Revista Iberoamericana de Derecho, Cultura y Ambiente
RIDCA - Edición Nº6 - Derecho Penal y Criminología
Alberto Pravia Director
15 de diciembre de 2024
La Fotografía Forense: ¿Una disciplina científica en extinción?
Autor. Joeder PONCE MENDOZA. México
Por Joeder PONCE MENDOZA[1]
Ver no es suficiente, tienes que sentir lo que estas fotografiando
André Kertesz
Introducción
En la actualidad la ciencia forense se ha posicionado como un fundamento clave para comprender el fenómeno delictivo que surge en cualquier latitud del mundo. Hoy, el Derecho y la investigación criminal, necesitan de distintos conocimientos de orden forense que permiten poder demostrar los hechos materia de valoración y análisis bajo el impulso de una teoría jurídica que se preocupa por entender las conductas externas materializadas en un lugar de investigación.
Pero todo sistema jurídico se enfrenta a un problema elemental y esto es que se trata de entender el ¿qué?, ¿quién?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿con qué? y ¿cómo? fueron los hechos e incluso en ocasiones hasta el ¿por qué? de los mismos. Pero la complicación surge por el motivo de que se construye a partir de un conocimiento cognitivo y no material aunado a ello que se piensa desde el presente y no del pasado.
La complejidad de lo que estoy planteando es que en muchas de las veces el Fiscal, la Policía, el Perito, el Asesor jurídico, el Defensor y el Juez tienen que encontrar un punto de equilibrio entre la información fáctica y la jurídica que no siempre tiene concordancia con la probatoria y es allí el inicio de una construcción de la teoría del caso. Por ello, existe un principio procesal en Derecho penal que dice: “No es lo que sabes, sino lo que puedes probar”.
Como se sabe, en cualquier sistema acusatorio adversarial existe un número diverso de medios probatorios que surgen como aspectos relevantes y suman a la teoría racional de la prueba y por ello, implica un nivel de complejidad para el juez o jueza poder comprenderlos. La doctrina jurídica es muy distinta a la forense, pues la primera, ha ido marcando y puntualizando los elementos más importantes para valorar la prueba.
Esto se vuelve más importante cuando la exposición oral de cualquier testimonio puede comprometerse por una comunicación errónea, la falta de memoria, el nerviosismo de la persona, una idea equivocada, una interpretación contraria a lo expuesto que puede tergiversar la información y la estrategia jurídica de la parte acusadora o defensora o incluso en el peor de los casos un engaño disfrazado de verdad.
Dicho en otra manera, en los tribunales orales, no se toma en cuenta mucho la verdad de los hechos o la verdad científica, sino estas se encuentran condicionadas por la verdad jurídica, por lo que, el Derecho así funciona y, al fin y al cabo, lo que entienda y valore el juez o jueza es lo que concluye estrictamente. Parece entonces, que la argumentación en un juicio y para tener la razón, es demostrarla y convencer al juez de que la reconozca.
A causa de esto, se ha pensado como un elemento esencial de valoración es la evidencia junto con el testimonio del órgano de prueba, sin embargo, en ocasiones pesa más lo que tres o una persona según sea el caso, que fungen como tribunal interpreten y entiendan haciendo a un lado la fundamentación de las máximas de la experiencia, las reglas de la lógica y el conocimiento científico o técnico.
La prueba pericial, se basa en conocimiento proporcionado por la ciencia, una disciplina o la técnica científica e incluso saber, oficio y arte en algunos casos y esto deriva en conclusiones que son y deberían ser confiables, pero no siempre esto es así, ya será tema de otro artículo de publicación cuando se hable sobre esos aspectos que destruyen la confiabilidad en la ciencia forense.
En vista de lo anterior, es claro que es el propio perito quien va indicando con sus argumentos al juez que es lo que debe comprender sobre en análisis que hizo de ciertos hechos, lugares, personas, objetos e incluso a circunstancias y se termina convirtiendo en conclusiones de autoridad fundados por expertos en la materia con el estandarte de cientificidad.
Este desafío entre la concepción de la prueba pericial y la valoración jurídica abre un puente de comunicación entre el perito y el juez, es decir, Ciencia y Derecho convergen en un mismo sentido, pero no están contrapuestos sino todo lo contrario al menos en el deber ser, sin embargo, en la práctica y experiencia en los tribunales existen otras evidencias que nos dan pauta para reflexionar sobre ello.
Por ende, al hacer este análisis puedo afirmar que el sistema procesal de un sistema acusatorio adversarial en su generalidad y desde los principios procesales que lo rigen prevalece la interpretación orientado a un análisis factico, jurídico, probatorio, pero con relación a la prueba pericial se ha querido dogmatizar su valoración como receta de cocina que aplica para todo el universo de servicios periciales y eso no es correcto.
Considero que muchas pruebas periciales resuelven problemas complejos con sus resultados que el Derecho y la investigación criminal no pueden, sin saber en ocasiones la profundidad y las reglas del sistema procesal donde se encuentran interviniendo, por ende, la necesidad de la participación activa de un perito con conocimientos forenses, son indispensables para que las víctimas accedan a la Justicia, un imputado sea condenado con niveles de certeza y sin duda razonable o un inocente tenga un juicio justo y transparente.
Hablar en un artículo sobre ciencia o conocimiento forense es un inacabable, porque se encuentra en constante transformación de acuerdo a muchas aristas que se presentan en el mundo, por ejemplo, la tecnología es una de ellas, los avances científicos, el propio conocimiento de la ciencia e incluso la misma sociedad en su evolución va obligando que nos actualicemos en la propia investigación.
En cuanto a esto, me enfocó en hablar de un área que se encuentra inmersa en todo el universo pericial como una aliada en las peritaciones que cualquier perito lleva a cabo y que a través del tiempo parece que la han denostado por ciertas perspectivas que no son tan reales en el contexto aplicativo y los peritos que aplican sus diversas técnicas parece que están enfrentando una era de extinción.
Con ello, busco en esta publicación a través de esta revista Iberoamericana de Derecho, Cultura y Ambiente de Argentina, la reflexión, un cambio de mentalidad e incluso una perspectiva diferente sobre la fotografía forense, sin omitir, mis más sincero, agradecimiento sobre esta distinción de haberme permitido poder publicar un artículo de mi autoría para darlo a conocer en su país.
La Verdad y Falsedad de la Fotografía Forense en las Universidades de Criminalística
Debo comenzar diciendo en este subtema que cuando me adentré a la docencia en nivel universitario ya hace más de quince años me quedé sorprendido por la gran cantidad de universidades privadas que surgieron a partir de un efecto denominado “CSI”. Este fenómeno televisivo impactó a bastantes alumnos y alumnas que, a causa de ello, decidieron inscribirse en licenciaturas de criminalística, criminología, investigación criminal, seguridad ciudadana y ciencias forenses.
El problema que en su momento no se identificó, fue cuando se comenzaron a promocionar éste tipo de profesiones y a crear los planes de estudio en su mayoría, por no decir todos, los hicieron con enfoques jurídicos y fuera de un contexto real a la luz de una reforma constitucional que en México comenzaba para emigrar a un sistema acusatorio adversarial. Ahora bien, he realizado investigaciones en otros países y he notado que también sus temarios están contaminados con concepciones jurídicas.
Se crearon mezclas de áreas con objetos de estudios distintos pero que fusionaron sin analizar con profundidad la vialidad en su aplicación. De esto derivó materias con perfiles erróneos sin ser acordes a la licenciatura ofrecida. Un criminólogo con enfoques para recolectar indicios en el lugar, criminalistas con tendencias para entender el porqué del delito o investigación criminal confundida con ciencias forenses. Ahora bien, de manera puntual, la fotografía forense cada vez más fue desapareciendo como materia.
Ya que, para algunos, la fotografía forense es sinónimo de tecnología y equipos fotográficos costosos que solamente basta con mover un dedo y apretar un botón; pero eso es precisamente una percepción equivocada que se ha ido inculcando conforme pasa el tiempo y lo peor, es que están construyendo paradigmas con las nuevas generaciones de estudiantes de criminalística y áreas a fines.
Habría que decir también, que existe una mayoría importante de personas que afirma lo siguiente: “Cualquiera puede hacer una fotografía”. Pero esta afirmación, contrasta con el conocimiento técnico que implica realizar fotografía con un fin forense y a pesar que los antecedentes hablan por sí solos y pesar de los resultados que se puedan dar, se continua con la firmeza de menospreciar su eficacia y utilidad.
Tal situación implica que el perito fotógrafo forense utilice una técnica especializada con dos condiciones principales: exactitud y nitidez. Por lo tanto, para quienes piensan que solo es presionar un botón y ya, puedo afirmar que son personas que solo tienen conocimientos superficiales y que se atreven a opinar sin fundamento alguno.
Con relación a esto, traigo a mi memoria una plática que tuve alguna vez con gran perito fotógrafo forense quien dijo lo siguiente: “hay personas aficionadas a la fotografía, hay expertos en equipos fotográficos, hay fotógrafos, pero ser un perito fotógrafo forense es una cosa totalmente distinta.”
Por otra parte, también he notado que son pocos los catedráticos que verdaderamente son peritos fotógrafos forenses. En ocasiones las universidades improvisan criminalistas para que den cátedra sobre fotografía sin ser profesionales en la materia, sin saber bien las técnicas y el conocimiento que se necesita. Esto me recuerda lo que dijo Linda Evans:
La profesionalidad no se considera generalmente como un concepto esotérico; dado que es un término ampliamente usado, todo el mundo tiene una idea de lo que significa y, a menos que la hayan investigado con cierta profundidad, su comprensión se basa en el uso cotidiano del término, que representa la profesionalidad como algo deseable, algo recomendable y elogiable, algo que vale la pena de perseguir y reivindicar, y cuya perdida o disminución es por tanto lamentable.[2]
Luego entonces, no se debe olvidar que la fotografía está relacionada con todas las áreas forenses que tiene la criminalística en su cuerpo doctrinal, la dificultad de esta característica es que para documentar un indicio, un lugar, un objeto, una evidencia, un detalle, una técnica aplicada se necesita de una experticia que no cualquier persona tiene.
Si se enseñara la importancia de la fotografía forense en las aulas, las perspectivas y visiones cambiarían cuando se arriba a un lugar de los hechos o hallazgo donde uno de los primeros peritos que debe de estar al frente para documentar las condiciones en cómo se localiza el espacio de investigación y lo que existe en él es el perito en fotografía forense.
Esta nos permite, poder captar en una imagen ciertos detalles que son importantes. Se dice que la criminalística, es la “ciencia del pequeño detalle” pero como se preserva esos detalles, pues, en ocasiones hay indicios que al momento de recolectar pierden su morfología o estructura e incluso su naturaleza, tal es el caso de las manchas de tejido hemático, las huellas lofoscopicos, huellas de calzado en terreno o piso.
Por otro lado, hay veces que no le explica al estudiante la existencia de indicios que, por sus características y la casuística de los hechos investigados no se pueden recolectar, tal es el caso de un daño en la pared por algún proyectil, orificios en portones o vidrio por disparos de arma de fuego de proyectil único, la posición de un cadáver antes de hacer su levantamiento o una huella de frenado y así pueden surgir más ejemplos.
Esto demuestra la necesidad de la fotografía forense y de un experto que sepa realizar dicho trabajo en las condiciones que se presenten, como en la noche o la tarde cuando va despareciendo la luz natural, una lluvia de manera abundante; la nieve que cae en ciertas zonas o en la playa, una barranca donde existe mucha vegetación o en una priorización de indicios donde solo se tiene una fotografía que indica la situación del indicio.
Como docentes y los que hemos estado en éste tipo de situaciones en investigaciones cuando nuestra propia integridad física está en riesgo sabemos que solo tenemos una única oportunidad para realizar bien las cosas y hay asuntos que no podemos tener todas las condiciones de seguridad como lo marcan los que se autodenominan expertos, los cuales están detrás de un escritorio o como ciertos autores de libros que pintan un escenario idóneo sin alguna preocupación.
Esto es ficción. En la vida laboral real, nada se compara en lo que se ve en las series televisivas que en un capítulo de cincuenta minutos se resuelve un caso. La verdadera investigación forense, implica en muchas ocasiones contar con un excelente perito en fotografía forense que permita poder documentar la gran cantidad de indicios ya que, en ese sentido, a veces solo se cuenta con una cámara fotográfica y material criminalístico.
Teniendo en cuenta esta información, existen muchas áreas forenses que intervienen en campo como antropología, medicina forense, hechos de tránsito, incendios y explosiones, pero también en laboratorio como medicina forense, química forense, identificación humana que necesitan de la fotografía para dejar plasmado lo que sus ojos profesionales observan respecto al estudio realizado.
La relación que tiene la fotografía prácticamente con todas las áreas periciales casi ninguna otra rama la tiene. Hoy la grafoscopía, lofoscopía, documentoscopía, la identificación vehicular, la odontología forense, llevan fotografía en el cuerpo de sus dictámenes y faltan más por mencionar. En consecuencia, esto obliga a que el fotógrafo al igual como un criminalista tenga que conocer un poco de todas las áreas que conforman a servicios periciales.
De ello resulta, para poder hacer una documentación fotográfica correcta y saber qué es lo que quiere el perito de la diversa materia para proyectar o demostrar, por lo menos, el fotógrafo tiene que saber conceptos básicos que permitirán realizar imágenes con un enfoque y perspectiva de lo que se está observando. Nada fácil ni simple.
Esto es una evidencia de la falsedad que se tiene al decir que ser perito fotógrafo cualquiera lo puede ser. La verdad es que, aparte de conocer su cámara y todas las funciones que tiene además de los conocimientos y técnicas utilizadas también se tiene que adentrar en otros aspectos particulares de la ciencia forense.
Definitivamente, la gravedad que se tiene en la actualidad al ir eliminando esta área y sustituirla con asignaturas de Derecho en temarios de criminalística y ciencias forenses, pone en evidencia la falta de percepción que tienen los que hacen los planes de estudio; al desconocer lo que se necesita en campo y la importancia del rol de intervención de un perito en fotografía.
He visto muchos alumnos y alumnas que les enamora la fotografía forense, pero no encuentran las bases ni la guía por los docentes para enseñarles a profundidad lo que se necesita para ser un buen perito en la materia. Más aún, he visto diplomados o cursos que dicen enseñar conocimientos en la materia, pero terminan enseñando criminalística, terminando por decepcionar al estudiante. Hay una cita de Markus Brauer que dice:
La investigación demuestra que, incluso en la universidad, la calidad de las relaciones interpersonales que el docente establece con sus estudiantes es uno de los factores más importantes para el aprendizaje de estos.[3]
A su vez las exigencias que se presentan en la sociedad obligan a que preparemos mejor a las y los estudiantes para enfrentar los retos que tendrán en su vida profesional priorizando una formación integral sobre la adquisición de ciertos conocimientos y así asuman la responsabilidad de generar investigaciones eficientes y objetivas.
Quitarle la idea al estudiante que cualquiera con un celular de alta definición puede realizar una documentación fotográfica de un lugar de investigación resulta en beneficio de su propio aprendizaje. Eso permite, una enseñanza más centrada y comprometida con la dimensión de todo lo que implica el ser un perito oficial o particular al tener contacto con espacios relacionados con ciertas conductas delictivas o no, es una actividad sumamente delicada.
La responsabilidad administrativa o penal que de esto se puede derivar no es tomarlo a juego. Las carreras con fines de investigación forense tienen igualdad de compromiso y seriedad como la de la medicina, el derecho o arquitectura y otras más. Ya que mucho se habla de lo interesante de la carrera, pero son pocos los que advierten las consecuencias de generar acciones u omisiones.
Todo estudiante que decida elegir la fotografía forense, debe de habituarse y aprender a trabajar en equipo con otras áreas para buscar puntos de encuentro en cuanto a lo que un profesionista quiere demostrar con una imagen fotográfica y el experto en esta última, contar con la capacidad de poder realizar dicha circunstancia y darle el enfoque necesario para cumplir con ese objetivo.
Sin duda, su función y la actividad que desempeñaran será de relevancia irrefutable, porque sus fotografías serán vistas por diversos ojos de distintas profesiones en diversos momentos, por lo que, en tal actuar, no deben de olvidar que no solamente ustedes observan el objeto de estudio sometido a la técnica fotográfica y no solo eso, sino que deben de pensar cómo, con cada imagen tendrán que ir platicando (si me permiten la expresión) la secuencia de lo descubierto o localizado en ese espacio.
La Fotografía Forense ¿Apariencia o realidad de su aplicación?
Existen periciales que permiten acreditar o desacreditar ciertas investigaciones en el ámbito jurídico y policial, las cuales son fundamentales para la procuración y administración de Justicia en cualquier modelo de sistema acusatorio adversarial. Tal es el caso de la fotografía forense, un área que tiene un relevante papel no solo en el campo sino también en el laboratorio, pues en muchas ocasiones ha quedado demostrado que el lente de la cámara capta o percibe lo que el ojo del investigador no ve.
Me gustaría profundizar en la raíz de la palabra y para ello tengo que hablar desde el punto de vista etimológico. De ahí que, hay dos palabras formadas, foto: Del griego “phos” que se traduce “luz” y grafía: Del griego “graphos” que se traduce “escribir”, por consiguiente, se dice que fotografía significa: “Escribir con luz”.
En cuanto a lo anterior, puedo definir a la fotografía forense de la siguiente manera: “Es una disciplina que reúne un conjunto de técnicas y funciones de la fotografía, las cuales aplica a través de un conocimiento experto con un enfoque forense para complementar a las distintas ramas de la criminalística y áreas de investigación con el objetivo observar, identificar, documentar y crear imágenes especializadas, las cuales son incorporadas en un juicio para ilustrar a todas las partes involucradas sobre hechos, lugares, personas, indicios o evidencias y circunstancias.[4]
La apariencia que se tiene sobre esta disciplina es que la reducen a una técnica únicamente, como si fuera de cosa de nada, ir solo apretando el botón de la propia cámara, pero en sí, no se encuentran cerca de lo que detrás de esta falsa afirmación implica estudiar fotografía forense. En algunos países, la policía científica es la encargada de tomar sus propias fotografías, en otros más, es el técnico criminalista quien va documentando fotográficamente y en otros como México es el perito o en su caso, el primer respondiente.
Lo cierto es, que, si considero pertinente de manera respetuosa, hacer una distinción de las imágenes fotográficas que realiza un policía técnico a un perito experto en fotografía. La realidad es que la fotografía es tan amplia y su carga teórica conlleva aprender cuestiones de la química, física, teoría del color, cuestiones de iluminación, ordenadores, programas e investigación. Además de que se pueden llevar a cabo distintos tipos de fotografía: macro, micro, espectral, de estudio, en campo y laboratorio, en medio acuático, aérea, de identificación, etc.
Hay temas complejos que el experto en fotografía debe de dominar como la ley de cuadrado inverso, la difracción en la fotografía de primer plano, imágenes ultravioletas, infrarrojo; los cuales, no son temas sencillos de aprendizaje ni tampoco son fáciles en la práctica. Hablando sobre esto, también se debe de hablar de fotogrametría y las técnicas que se pueden emplear que podemos saber ciertos grados de precisión.
Ahora veamos un punto interesante, no solo es documentar, sino todo lo que conlleva hacer una fotografía de este tipo, por ejemplo: controlar la velocidad de obturación, apertura de diafragma, sensibilidad ISO, teoría del color, pasos de luz, profundidad de campo, hiperfocal, reglas de los tercios, planos fotográficos, temperatura del color y balance de blancos, así como la ley de reciprocidad en fotografía y muchas cosas más.
Analizando estos textos, se concluye que el perito en fotografía hace investigación y cuenta con un conocimiento técnico-científico sin duda alguna, teniendo una visión clara sobre lo que tiene que realizar acompañado de la experiencia que no puedo omitirla, la cual tiene como experto en la materia. Por ello, Hernández Sampieri dijo lo siguiente:
- La investigación científica es un tipo más de investigación, solo que sigue procedimientos rigurosos y es cuidadosamente realizada. Es sistemática, controlada y critica. Sistemática y controlada quiere decir que hay una disciplina constante para hacer investigación científica. Critica implica que se juzga constantemente de manera objetiva y se eliminan las preferencias personales y juicios de valor.[5]
En efecto, todo esto confirma que su participación en la investigación es indispensable, porque es esta área la que registrara fotográficamente todo lo antes mencionado con el objetivo de quien no va al lugar pueda observarlo como su hubiera estado ahí y esto le permitirá comprender mejor de lo que tiene agregado a una carpeta de investigación y en su momento en juicio.
En la Etapa de investigación y de juicio: ¿Qué importancia tiene la fotografía forense?
Ciertamente, a lo largo de este documento he venido manifestando la importancia de esta disciplina, pero para comprender mejor lo que digo expondré todas las peritaciones que se relacionan y el rol de intervención de la fotografía forense en dos ámbitos; el primero en la etapa de investigación y el segundo en la etapa de juicio.
Empezaré por lo siguiente, cuando me refiero a la primera etapa todos los peritajes resultantes en una investigación donde el perito fotógrafo está involucrado son bastantes, por ejemplo:
- Documentación de lugar de intervención (hechos, hallazgo o enlace).
- Documentación de indicios en el lugar.
- Documentación de vehículos.
- Documentación de personas (victima e imputados).
- Documentación de cadáveres y seguimiento de necropsia.
- Documentación de prendas y objetos con fines de identificación.
- Documentación de indicios o evidencias en laboratorio o bodega de almacenamiento.
- Documentación de documentos cuestionados.
- Documentación de drogas y/u otro tipo de sustancias.
- Documentación de diligencia de cateo.
- Documentación de inhumaciones.
- Documentación de exhumaciones.
En segundo aspecto, la etapa de juicio, punto del procedimiento penal cuando el perito fotógrafo expondrá el resultado que tuvo en la investigación, cabe mencionar que en esta etapa ya no podemos hablar de dictamen sino de prueba pericial.
Como lo dice la autora Romero Guerra, la prueba pericial es el testimonio de un perito desahogado en la audiencia de juicio oral. Su testimonio no puede ser reemplazado por la lectura de su dictamen escrito y éste no puede ser incorporado como prueba en la audiencia.[6]
Por tal motivo, la reproducción de la prueba pericial en materia de fotografía forense es muy diferente y simultáneamente especial a las demás periciales; porque las conclusiones de su dictamen no son escritas sino gráficas y cuando menciono reproducción de imágenes no implica y esto quiero que quede muy claro pasar imagen por imagen y que el perito explique qué es lo que está viendo, cuando es más que obvio que todos los sujetos procesales están observando lo mismo.
Siempre lo he dicho, es un absurdo que se interrogue al perito en fotografía forense con la eterna pregunta ya de costumbre ¿Podría explicar al tribunal que es lo que ve? Cuando evidente que una imagen habla por sí sola y no se necesita a un perito a que vaya a decir lo que todos están mirando.
Otra situación seria, si la comparecencia en juicio del perito como un testimonio experto del mismo, fuera más objetiva y más eficaz al establecer la proyección de su dictamen fotográfico, por ejemplo: Perito ¿Qué técnica utilizo para hacer la fotografía que tiene a la vista el tribunal?, ¿Qué dato relevante se puede notar en su fotografía? ¿Qué es lo que quiso resaltar al realizar esa fotografía? ¿Qué tipo de vista es la fotografía que estamos observando?, considero que con esto quedo claro que de la fotografía forense se puede extraer mucha información importante.
¿Cuál es el objetivo que se proyecte una fotografía forense en juicio?
La respuesta es simple, si partimos de la premisa que el tribunal de enjuiciamiento valora todas las pruebas presentadas en juicio por las partes, por medio de los sentidos (principio de inmediación). En tal caso, la valoración se convierte en una actividad exclusiva de los jueces que componen el tribunal permitiendo el convencimiento (peligrosamente subjetivo) de los hechos materia de juicio.
Es por esto que cuando hablo de la prueba pericial en fotografía en la etapa de juicio, su importancia es muy especial, ya que el tribunal podrá conocer los hechos a partir de una visualización con fotografías especializadas que serán proyectadas.
Dicho esto, es aquí donde toma fuerza la famosa frase que dice: “Una imagen vale más que mil palabras” y hasta en nuestros días sigue vigente, por la sencilla razón de que podrás narrar, exponer o explicar con cientos de palabras lo que se investigó, pero cuando ilustras al tribunal con fotografías con un orden técnico, causa un impacto único que da certeza de los que estas exponiendo como perito.
Porque ya no le dejas a la imaginación, al pensamiento, a la memoria, a la analogía, a la experiencia de los jueces tu dicho, sino todo lo contrario, le demuestras de manera gráfica, objetiva y secuencial de cómo estaba el lugar de los hechos, hallazgo o enlace al momento en que localiza o descubre.
Pues no hay que olvidar que el tiempo modifica las circunstancias y características del lugar, una lesión, vehículo o incluso una evidencia, pero la fotografía es como un recuerdo para siempre que con solo verlo o mostrarlo inmediatamente genera una representación visual para la comprensión de la mente
La razón de esto es porque no es solo un trabajo o cumplir con una documentación fotográfica más, para estos pocos peritos fotógrafos forenses en activo y por supuesto no se puede olvidar a los que dedicaron gran parte de su vida pero ya se jubilaron, es un privilegio ser la persona encargada de perpetuar una imagen con una autoría de índole forense totalmente anónima; ya que su nombre junto con sus imágenes van a una carpeta de investigación para ser guardadas hasta que se cumpla el termino de darlas a conocer en un juicio oral.
¿Cuál es la reflexión?
En un siglo donde la tecnología ha crecido sorprendentemente y eso es innegable, te permite tener en un celular una cámara con una resolución muy buena y te puede valer menos que una cámara profesional y tal vez por eso algunos difieren de mi argumento; porque consideran que hasta con un buen celular pueden hacer una buena fijación.
Pero aquí hay un aspecto muy importante, un “Perito fotógrafo forense” en toda la extensión de la palabra no se compra en una tienda o sale de la universidad con toda la experiencia que implica serlo; porque eso se desarrolla en la investigación forense combinado con conocimiento especializado, ética profesional y deontología pericial.
Lo grave de esto es que la fotografía forense esta en agonía, pues hay que admitir que pocos estudiantes quieren practicarla como una disciplina forense y si sigue adoctrinando a los estudiantes que en vez de hacer un dictamen fotográfico se hagan anexos fotográficos (cosas totalmente distintas); el resultado será que los pocos que quedan se jubilaran y enfrentemos la extinción de lo que hoy conocemos como fotografía forense.
Finalmente, concluiré con una frase que alguna vez dije y escribí y pude compartirla por un medio electrónico, siendo la siguiente: “En una época donde algunos piensan que hacer una fotografía es cosa de nada, puedo afirmar que son personas que adoctrinan dogmas estériles con ausencia de razón científica.
Pero, si la fotografía forense llega a desaparecer, ese día la criminalística habrá perdido a su mejor aliada y fiel compañera de investigación en el lugar de los hechos y por consiguiente estará de luto…
Dedicado a todos los peritos fotógrafos forenses que aún se encuentran activos y algunos más jubilados, por su innegable labor y contribución pericial en el ámbito de las Ciencias forenses y el Derecho en general.
Bibliografía
Brauer, Markus. Enseñar en la universidad. Consejos prácticos, destrezas y métodos pelágicos, editorial Pirámide, año 2013, Alemania, pág. 13.
Evans Linda. Catedráticos de universidad de líderes académicos a académicos que lideran, Editorial Narcea, Madrid España, año 2019, pág. 38
Romero Guerra, Ana Pamela, “La prueba pericial en el sistema acusatorio” Pag. 6, México, INACIPE, 2008
Hernández Sampieri, R. Fernández Collado, C. y Baptista. Metodología de la investigación, Editorial Mc Graw Hill, 2 Edición
[1] El profesionista es de nacionalidad mexicana, con dieciocho años de servicio público en la Fiscalía General del Estado de Morelos en el país de México y cuenta con estudios superiores en la licenciatura en Derecho, licenciatura en Criminalística, Licenciatura en Teología, Especialidad en Criminalística en el nuevo sistema penal adversarial, Especialidad en juicios orales con enfoque procesal penal, Maestría en juicios orales y técnicas de litigación, Maestría en Ciencias Forenses, Doctorante en criminalística e investigación criminal con enfoque en materia penal. En ese sentido, es conferencista a nivel nacional e internacional en temas de actuales sobre criminalística, ciencia forense, metodología de la investigación y Derecho penal asimismo es catedrático a nivel licenciatura, especialidad y maestría en asignaturas de criminalística y Derecho. Es instructor especializado por la oficina internacional para el desarrollo de sistemas de procuración de Justicia (OPDAT) de la embajada de los Estados Unidos de Norteamérica. Investigador y autor de artículos científicos y jurídicos con cogido ORCID (Open Researcher and Contributor ID) 0009-0007-3832-6835. Miembro instructor de la Academia Morelense de Ciencias Forenses A.C. de México, Miembro honorario por el Instituto de Victimología, ciencias jurídicas y forenses del Perú (INDUPROVIC), Miembro invitado del Instituto de Análisis Forense e investigación Criminal A.C. de México (INAFI) y Miembro del Instituto Nacional de Estudios Sobre la Conducta Humana de México (I.N.E.S.H.).
[2] Evans Linda. Catedráticos de universidad de líderes académicos a académicos que lideran, Editorial Narcea, Madrid España, año 2019, pág. 38
[3] Brauer, Markus. Enseñar en la universidad. Consejos prácticos, destrezas y métodos pelágicos, editorial Pirámide, año 2013, Alemania, pág. 13.
[4] Esta definición fue creada a través del conocimiento como investigador y abogado en el área del derecho penal, la criminalística y la ciencia forense; viendo con conocimiento de causa, la necesidad de darle un reconocimiento conceptual a la fotografía forense, toda vez que, en muchas ocasiones, la consideran un saber, una experiencia o un aspecto técnico, sin embargo, su aprendizaje y entendimiento de esta rama forense implica mucho más.
[5] Hernández Sampieri, R. Fernández Collado, C. y Baptista. Metodología de la investigación, Editorial Mc Graw Hill, 2 Edición, México, pago. 2000
[6] Romero Guerra, Ana Pamela, “La prueba pericial en el sistema acusatorio” Pag. 6, México, INACIPE, 2008
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