statu quo vigente por el nivel de trascendencia mediática que poseen.
Sin embargo, a la fecha son los Estados reclamantes de territorio[12], más EEUU los que mayor ciencia producen , medidos en lo que en la jerga se conoce como workingpapers[13] y son presentados en los foros del Tratado (reuniones consultivas). Países como China, Brasil, India y Rusia han incrementado en los últimos años sus presentaciones como también una mayor amplitud de actividades y asentamientos en los últimos años.
Si miramos a China y tenemos en cuenta que su entrada al sistema del tratado es relativamente reciente[14], podemos expresar que su trabajo científico se ha incrementado en forma exponencial, por ejemplo en 1984 solo presentó 14 trabajos y en la última reunión del SCAR, los trabajos superaban los 160.[15] A pesar de la convicción China en desarrollar mayor contenido científico, acompañada con mayor infraestructura que soporte las demandas de los trabajos de campo de los científicos desplegados, como también su predisposición a integrar equipos multidisciplinarios, buscando en el corto plazo ocupar un papel trascendente en el ámbito antártico, cuyos aspectos más visibles son la construcción de un nuevo rompehielos y la apertura de una nueva base.
En relación con estas bases científicas, desde la llega al poder de Xi Jinping en 2013, China está buscando crear una Zona Antártica Especialmente Administrada[16], para la protección del medioambiente en torno a la base de Kunlun, algo a lo que se resisten sus vecinos regionales, puesto que daría a Pekín dominio sobre las actividades que allí se llevan a cabo. Esta es la base china con mayor protagonismo, esencial para sus estudios en materia astronómica y, por ende, para el desarrollo del BeiDou, sistema chino de navegación satelital, fundamental para la expansión y modernización de sus fuerzas armadas y que rivaliza con los sistemas GPS (Estados Unidos), Galileo (UE) y GLONASS (Rusia). A este respecto y en vista de las implicaciones militares que posee la Antártida, el Tratado estableció la posibilidad de que cualquier país realizara inspecciones a cualquiera de las bases allí presentes, como una forma de asegurar el cumplimiento de las predisposiciones del acuerdo (artículo VII). Sin embargo, la peligrosidad y coste de estas inspecciones han hecho que se reduzcan considerablemente, por no mencionar que la base de Kunlun se encuentra en una de las regiones climatológicamente más hostiles del continente.
Por otro lado, China cuenta actualmente con dos rompehielos, el Xue Long I y el Xue Long II, este último construido íntegramente en territorio chino con la asistencia de empresas finlandesas(AkerArctic).
Esto nos permite también afirmar que, si bien la tendencia es que nuevos países intentan buscar un mejor posicionamiento en el contexto del Sistema a través de un aumento de la producción científica y así disputar la conducción del club antártico, hay aspectos que los limitan con respecto a otros. Uno de ellos es la ubicación geográfica relativa, también la infraestructura antártica que poseen y los medios disponibles para desenvolverse en y entre los continentes.
Esto podría empezar a cambiar, ya que existen países, como el nombrado China, que tienen proyectado el incremento de bases en el corto plazo, con lo cual podrían estar en condiciones de competir más directamente en presencia y en la potencialidad de hacer ciencia con respecto a los Estados tradicionales.
Esta evolución, forma parte de uno de los escenarios futuros con alta probabilidad de ocurrencia y que no pasan desapercibidos en la estructura del STA. Existe una no tan visible disputa entre los Estados miembros, tal vez hoy en estado larvativo, pero que en los años venideros podrán ser visibilizados de forma más simple.
¿Y cómo se posiciona nuestro país en el escenario planteado?
Hoy, en un mundo globalizado, el análisis de la ciencia como herramienta geopolítica en el entorno de estructuras de poder caracterizadas por la acción relacional hombre-espacio-entorno se constituye en un mecanismo acertado para reducir las brechas que existen entre países avanzados y subdesarrollados, a partir de compartir no solo una relatividad convencional internacional de soberanía(STA),mediada en este caso por los foros, que cada vez son más incluyentes y competitivos, sino también permitiendo el acceso a los resultados de la ciencia, la tecnología y la técnica(como habilidad), y apoyando la formación de alto nivel de estructuras educativas y políticas que promueven la formación de instituciones que permitan materializar el ejercicio soberano correspondiente en el continente antártico y a la vez promover el desarrollo en otros campos de la conducción nacional.
En este contexto cada vez más competitivo, el conocimiento sobre el funcionamiento de nuestro planeta volverá a convertirse en una herramienta de poder con valor estratégico, como durante la guerra fría. Por ejemplo, la investigación centrada en el clima, lo queramos o no, será una cuestión de seguridad nacional. Los temas vinculados a la ciencia, no será algo periférico, sino que continuará siendo el centro focal de todas las actividades que realiza el estado nacional en el antártico, para ello, lo primero que se debe entender es la conexión de la ciencia con la economía, con la generación de poder, con la transformación de nuestros comportamientos, como estado.
Nuestro país comenzó a transitar por la senda de la ciencia con la adquisición de la Base Orcadas (1903) y posteriormente con la creación del Instituto Antártico Argentino, es a partir de esta infraestructura que comenzó a generar cuerpos doctrinarios propios y reunión de datos en forma ininterrumpida[17], evolucionando a la producción de ciencia valorada, posicionándose en la vanguardia del reducido grupo que por entonces realizaba investigaciones científicas en la Antártida.
Sin embargo, ese posicionamiento inicial se fue deslizando hacia otros países que encararon el tema científico con la misma seriedad, pero con la asignación de mayores recursos y con un planeamiento de largo plazo que permitiera trascender en el tiempo. La construcción de los laboratorios multidisciplinarios en las bases Orcadas, Esperanza y San Martín durante la campaña 2023 por el Comando Conjunto Antártico y el Ministerio de Ciencia y Tecnología, es el ejemplo de un esfuerzo trascendental pero que a la fecha no tienen equipamiento de laboratorio ni hay científicos trabajando con proyectos trascendentales.
En la actualidad las actividades científico-tecnológicas más trascendentes que desarrolla el IAA abarcan un amplio espectro de disciplinas, entre las que se destacan aquellas que estudian las conexiones entre la Antártida y el territorio Sudamericano argentino, cuyo objetivo es develar las íntimas relaciones biogeográficas entre ambas regiones, tanto actuales como las del pasado geológico. Ello resulta vital para un país que sostiene un reclamo soberano sobre una porción del continente blanco: conocer nuestro territorio y demostrar que ese triángulo de la Antártida conocido como el Sector Antártico Argentino posee íntimas conexiones con el resto de nuestro territorio nacional en Sudamérica, es una forma de validar nuestras pretensiones soberanas.
El IAA también aborda con carácter prioritario el estudio de los efectos del cambio climático, para poder estimar cambios en diferentes parámetros físico-químicos, su impacto sobre la biota marina y terrestre, y la respuesta de las especies antárticas a esos cambios. Asimismo, y por resultar crucial la conservación de los recursos vivos de los mares australes, se realiza un monitoreo permanente de especies clave para identificar y mitigar los impactos de origen humano, asociados principalmente a las pesquerías, y distinguirlos de aquellos que provienen de fuentes naturales, lo cual resulta fundamental para diseñar y promover medidas de conservación en el ámbito del Sistema del Tratado Antártico.
El IAA también lleva a cabo investigaciones en la alta atmósfera, especialmente aquellas vinculadas al estudio del adelgazamiento de la capa de ozono, el cual puede generar efectos adversos tanto sobre la biodiversidad terrestre y marina como sobre la salud humana, no sólo en la Antártida, sino también en regiones patagónicas. Como se advierte, lo que ocurre en la Antártida tiene efectos directos sobre nuestra población y sobre nuestros recursos, y por ello resulta crítico para la Argentina abordar su estudio minucioso.
Otras investigaciones en la alta atmósfera están relacionadas con el estudio del clima espacial, que permiten detectar perturbaciones y predecir fenómenos solares, lo cuales pueden generar problemas en los sistemas de comunicaciones terrestres y en los sistemas de posicionamiento global (GPS). La red sismológica con asiento en los laboratorios multidisciplinarios instalados en bases antárticas argentinas contribuye a redes internacionales de detección y seguimiento de eventos sísmicos.
El IAA también lleva adelante líneas de investigación microbiológica apuntadas a identificar posibles aplicaciones biotecnológicas derivadas del estudio de organismos antárticos, como por ejemplo la biorremediación de suelos contaminados por hidrocarburos a partir de microorganismos autóctonos. Esto representa un conocimiento científico que podrá sentar las bases para el desarrollo de nuevos productos y tecnologías con aplicación comercial e industrial de alto valor agregado para nuestro país.
Consideraciones Finales
El contexto antártico, es una pieza clave del mundo multipolar cada vez más competitivo.El conocimiento sobre el funcionamiento de nuestro planeta volverá a convertirse en una herramienta de poder con valor estratégico, como durante la guerra fría. La investigación antártica adquirirá ribetes de trascendencia cuando las necesidades de los países se tornen prioritarias o el cambio climático obligue a adoptar medidas drásticas, para algunos países será vinculada con la seguridad nacional.
La ciencia antártica es más importante de lo que se piensa. Ha marcado el ritmo y los objetivos de los países signatarios, logrando una transformación de la geopolítica internacional y poniendo de manifiesto nuevos estilos de vinculación en las relaciones internacionales, guiando a nuevas organizaciones de orden mundial a copiar modus operandi de cooperación. Los datos y modelos científicos y climáticos antárticos son un bien público mundial, un instrumento de poder económico creciente. Los objetivos científicos se consagran cada vez más en la legislación de los países avanzados y en muchos casos se citan en la jurisprudencia.
La ciencia antártica está siendo considerada con características globales, ya que sus aportes al conocimiento combinado de la atmósfera, los glaciares y los océanos que la circundan, son fundamentales para el análisis del cambio climático, todos estos, bienes comunes que no conocen fronteras. En las últimas décadas ha ampliado su campo de acción con la inteligencia artificial produciendo ciencia interdisciplinaria de los sistemas terrestres, marítimos y espaciales, utilizando también la física matemática para predecir el comportamiento del continente y los ecosistemas asociados. El IAA debe evolucionar hacia estos programas multidisciplinarios y de alta cooperación internacional con la incorporación de sensores, una infraestructura sustancial, desde sistemas de observación para vigilar el estado de todo el sector antártico argentino hasta recursos informáticos y satelitales para integrar modelos cada vez más sofisticados.
Los científicos argentinos deben centrar sus esfuerzos en la agenda que se establece en el SCAR y en otros foros de relevancia internacional. En los últimos años diversas ramas de la ciencia han enfrentado la falta de compromiso e inversión, a nivel nacional, para satisfacer los requerimientos que le permitan avanzar con sus estudios e insertarse en el contexto internacional, única manera de estar a la altura de las circunstancias y en el grupo de vanguardia de las comunidades internacionales asociadas que persiguen objetivos bien visibles como por ejemplo la descarbonización y el monitoreo permanente del cambio climático.
Debemos evitar continuar llevando adelante un programa antártico argentino sin una estrategia orientadora de servicio al Estado y generador de efectos multiplicadores. Hoy nuestro programa se mueve dentro de los márgenes de la filantropía y el uso indebido de recursos. La ciencia en la Antártida debe entenderse como un asunto de geopolítica. Ahí es donde se define el dominio económico, político y social en muchas áreas. Por otro lado, se deben asignar los incentivos necesarios para estimular la ciencia, tecnología e innovación.
Los temas científicos que la ciencia polar debe desarrollar a modo de ejercicio soberano en el antártico y contribuyente a los objetivos nacionales son:
Eje 1: La ciencia del cambio climático para el desarrollo de la resiliencia necesaria que permita el cuidado intensivo de todo el continente.
La Antártida tiene una influencia mayúscula en el cambio climático actual y futuro, que actúa de acuerdos a ritmos naturales diferentes y hoy todavía desconocidos con el detalle requerido para adoptar políticas eficientes. Entre los aspectos que sobresalen como de mayor influencia en la climatología mundial se encuentran: el vasto océano Austral, cuyo rol sobresale por su capacidad para absorber calor y dióxido de carbono de la atmósfera, mientras que el hielo y la nieve actúan como reflectores de la radiación solar de vuelta al espacio, es notorio el rol que cumple como contralor del clima mundial. El ambiente geográfico particular antártico es quizás el más difícil del mundo para realizar investigaciones científicas. Su naturaleza hostil, se lejanía y difícil acceso dificulta ostensiblemente el trabajo de campo. La complejidad de sus sistemas físicos interconectados y otros procesos secundarios a pequeña escala hacen muy complejo su recreación con precisión en modelos, este es uno de los factores que impiden la predicción de ciertos fenómenos con mayor certeza. El IAA debe avanzar en forma sustantiva en la generación de ciencia crítica para bordar con éxito el desafío del cambio climático a la vanguardia de los países comprometidos en la Antártida, con capacidad de proporcionar información útil sobre los impactos futuros del cambio climático antártico, a nivel regional, incluidas la evaluación de las consecuencias de las soluciones propuestas.
Eje 2: Conservación y protección de la biodiversidad antártica.
La Antártida posee una rica variedad de especies adaptadas a sus entornos, estas especies ayudan a impulsar los ciclos globales de nutrientes de los que dependemos. Los cambios rápidos y que alteran el ritmo de los procesos establecidos afecta la biodiversidad polar futura. La reducción del hielo marino, de las grandes barreras y la acidificación de los océanos alteran los hábitats clave para las especies autóctonas antárticas. El reclamo soberano argentino en la Antártida trae aparejado una serie de responsabilidades que se manifiestan a través de estas políticas trascendentales y que son parte del ejercicio soberano vinculado con el conocimiento y el cuidado del sector reclamado. La creciente intromisión de especies no autóctonas incrementa los riesgos (pastos, insectos, zooplancton y organismos del fondo marino, etc) podrían llegar a desplazar a las especies polares y cambiar características de los ecosistemas polares y la biodiversidad y otros factores de estrés ambiental.
Cuando se expresa el cuidado de la biodiversidad, incluye prioritariamente la participación de los científicos en los foros destinados al cuidado de las especies marinas y otros, como por ejemplo la CCRVMA, teniendo en cuenta que la captura de peces y krill en el sector antártico no escapa a las realidades de los predadores continentales, y donde la pesca está permanentemente en aumento y requiere un control minucioso y permanente; situación esta que amenaza la estabilidad de las poblaciones y las redes alimentarias que sustentan. Bien sabido es que algunas de las especies polares están en peligro de extinción y figuran entre las más amenazadas de la Tierra. Una herramienta muy útil para alcanzar este objetivo trascendental es la conformación de equipos multidisciplinarios y supranacionales para encarar cuestiones relacionadas con la conservación de especies y la utilización de sensores remotos y herramientas inteligentes (UGV, drones, etc) que permitan desarrollar programas de seguimiento de mediano y largo plazo para alcanzar conclusiones de interés y promover de esta manera políticas de conservación en el seno de la RCTA y el SCAR.
Eje 3: Bioprospección antártica para el desarrollo nacional.
La búsqueda sistemática, investigación y clasificación para fines comerciales u holísticos[18]de nuevas fuentes de compuestos químicos, genes, proteínas, microorganismos, y otros productos con potencial o real valor económico, que forman parte de la biodiversidad es uno de los caminos más transitados por los científicos en la Antártida, forma parte de la cultura misma del quehacer científico mundial.
La búsqueda dirigida de microorganismos con capacidades útiles (ejemplo: la producción de fármacos, antibióticos, enzimas, nutrientes, etc) es una herramienta científica que ha contribuido al progreso social del conjunto de nuestra especie. En la bioprospección se hace uso de las técnicas moleculares empleadas en biotecnología para beneficio de la humanidad, a través de la industria química, farmacéutica, agrícola, entre otras.
A través de esta rama del saber, se contribuye a la conservación y, a la vez, desarrollar investigaciones orientadas a satisfacer las demandas de usuarios externos que contribuyan al desarrollo económico sostenible del país. La conservación es clave para la bioprospección, teniendo en cuenta que la misma no es un punto de conclusión sino un punto de partida para el desarrollo de nuevos estudios y parte integral de estos. En este sentido debe entenderse la bioprospección antártica debe articularse bidireccionalmente, tanto para el futuro aprovechamiento sostenible como para generar metodologías que permitan la producción y manejo del recurso biológico de manera continuada y en cantidad suficiente.
Eje 4: Protección del Atlántico Sur (Promoción de Áreas Marinas Protegidas)
Los procesos físicos iniciados en la Antártida en los últimos años productos del calentamiento del clima ha desencadenado el rápido derretimiento de grandes masas de hielo que impulsan sin precedentes el aumento en el nivel del mar de manera global. En la Antártida lo normal es el cambio y el dinamismo de los sucesos naturales, lo anormal es la rapidez con lo que están sucediendo. La incertidumbre sobre esta situación sigue vigente y representa una clara amenaza para las comunidades cercanas al continente.
Para nuestra república el océano Atlántico Sur llega hasta la Antártida y es un componente crítico del sistema climático global. En la actualidad se está observando cambios drásticos en él, evidenciado, entre otras cosas por las temperaturas excepcionalmente altas, niveles mínimos de extensión de hielos marinos congelados y los cambios en las poblaciones de pingüinos entre otros cambios impactantes.
La crónica falta de observaciones en el Atlántico Sur, desafía nuestra capacidad para detectar y evaluar las consecuencias de dicho cambio. Por lo tanto, es imprescindible contar con un sistema de observación sostenido y coordinado que contribuya a la comprensión de las condiciones actuales y permita predecir estados futuros para informar estas predicciones y respaldar políticas y regulaciones en beneficio de nuestra sociedad.
Es imperativo conectar la Red de Observación Marina Argentina (ROMA)[19] con el Sistema de Observación del Océano Antártico (SOOS , por sus siglas en inglés). Ambas redes abogan por las observaciones y la ciencia en los océanos que rodean al continente antártico, promoviendo el descubrimiento científico y respalda los esfuerzos por lograr una mayor inclusión y apertura en la investigación.
Eje 5: Diseñar el futuro antártico para nuevas generaciones.
La Antártida y todo el planeta está cambiando a un ritmo y una escala no experimentados antes. Los registros anuales de los últimos años muestran que las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero son más altas que en cualquier otro momento de los 750.000 años anteriores. Los cambios que en el pasado han llevado milenios, se han producido en 200 años. Hoy la Antártida está operando muy lejos de las variables naturales conocidas, lo que ocasiona en nuestros científicos interrogantes vinculados a como funcionarán los sistemas naturales y cuáles serán las respuestas.
En contra de la creencia popular, las raíces de la ciencia en general no se encuentran en el ecologismo contemporáneo, sino en las preocupaciones de seguridad del siglo XX. La ciencia antártica moderna surgió a partir de agendas nacionales específicas y de la disputa por una ventaja estratégica a través de un conocimiento superior de los bienes comunes. La historia nunca es tan ordenada y predecible como para repetirse; pero, dada la fractura del orden mundial actual, los científicos y los responsables políticos deberían mirar al pasado para ver qué podría pasar si el conocimiento sobre el funcionamiento de nuestro planeta vuelve a convertirse en un instrumento de la geopolítica.
El peligro es que, en un mundo multipolar cada vez más competitivo, los países se apresuren a nacionalizar, consolidar y aislar las observaciones planetarias, los recursos computacionales y también los datos antárticos. No solo se fracturará la agenda científica, sino que los responsables políticos empezarán a ver el cambio climático a través de la lente más estrecha de la seguridad nacional y otros intereses nacionales. Los gobiernos se preguntarán qué significa el cambio climático, o las respuestas tecnológicas al mismo, para su país y sus adversarios, en lugar de para el planeta en general.
Los gobiernos deberían evaluar sus capacidades nacionales y asegurarse de que cuentan con la infraestructura y el capital humano que necesitan para apoyar su gestión de un clima cambiante. Los países que no puedan permitirse crear sus propias capacidades se verán inevitablemente excluidos de esta carrera, lo que dará lugar a una mayor dependencia internacional a medida que el clima pase a desempeñar un papel más importante en la política económica. La infraestructura de las ciencias de la tierra se convertirá cada vez más en una herramienta de la diplomacia científica, como lo fue durante la guerra fría.
Los científicos también deben comprometerse a jugar un rol político. Ambos, científicos y responsables políticos deben hacer más para adelantarse al cambio climático y a los cambios geopolíticos.
A medida que las fronteras políticas adquieren mayor relevancia en las actividades científicas, los científicos y los responsables políticos que los apoyan tendrán que abordar una importante cuestión: cuando la geopolítica convierta nuestro conocimiento científico dela Antártida en un campo competitivo con valor estratégico, ¿Cómo deberían adaptarse las políticas científicas?
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Citas
[1] General de Brigada (R) del Ejército Argentino y ejerció el cargo de Comandante del Comando Conjunto Antártico entre el año 2020 y mayo de 2024. Licenciado en Estrategia y Organización por la Universidad del Ejército, Argentina, Licenciado en Derechos Humanos por la Universidad Católica de México, Magister en Historia de la Guerra por la Universidad del Ejército, Magister en Defensa Nacional por la Universidad de la Defensa y Magister en Estrategia y Geopolítica por la Escuela Superior de Guerra. Posee a su vez especializaciones en Historia Militar Contemporánea y en Alta Dirección y Posgrado Universitario en Inteligencia Estratégica (IIFFAA). Ha realizado actividad antártica como 2do Jefe de Base Antártica SAN MARTIN, durante el año 1994, Jefe de Curso Antártico durante los años 1997, 2005 y 2006, Jefe de Base Antártica BELGRANO II en el año 1998, Jefe de Base Antártica PRIMAVERA el año 2007, Jefe de Componente Terrestre del Comando Conjunto Antártico el año 2008, Representante Argentino en la RAPAL, COMNAP y RCTA y Jefe de la Base Antártica ESPERANZA en el año 2010. Codirector de la Diplomatura en Derecho Antártico, Logística y Gestión Antártica Ambiental, organizada por la Universidad de Morón y la Asociación Iberoamericana de Derecho, Cultura y Ambiente. Miembro Honorario del Instituto de Derecho Antártico y Gestión Polar de la Asociación Iberoamericana de Derecho, Cultura y Ambiente y docente de grado y posgrado. Codirector del Capítulo de Derecho Antártico, Gestión y Geopolítica del Atlántico Sur de la Revista Iberoamericana de Derecho, Cultura y Ambiente.
[2]https://www.ats.aq/index_s.html
[3]https://www.politicaexterior.com/la-geopolitica-entra-de-lleno-en-la-ciencia-del-clima/
[4] El Instituto Antártico Argentino fue creado a instancias del general Hernán Pujato, quien fue su primer director, el 17 de abril de 1951.
[5]Argentina adhirió a dicho acuerdo a través de la Ley 26.107.
[6]Excede el ámbito del tratado antártico.
[7]Este documento proporciona una actualización sobre el estado actual, los impactos conocidos y las acciones comunitarias en respuesta a la influenza aviar de alta patogenidad (HPA1 H5N1), también conocida como gripe aviar, en la Antártida. Los primeros casos confirmados en el área del tratado Antártico fueron notificados conjuntamente por los programas antárticos nacionales de Argentina y España el 24 de febrero de 2024. Donde el COCOAANTAR desempeñó un rol fundamental que permitió la toma de muestras e distintas áreas de la península. Al momento de escribir este artículo para la revista AIDCA, se han registrado casos confirmados en siete sitios y casos sospechosos en otros siete sitios en el área del tratado. El riesgo de propagación intrarregional, infección de múltiples especies y continuo impacto en la vida silvestre antártica sigue siendo alto.
[8]Barrios, Miguel Ángel (director) (2009). Diccionario Latinoamericano de Seguridad y geopolítica. Buenos Aires. Editorial Biblos.
[9] Las Medidas, Decisiones y Resoluciones, que son aprobadas en la RCTA por consenso, ponen en práctica los principios del Tratado Antártico y el Protocolo sobre Protección del Medio Ambiente y proporcionan reglas y directrices para la gestión del área del Tratado Antártico y el trabajo de la RCTA. Las Decisiones, que abordan asuntos organizativos internos de la RCTA, y las Resoluciones, que son textos exhortatorios, no son jurídicamente vinculantes para las Partes Contratantes. En cambio, las Medidas son jurídicamente vinculantes para las Partes Consultivas después que todas ellas las aprueban.
[10]Realpolitik (pronunciado /realpolitík/; proviene del alemán Realpolitik, lit. ‘política realista’) es la política o diplomacia basada principalmente en consideraciones de circunstancias y factores dados, en lugar de nociones ideológicas explícitas o premisas éticas y morales. A este respecto, comparte aspectos de su enfoque filosófico con los del realismo y el pragmatismo. A menudo se lo denomina simplemente «pragmatismo» en política, p. «siguiendo políticas pragmáticas»
[11]Razón por la cual la lucha geopolítica enla Antártida se debería concretar en términos de quién produce mayorcantidad de ciencia antártica, medida en el número de artículospublicados en revistas científicas con arbitraje externo o peer review.
[12](Argentina, Australia, Chile, Francia, Noruega, Nueva Zelanda y Reino Unido).
[13]Workingpaper: es un documento de trabajo o hoja de trabajo que puede ser: Un documento de trabajo o documento técnico. Esto abarca literatura que no ha sido revisada por pares ni publicada en una revista académica. Los documentos de trabajo podrán difundirse con el fin de recibir retroalimentación para mejorar la publicación.
[14] Ingreso al Sistema del Tratado Antártico el 8 de junio de 1983 y fue promovido con carácter de estado consultivo el 7 de octubre de 1985.
[15]Fuente: Biblioteca eléctronica de información científica de la Secretaría del tratado Antártico. https://atslib.omeka.net/
[16]Reunión en Sofía (Bulgaria) desde el 1 al 10 de junio, donde no se llegó a una decisión consensuada. https://www.ats.aq/devAS/Meetings?lang=s
[17] Argentina es el único país del STA que cuenta con datos meteorológicos adquiridos en el Continente Blanco, ininterrumpidos desde 1904.
[18]Holístico: El holismo (del griego ὅλος [hólos]: «todo», «por entero», «totalidad») es una posición metodológica y epistemológica que postula cómo los sistemas (ya sean físicos, biológicos, sociales, económicos, mentales, lingüísticos, etc.) y sus propiedades deben ser analizados en su conjunto y no solo a través de las partes que los componen. El holismo defiende el sinergismo entre las partes además de la individualidad de cada una. Gestionar el conocimiento desde un enfoque holístico tiene que ver con gestionarlo de manera integral y cíclica. De manera integral porque considera al individuo, su experiencia, las tecnologías y los procesos como un todo, y de manera cíclica porque implica una serie de actividades continuas para que el conocimiento se capture, se aprenda, se difunda y sobre todo se aplique y así generar más conocimiento que genere cambios, innovación y mejoras. https://biblioguias.cepal.org/c.php?g=738015&p=5275991#:~:text=%E2%96%BA%20De%20acuerdo%20con%20el,las%20partes%20que%20lo%20componen.
[19]Creada por el CONICET en 2019 con financiamiento con junto con la Iniciativa Pampa Azul. La red se encuentra desplegada en el litoral marítimo argentino desde los 32ª S hasta la base Carlini, pero no se encuentra integrada a la Red SOOS.
[20] https://www.argentina.gob.ar/noticias/presencia-cientifica-en-la-antartida
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Laboratorio multidisciplinario Orcadas
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Trabajos de glaciología en la barrera de Larsen
Imagen 4
Mapa con los cambios en las plataformas de hielo