Por Ley 20.827 del año 1974, se instituyo el 22 de febrero de cada año, como Día de la Antártida Argentina, en el que, según reza su artículo 2 “…se izará al tope la bandera nacional en los edificios públicos de la Nación y se realizarán actos alusivos a nuestros irrenunciables derechos de soberanía sobre la Antártida Argentina en todos los establecimientos educacionales”. Se recuerda así un acontecimiento especialmente significativo en la historia antártica argentina, el izamiento de la bandera nacional el 22 de febrero de 1904 en el observatorio meteorológico y magnético de la isla Laurie, archipiélago de las Orcadas del Sur, hoy Base Orcadas, dónde se instaló también la primera oficina de correos que funciona en la Antártida.

Treinta años más tarde, por Decreto Nº 46/2004, del 14 de enero del 2004, el Poder Ejecutivo Nacional declaró al año 2004 como «Año de la Antártida Argentina» a fin de conmemorar el centenario de la ocupación permanente e ininterrumpida de nuestro país en la Antártida, siendo la presencia continua más antigua en dicho Continente.

La presencia argentina en la Antártida,  es de larga data, puesto que, a principios del 1800, los loberos de Buenos Aires capturaban lobos de dos pelos allí, y en 1815 el Almirante Guillermo Brown navegó por latitudes antárticas lo cual dejó plasmado en su bitácora de viaje.

Ya en 1902 el Alférez José María Sobral, originario de Gualeguaychú, Provincia de Entre Ríos, Argentina, se unió a la expedición sueca de Otto Nordenskjöld, y a razón del hundimiento del buque Antartic que los transportaba, permaneció dos invernadas Antárticas junto a los miembros de dicha expedición, en Cerro Nevado a, 8 km de la isla Seymour, para ser rescatado por la Corbeta Uruguay al mando del Teniente Julián Irízar.

Esta sería la antesala de una rica historia de rescates antárticos protagonizados por ciudadanos argentinos que se extiende hasta nuestros días; y de  permanencia argentina ininterrumpida en la región. Al hito histórico del 22 de febrero de 1904,  se fueron sumando importantes expediciones argentinas, fundaciones de nuestras bases, en la actualidad 13, siete permanentes y seis temporarias; e incursiones al polo sur, tanto por tierra como aéreas. Resuenan los nombres de Leal, Olezza, Marambio y Pujato entre otros, que con poca tecnología y mucho sentido patriótico y vocación de servicio fueron marcando el rumbo de las generaciones antárticas venideras.

La fundación del Instituto Antártico Argentino allá por 1951 mediante el Decreto 7338/51, primero en el mundo en su especie; el despliegue de científicos, la firma del Tratado Antártico en 1959, la participación en la conformación y consolidación del Sistema del Tratado Antártico actual, y una política de estado sostenida a lo largo de la historia, dan cuenta del compromiso que nuestro país tiene en relación al territorio antártico.

Al primer asentamiento de familias en la Antártida en Base Esperanza, y la fundación de la primera y más austral escuela de nuestro planeta, se sumó el nacimiento en el Sector Antártico Argentino, del primer humano autóctono y la primera persona nacida en el área del Tratado Antártico.

Así, la República Argentina se iba afianzando como una nación líder en la Antártida, sumando a lo largo de los años y hasta la actualidad, hitos históricos en uno de los lugares más inhóspitos del planeta, cuyo clima extremo desafía a diario a quienes movidos por un sentimiento de pertenencia y servicio, se ofrecen voluntariamente, a cumplir las campañas invernales y estivales, brindando su apoyo a la ciencia y al cumplimiento no solo de los compromisos internacionales asumidos por nuestro país, sino que también al sostenimiento de presencia nacional en dicho territorio.

La ubicación geográfica del Sector Antártico Argentino, es estratégica en cuanto al acceso y cercanía con el Continente Americano, siendo por esto, importante en cuanto a los servicios logísticos antárticos que puede brindar.

La Antártida y el Océano Austral, además de cumplir un rol de suma importancia en el sistema climático planetario, contiene importantes recursos marinos, como así también una potencial entidad en cuanto a prospección científica. Recursos minerales, rutas transpolares, un imponente “laboratorio natural”, y la mayor reserva de agua dulce, da cuenta de la importancia geoestratégica de la región.

Los días conmemorativos, se instituyen como instrumentos de sensibilización y promoción de cuestiones de relevancia, ofreciendo la oportunidad de organizar acciones que movilicen e involucren de alguna manera a la sociedad toda. En este orden de ideas, y a razón de la vasta historia antártica argentina, muchas veces desconocida, y de la importancia que reviste la Antártida para nuestro país, es que resulta indispensable la difusión de estas cuestiones.

Es por ello que a través de nuestra Revista Iberoamericana de Derecho, Cultura y Ambiente, RIDCA; hemos decidido dedicar un número especial motivado en los 120 años de presencia ininterrumpida de nuestro país en la Antártida. Para ello, hemos convocado a alumnos egresados de la primera cohorte de la Diplomatura en Derecho Antártico, Gestión y Logística Antártica Ambiental, la cual se encuentra organizada por AIDCA, la Escuela Superior de Leyes de la Universidad de Morón y el Comando Conjunto Antártico.

«Otros retomarán la posta que hoy nos vemos obligados a dejar», General Hernán Pujato.