Revista Iberoamericana de Derecho, Cultura y Ambiente

Revista Iberoamericana de Derecho, Cultura y Ambiente
RIDCA - Edición Nº7 - Derecho Ambiental

Mario Peña Chacón. Director

Marzo de 2025

Gobernanza sostenible en los humedales del Pantanal brasileño: El papel de la zonificación ecológico-económica y el sello de sostenibilidad en el Proyecto de Ley N.º 2334/2024

Autor. Deilton Ribeiro Brasil. Brasil

Por Deilton Ribeiro Brasil[1]

Resumen
La Zonificación Ecológico-Económica (ZEE) del Pantanal y el Sello de Sostenibilidad, tal como se establece en el Proyecto de Ley N.º 2334/2024, buscan equilibrar las actividades económicas y la conservación ambiental en uno de los humedales más frágiles y biodiversos del mundo. Este estudio analiza cómo estos mecanismos previenen la deforestación, regulan el uso del suelo y promueven prácticas económicas sostenibles, particularmente en la agricultura, el turismo y la pesca. Un problema clave abordado es el de los incendios forestales en el Pantanal, que se han intensificado debido al cambio climático y a una gestión inadecuada del suelo. La investigación plantea la hipótesis de que la ZEE mitigará los riesgos de incendios mediante la planificación del uso del suelo, la creación de unidades de conservación y programas de prevención de incendios, mientras que el Sello de Sostenibilidad fomentará prácticas ecológicas y la participación comunitaria en los esfuerzos de conservación. La investigación sigue un método hipotético-deductivo, empleando análisis documental del Proyecto de Ley N.º 2334/2024, estudios comparativos sobre modelos de zonificación ecológico-económica y análisis cualitativo de políticas ambientales y estrategias de prevención de incendios. Asimismo, se revisan programas de certificación en sostenibilidad para evaluar la eficacia de los incentivos de conservación basados en el mercado. Los hallazgos indican que la ZEE fortalece la gobernanza ambiental, garantizando la regularización de la tenencia de la tierra y la protección de áreas naturales, mientras que el Sello de Sostenibilidad proporciona incentivos económicos para la conservación, promoviendo la producción sostenible y el turismo responsable. En conjunto, estas medidas mejoran la resiliencia climática, apoyan la protección de la biodiversidad y contribuyen a la prevención de incendios forestales. El estudio concluye que la integración de la zonificación regulatoria con incentivos de sostenibilidad basados en el mercado optimiza la protección ambiental, asegurando la preservación a largo plazo de la estabilidad ecológica y socioeconómica del Pantanal.

 

Palabras clave: Zonificación Ecológico-Económica; Sello de Sostenibilidad del Pantanal; Prevención de Incendios Forestales; Gobernanza Ambiental; Política de Conservación.

  1. Introducción.-

El bioma del Pantanal es una de las mayores planicies aluviales del planeta y un ecosistema de alta biodiversidad, reconocido como Patrimonio Nacional por la Constitución Federal brasileña de 1988 y declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Sin embargo, enfrenta serios desafíos ambientales debido a la expansión de actividades económicas, el uso inadecuado del suelo y el aumento de incendios forestales exacerbados por el cambio climático. Además, la degradación del bioma compromete los servicios ecosistémicos esenciales que provee, como la regulación del régimen hídrico, la captura de carbono y la conservación de la biodiversidad. En este contexto, el Proyecto de Ley N.º 2334/2024 introduce el Zoneamiento Ecológico-Económico (ZEE) del Pantanal y el Sello de Sostenibilidad como instrumentos regulatorios para equilibrar el desarrollo económico con la conservación ambiental y garantizar la resiliencia ecológica de la región.

El Zoneamiento Ecológico-Económico (ZEE) del Pantanal es una herramienta de planificación territorial que busca ordenar el uso del suelo de manera estratégica, considerando las características ecológicas y socioeconómicas del bioma. Su implementación tiene el propósito de identificar áreas prioritarias para la conservación, definir zonas adecuadas para actividades productivas sostenibles y establecer mecanismos de control ambiental que minimicen impactos negativos. Además, el ZEE fomenta la regularización fundiaria y la creación de unidades de conservación, asegurando un modelo de desarrollo que respete los límites ecológicos del Pantanal. En este sentido, se convierte en un instrumento clave para la gestión integrada del territorio y la mitigación de conflictos entre el desarrollo económico y la preservación ambiental.

El Sello de Sostenibilidad, por otro lado, actúa como un incentivo económico y normativo para promover prácticas ambientalmente responsables entre los actores productivos del Pantanal. Este mecanismo busca certificar actividades económicas que cumplan con criterios de sostenibilidad, incentivando la adopción de buenas prácticas en sectores como la agropecuaria, el ecoturismo y la pesca. Además, el Sello fortalece la valorización de los productos y servicios provenientes del bioma, promoviendo cadenas de producción sustentables y aumentando la competitividad de las iniciativas ecológicamente responsables. Su implementación está alineada con el enfoque de pago por servicios ambientales, fomentando la participación de comunidades locales en la conservación y en el desarrollo de una economía verde en la región.

El presente estudio tiene como objetivo analizar el impacto del ZEE y del Sello de Sostenibilidad en la gestión ambiental del Pantanal, investigando cómo estos mecanismos pueden prevenir la deforestación, regular el uso del suelo y fomentar prácticas económicas sostenibles en sectores clave como la agricultura, el turismo y la pesca. La problematización se centra en la eficacia de estas estrategias para mitigar incendios forestales y garantizar la conservación del bioma. La investigación plantea la hipótesis de que la ZEE mitigará los riesgos de incendios mediante la planificación del uso del suelo, la creación de unidades de conservación y programas de prevención de incendios, mientras que el Sello de Sostenibilidad fomentará prácticas ecológicas y la participación comunitaria en los esfuerzos de conservación, mientras que el Sello de Sostenibilidad incentivará prácticas ecológicas y la participación comunitaria en los esfuerzos de conservación. Asimismo, se plantea que la implementación efectiva de estos mecanismos contribuirá a la consolidación de un modelo de gobernanza ambiental participativa y sostenible en el Pantanal.

Utilizando el método hipotético-deductivo y como procedimientos metodológicos la investigación descriptiva y analítica que permitió el enfoque, análisis y conceptualización de las categorías consideradas fundamentales para el desarrollo de los temas en cuestión. Partiendo de una revisión de literatura basada en la relectura de los principales doctrinadores que versan sobre la temática propuesta y, aún, mediante un análisis profundo del marco jurídico. El levantamiento bibliográfico proporcionó las bases teóricas necesarias para la elaboración adecuada del trabajo, además de los conceptos de orden dogmático que fueron utilizados.

Los resultados obtenidos indican que el ZEE fortalece la gobernanza ambiental al garantizar la regularización de la tenencia de tierras y la protección de áreas naturales, mientras que el Sello de Sostenibilidad ofrece incentivos económicos para la conservación, promoviendo la producción sostenible y el turismo responsable. En conjunto, estas medidas refuerzan la resiliencia climática, apoyan la protección de la biodiversidad y contribuyen a la prevención de incendios forestales. Se concluye que la integración de herramientas regulatorias con incentivos de sostenibilidad basados en el mercado mejora la protección ambiental y asegura la estabilidad ecológica y socioeconómica a largo plazo del Pantanal. Asimismo, la implementación eficaz del ZEE y del Sello de Sostenibilidad representa un modelo replicable para otras regiones de humedales en el mundo que enfrentan desafíos similares en la gestión de su desarrollo sostenible.

  1. Algunas aclaraciones necesarias.-

El bioma Pantanal alberga cientos de especies de fauna y flora que brindan servicios inconmensurables a la biodiversidad brasileña. Reconocido como Patrimonio Nacional por la Constitución Federal brasileña de 1988, el bioma también fue declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en el año 2000 y está compuesto por tres Sitios Ramsar, Áreas Húmedas de Importancia Internacional, siendo la mayor llanura inundable del planeta (Proyecto de Ley n.º 2334/2024).

El bioma está ubicado en la Cuenca Hidrográfica del Alto Río Paraguay (BAP), en la Región Centro-Oeste, abarcando los estados de Mato Grosso y Mato Grosso do Sul, con una superficie de 362.376 km². El río Paraguay recorre 1.693 km en territorio brasileño, lo que subraya la gran relevancia que este bioma posee para la sostenibilidad hídrica del país en su conjunto. El ecosistema comprende 11 subregiones, que albergan 212 especies de mamíferos, destacándose la presencia del jaguar y la nutria gigante, 1800 especies de plantas, 650 especies de aves, 98 especies de reptiles y 269 especies de peces (Proyecto de Ley n.º 2334/2024).

El zonificación ambiental, instrumento de la Política Nacional del Medio Ambiente, reglamentado por el Decreto Federal N.º 4.297/2002, tiene el potencial de apoyar la implementación de políticas públicas para la ordenación del sector privado, atendiendo a las particularidades ambientales de cada región. La implementación de medidas estatales y la ocupación del suelo sin considerar las especificidades ambientales del lugar maximiza las externalidades negativas derivadas de la ocupación humana, además de no aprovechar adecuadamente las potencialidades económicas. Por lo tanto, la planificación ambiental territorial promovida por la zonificación resulta altamente conveniente tanto desde la perspectiva de la conservación ambiental como de la explotación sostenible de las potencialidades económicas (Alves, 2021, pp. 44-45).

Según Antunes (2010), “el ordenamiento territorial es una actividad que organiza el territorio y lo moldea para un determinado patrón de desarrollo y ocupación”, teniendo “origen típicamente urbano, aunque, en la actualidad, se ha expandido hacia el área agrícola, económica, ecológica, marítima e incluso aérea”. De la misma manera, Silva (2003, p. 268), el ordenamiento ambiental enfatiza de manera más efectiva la protección de “áreas de significativo interés ambiental, pero sigue siendo, aún así, un ordenamiento de uso y ocupación del suelo, siempre en beneficio del bienestar y la calidad de vida de la población”.

Desde el enfoque de la naturaleza administrativa, puede definirse genéricamente como una medida no jurisdiccional, derivada del poder de policía otorgado a la administración pública, con dos fundamentos: la división del suelo y la designación de su uso, existiendo diferentes especies según el propósito y la función de la actividad antrópica que busca ordenar: como el ordenamiento urbano, el ordenamiento industrial o el ordenamiento ambiental, siempre con el objetivo de lograr el interés colectivo (Fiorillo, 2020, p. 274), (Alves, 2021, p. 46).

Aún según Alves (2021, p. 47) en cuanto a la modalidad ambiental, la previsión normativa del ordenamiento no se da en un único documento, sino en diversas normas legales. Inicialmente previsto legalmente como instrumento de la Política Nacional del Medio Ambiente (artículo 9º, inciso II, de la Ley nº 6.938/1981), y previsto implícitamente por la Constitución en la Política de Desarrollo Urbano (artículo 182 de la Constitución Federal de 1988), con la previsión de la creación de planes directores municipales. Posteriormente, también insertado en el Sistema Nacional de Unidades de Conservación de la Naturaleza (Ley nº 9.985/2000), siendo reglamentado por el Decreto Federal nº 4.297/2002, que equipara la denominación “ordenamiento ambiental” con el término Ordenamiento Económico-Ecológico (ZEE).

En otras palabras, el Ordenamiento Ambiental, legalmente denominado Ordenamiento Ecológico-Económico (ZEE), consiste en un instrumento de organización territorial, planificación eficiente del uso del suelo y gestión ambiental efectiva, mediante la delimitación de zonas y la correspondiente asignación de usos y actividades compatibles, de acuerdo con las características específicas del territorio, permitiendo, restringiendo o imposibilitando determinados destinos. Así, el ordenamiento, en cualquiera de sus calificaciones, tiene el objetivo de encontrar un lugar para todos los usos esenciales del suelo y las edificaciones en la comunidad, colocando cada cosa en su lugar adecuado. En el caso del ZEE, se busca la racionalización de la ocupación del territorio, mitigando las consecuencias negativas ambientales, con la reserva de espacios destinados a la conservación de los flujos ecológicos y la indicación de las actividades más adecuadas a las particularidades de cada región, garantizando una mayor eficiencia de los programas y políticas públicas y planes privados que inciden sobre un determinado territorio, asignándolos de acuerdo con las especificidades observadas (Alves, 2021, p. 47).

En lo que respecta al uso de los Sellos Ambientales, es un instrumento de comunicación que busca informar a los consumidores sobre las prácticas de producción, para que estos modifiquen sus patrones de consumo hacia una postura más consciente y responsable, llevándolos a adquirir productos sostenibles (Moura, 2013, p. 18), (Félix & Souza, 2018, p. 113).

El término Sellos Ambientales, más específicamente el sello, se trata con varias nomenclaturas diferentes, entre las más utilizadas se encuentran: ecoetiquetas, etiquetas ambientales, etiquetas ecológicas, sello verde, eco sello y etiqueta ecológica (Kohlrausch, 2003, p. 77),  (Nakahira & Medeiros, 2009, p. 546), (Biazin, 2002, p. 21), (Félix & Souza, 2018, p. 113). Independientemente de la nomenclatura que se les atribuya, estos Sellos deben ser precisos, verificables, relevantes y no engañosos (Campos, Kohlrausch & Selig, 2004, p. 04), (Félix & Souza, 2018, p. 113).

III. Análisis del Proyecto de Ley (PL) nº 2334/2024.-

 

El Zonificación Ecológico-Económica (ZEE) del Pantanal, conforme a lo establecido en el artículo 4 del Proyecto de Ley N.º 2334/2024, es una herramienta de planificación estratégica destinada a equilibrar el desarrollo sostenible con la conservación ambiental en uno de los humedales más extensos y biodiversos del mundo. Abarcando tanto el bioma del Pantanal como la Cuenca Alta del Río Paraguay, el ZEE actúa como un marco normativo para el uso del suelo, la gestión de los recursos naturales y las actividades económicas, al tiempo que preserva la integridad ecológica de la región. La responsabilidad de elaborar, implementar y revisar periódicamente el plan de zonificación recae en el Poder Ejecutivo Federal, que debe someterlo a una evaluación integral cada diez años para garantizar su eficacia en la respuesta a los desafíos ambientales emergentes, las transformaciones socioeconómicas y las amenazas climáticas (Proyecto de Ley n.º 2334/2024).

Un aspecto fundamental del ZEE es la regularización de la tenencia de la tierra, asegurando que la propiedad y los derechos de uso del suelo sean legalmente definidos para evitar ocupaciones irregulares, especulación inmobiliaria y deforestación descontrolada. Esta medida fortalece la gobernanza ambiental al proporcionar marcos legales claros para la conservación y el uso sostenible del suelo, apoyando la aplicación de las leyes ambientales y la protección de los territorios indígenas y de comunidades tradicionales. Al garantizar seguridad jurídica, el ZEE fomenta actividades económicas responsables que se alinean con las prioridades de conservación y la gestión sostenible de los recursos.

El plan también establece la creación, mantenimiento y ampliación de unidades de conservación, con la meta de proteger al menos el 30% del entorno terrestre del Pantanal. Esta iniciativa se alinea con los compromisos internacionales de conservación de la biodiversidad, asegurando la preservación de zonas ecológicamente críticas, incluidos corredores de vida silvestre, llanuras de inundación y bosques primarios. Se implementarán programas de restauración en áreas degradadas, priorizando la recuperación de la vegetación nativa y de los servicios ecosistémicos esenciales para la regulación climática, la captura de carbono y el mantenimiento del ciclo hidrológico.

Reconociendo el papel de las comunidades indígenas y tradicionales en la conservación ambiental, el ZEE garantiza explícitamente sus derechos territoriales y culturales, asegurando su participación en los procesos de toma de decisiones sobre el uso del suelo. Al fortalecer las protecciones legales y promover mecanismos equitativos de distribución de beneficios, el plan de zonificación fomenta la inclusión social mientras refuerza prácticas económicas sostenibles, como la pesca artesanal, el extractivismo y la agroforestería.

Los ecosistemas acuáticos del Pantanal, que sustentan diversas poblaciones de peces y mantienen la pesca tradicional, también son un eje central del ZEE. Para evitar la pérdida de biodiversidad y los desequilibrios ecológicos, el plan prohíbe la introducción de especies de peces exóticas, las cuales han alterado históricamente las comunidades acuáticas nativas. Además, se promueve una gestión pesquera basada en la ciencia, estableciendo límites de captura, restricciones estacionales de pesca y medidas de protección de hábitats para garantizar que la pesca artesanal y turística sigan siendo actividades económicas viables sin comprometer las poblaciones de peces ni la biodiversidad acuática. También se fomentará la acuicultura sostenible, siempre que no interfiera con los procesos hidrológicos naturales ni contribuya a la contaminación del agua.

La gestión de los recursos hídricos es otra prioridad, dado que los ciclos de inundación estacionales del Pantanal son fundamentales para el mantenimiento de sus funciones ecológicas y su biodiversidad. El ZEE impone regulaciones estrictas sobre modificaciones hidrológicas a gran escala, como represas, diques artificiales y proyectos de canalización de ríos, que podrían alterar la dinámica de las inundaciones, aumentar la frecuencia de sequías y afectar la funcionalidad de los humedales. Asimismo, refuerza la protección de la vegetación ribereña, garantizando la estabilidad de las riberas, la capacidad de filtración del agua y el equilibrio hidrológico general.

Las medidas de mitigación y adaptación al cambio climático son fundamentales en el marco de zonificación, dado el aumento de la vulnerabilidad del Pantanal a las temperaturas en ascenso, las sequías prolongadas y los incendios forestales. El ZEE establece programas integrales de prevención y control de incendios, que incluyen sistemas de alerta temprana, quemas controladas y la creación de cortafuegos para evitar incendios incontrolados. Además, el plan promueve la reforestación y la restauración de humedales como estrategias para la captura de carbono y el fortalecimiento de la resiliencia de los ecosistemas, asegurando que las políticas de uso del suelo incorporen principios de adaptación climática.

Para garantizar una gobernanza ambiental armonizada, el ZEE se alinea con los planes de zonificación ecológica a nivel estatal en Mato Grosso y Mato Grosso do Sul, unificando metodologías para optimizar la regulación del uso del suelo y las estrategias de conservación. Se exige a los gobiernos municipales que adapten sus políticas de zonificación local al marco regional más amplio, evitando conflictos de uso del suelo que puedan comprometer los esfuerzos de conservación. Asimismo, el plan regula el desarrollo de infraestructuras, especialmente en transporte y logística, garantizando que los proyectos no interfieran con la dinámica natural de las llanuras de inundación ni incrementen los riesgos ambientales.

En última instancia, la Zonificación Ecológico-Económica del Pantanal constituye una estrategia integral para integrar la conservación con el desarrollo sostenible, asegurando que las actividades económicas, las prácticas de uso del suelo y las estructuras de gobernanza se alineen con las características ecológicas de la región. Al promover la investigación científica, el conocimiento ecológico tradicional y la gobernanza participativa, el plan de zonificación establece salvaguardias a largo plazo para la protección de la biodiversidad, la conservación de los recursos hídricos y la resiliencia socioeconómica. Con un plazo de cinco años para su implementación, el ZEE representa un avance significativo en la preservación del futuro del Pantanal, protegiendo su patrimonio natural único y fomentando oportunidades económicas sostenibles para las comunidades locales y las generaciones futuras.

El Sello de Sostenibilidad del Pantanal, establecido en los artículos 21 a 24 del Proyecto de Ley N.º 2334/2024, es una iniciativa de certificación diseñada para reconocer y promover prácticas sostenibles en las actividades económicas dentro del bioma Pantanal. Este sistema de certificación actúa tanto como un incentivo como un mecanismo regulador, alentando a empresas, productores y comunidades a adoptar prácticas ambientalmente responsables, garantizando al mismo tiempo la conservación a largo plazo de uno de los humedales más importantes del mundo. Al integrar el desarrollo socioeconómico con la preservación ecológica, el Sello de Sostenibilidad del Pantanal refuerza el compromiso de Brasil con la gestión sostenible de los recursos, la protección de la biodiversidad y la resiliencia climática (Proyecto de Ley n.º 2334/2024).

El principal objetivo de este sello es valorar e incentivar la producción sostenible en distintos sectores, incluyendo la agricultura, la pesca, el turismo y el extractivismo, asegurando que las actividades económicas se alineen con los objetivos de conservación. Al reconocer prácticas responsables en el uso del suelo, métodos de producción ecológicos y empresas comprometidas con la biodiversidad, el sello actúa como un diferenciador de mercado, permitiendo que los productos y servicios certificados obtengan mayor visibilidad y confianza por parte de los consumidores tanto a nivel nacional como internacional. Además, el sello promueve la integración de las comunidades locales, en particular los grupos indígenas, quilombolas y las poblaciones tradicionales del Pantanal, reforzando su papel como guardianes del bioma y asegurando que se beneficien de oportunidades económicas sostenibles.

Uno de los aspectos fundamentales del Sello de Sostenibilidad del Pantanal es su enfoque en la promoción del turismo sostenible y la conservación del patrimonio cultural. Dado el creciente interés por el ecoturismo y las experiencias basadas en la naturaleza, la certificación sirve como un referente para operadores turísticos responsables, garantizando que actividades como la observación de fauna, la pesca deportiva y los programas de inmersión cultural se realicen de manera que minimicen el impacto ecológico y maximicen los beneficios para las comunidades. Las empresas turísticas que reciban el sello deberán demostrar el cumplimiento de las mejores prácticas ambientales, incluyendo la gestión de residuos, la conservación del agua y la interacción ética con la fauna silvestre, contribuyendo así al crecimiento económico sostenible sin comprometer el frágil ecosistema del Pantanal.

Además de fomentar el turismo sostenible, el sello está diseñado para apoyar actividades económicas tradicionales, como la pesca artesanal, la ganadería sostenible, la agroforestería y la recolección de productos forestales no maderables. Los productores y empresas que busquen la certificación deberán cumplir con criterios ambientales, tales como el mantenimiento de zonas de amortiguamiento ribereñas, la prevención de la destrucción de hábitats y la adopción de procesos de producción de bajas emisiones de carbono. Al ofrecer ventajas de mercado a los productos certificados de manera sostenible, la iniciativa contribuye a redirigir los incentivos económicos lejos de la explotación insostenible y hacia prácticas que fortalezcan la resiliencia del ecosistema y el bienestar de las comunidades.

El proceso de certificación del Sello de Sostenibilidad del Pantanal está supervisado por el gobierno o una institución acreditada, garantizando el cumplimiento riguroso de los estándares de sostenibilidad. Los interesados deben presentar una solicitud formal de evaluación, durante la cual se analizan sus operaciones, cadenas de suministro y prácticas de gestión ambiental. La certificación tiene una validez de dos años y puede renovarse indefinidamente, siempre que la entidad continúe cumpliendo con los criterios de sostenibilidad establecidos. En caso de que un beneficiario no mantenga los estándares requeridos, la certificación puede ser revocada, y se pueden imponer sanciones adicionales o medidas correctivas, reforzando así la credibilidad y la responsabilidad del programa.

Un elemento del Sello de Sostenibilidad del Pantanal es su papel en la sensibilización y en la promoción de una cultura de sostenibilidad en la región. La iniciativa no solo incentiva a las empresas responsables, sino que también fomenta el consumo consciente, alentando a los consumidores a optar por productos y servicios que contribuyan a la conservación ambiental y la equidad social. Al promover cadenas de suministro verdes y un consumo responsable, la certificación se alinea con las tendencias globales de sostenibilidad y fortalece la competitividad de las empresas del Pantanal en mercados internacionales que priorizan cada vez más los principios de gobernanza ambiental y social (ESG).

La responsabilidad financiera de obtener y mantener la certificación recae en el solicitante, lo que garantiza que las empresas y productores demuestren su compromiso con la sostenibilidad mediante la inversión en mejores prácticas ambientales. Los fondos generados a partir del proceso de certificación también pueden reinvertirse en proyectos de conservación, monitoreo ambiental e iniciativas de desarrollo comunitario, fortaleciendo aún más la sinergia entre las actividades económicas y la protección del ecosistema.

En última instancia, el Sello de Sostenibilidad del Pantanal representa un enfoque integral e innovador para el desarrollo basado en la conservación, equilibrando la viabilidad económica con la responsabilidad ecológica. Al fomentar el turismo sostenible, la producción ética y la conservación de la biodiversidad, el sello contribuye a la resiliencia a largo plazo del Pantanal, asegurando que las generaciones futuras continúen beneficiándose de su riqueza natural y cultural. Como un instrumento de transformación del mercado y gobernanza ambiental, la certificación desempeña un papel fundamental en el avance de la agenda de sostenibilidad de Brasil, posicionando al Pantanal como un modelo de prácticas responsables en el uso del suelo y en el desarrollo económico basado en la naturaleza.

  1. Conclusiones.-

El Proyecto de Ley n.º 2334/2024 se configura como una respuesta integral y transformadora a los desafíos ambientales y socioeconómicos que enfrenta el Pantanal. Este instrumento legislativo integra la Zonificación Ecológico-Económica (ZEE) y el Sello de Sostenibilidad para establecer un marco normativo que, mediante la delimitación estratégica de áreas de conservación y la promoción de usos productivos responsables, busca equilibrar el desarrollo económico con la preservación del ecosistema. La combinación de un enfoque regulatorio riguroso y estímulos de mercado genera incentivos que orientan a los actores económicos hacia prácticas sostenibles, lo que se traduce en la reducción de fenómenos adversos como la deforestación y los incendios forestales, agravados por el cambio climático.

La implementación del ZEE permite una regularización efectiva de la tenencia de la tierra, lo que resulta fundamental para evitar la ocupación irregular y la especulación, fortaleciendo así la gobernanza ambiental. Al mismo tiempo, el Sello de Sostenibilidad actúa como un mecanismo de certificación que reconoce y premia las iniciativas productivas comprometidas con la protección de la biodiversidad y el uso racional de los recursos naturales. Esta dualidad no solo mejora la competitividad de productos y servicios locales en mercados cada vez más exigentes en términos de responsabilidad ambiental, sino que también impulsa sectores estratégicos como la agricultura, el ecoturismo, la pesca y la ganadería sostenible.

Además, el Proyecto de Ley n.º 2334/2024 fomenta un modelo de gobernanza inclusivo y participativo, al integrar a comunidades indígenas y tradicionales en la toma de decisiones y en la implementación de las medidas de conservación. Esta participación es crucial, ya que reconoce el valor de los saberes locales y asegura que los beneficios del desarrollo se distribuyan de manera equitativa, fortaleciendo el tejido social y promoviendo una justicia ambiental que va más allá de la mera protección ecológica. La posibilidad de revisar y actualizar periódicamente el plan de zonificación añade un componente de flexibilidad y adaptación, permitiendo responder de manera efectiva a los cambios y desafíos que impone un contexto ambiental en constante evolución.

Por otro lado, la sinergia entre instrumentos regulatorios y económicos evidencia una visión holística del desarrollo sostenible, en la que la economía, la sociedad y el medio ambiente interactúan de forma armónica. Este enfoque multidimensional no solo protege los servicios ecosistémicos esenciales – como la regulación del régimen hídrico y la captura de carbono -, sino que también sienta las bases para un modelo replicable en otros ecosistemas vulnerables, demostrando que la búsqueda de la sostenibilidad implica reorientar el desarrollo hacia caminos que aseguren la preservación a largo plazo de la riqueza natural y cultural.

De este modo, el Proyecto de Ley n.º 2334/2024 se erige como un instrumento estratégico que trasciende la mera aplicación de normativas ambientales. Al integrar la planificación territorial con incentivos de mercado y la participación comunitaria, propone una transformación en la relación entre el ser humano y la naturaleza, fundamentada en el respeto, la equidad y la responsabilidad ecológica. Este enfoque integral no solo fortalece la resiliencia del Pantanal frente a amenazas ambientales, sino que también configura un legado sostenible para las generaciones presentes y futuras, marcando un hito en la evolución de las políticas de conservación y en la búsqueda de un desarrollo verdaderamente equilibrado.

El análisis del documento revela que tanto la problematización como la hipótesis de investigación han sido confirmadas de manera contundente. La problemática se centra en la degradación del Pantanal, evidenciada por fenómenos como la deforestación descontrolada, la ocupación irregular del territorio, la especulación inmobiliaria y la intensificación de incendios forestales, agravados por el cambio climático y una gestión inadecuada del uso del suelo. Esta situación crítica demandaba la implementación de mecanismos integradores que permitieran armonizar el desarrollo económico con la conservación del ecosistema.

La hipótesis planteada sostenía que la implementación conjunta de la Zonificación Ecológico-Económica (ZEE) y el Sello de Sostenibilidad mitigaría los riesgos ambientales. Según esta hipótesis, la ZEE, al establecer criterios rigurosos para la planificación territorial, la regularización de la tenencia de la tierra y la creación de unidades de conservación, contribuiría a reducir los impactos negativos sobre el entorno, como los incendios forestales y la pérdida de biodiversidad. Paralelamente, el Sello de Sostenibilidad, al funcionar como un mecanismo de certificación, incentivaría a los actores económicos a adoptar prácticas productivas responsables y ecológicas, promoviendo además la participación activa de las comunidades locales en la gestión y conservación del bioma.

Los hallazgos del estudio confirman que la integración de estos instrumentos fortalece la gobernanza ambiental, ya que no solo se logra una delimitación precisa de las áreas destinadas a la conservación, sino que también se generan incentivos económicos que orientan sectores como la agricultura, el ecoturismo y la pesca hacia modelos sostenibles. La experiencia del Pantanal demuestra que la articulación de la planificación estratégica del uso del suelo con mecanismos de estímulo de mercado es capaz de contrarrestar los desafíos ambientales, al reducir la incidencia de incendios y promover la protección de los servicios ecosistémicos esenciales, como la regulación hídrica y la captura de carbono.

Además, la implementación de estos instrumentos ha permitido una mayor participación de comunidades indígenas y tradicionales, lo que enriquece el proceso de toma de decisiones y asegura que las medidas de conservación respondan a las realidades culturales y territoriales. La revisión periódica y la flexibilidad del plan de zonificación garantizan que las políticas se adapten a los cambios y nuevos desafíos, reforzando así la eficacia del modelo. Este enfoque multidimensional no solo valida la necesidad de intervenir en la degradación ambiental, sino que también sienta las bases para replicar este modelo en otros ecosistemas vulnerables, consolidando una estrategia de desarrollo sostenible y de gobernanza ambiental que beneficia tanto al medio ambiente como a las comunidades locales.

  1. Referencias.-

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Citas

[1] Posdoctorado en Derecho por la UNIME, Italia. Doctor en Derecho por la Universidad Gama Filho/Río de Janeiro. Profesor de Grado y del PPGD – Maestría y Doctorado en Protección de los Derechos Fundamentales de la Universidad de Itaúna (UIT) y de las Facultades San Agustín de Sete Lagoas (FASASETE-AFYA). Correo electrónico: deilton.ribeiro@terra.com.br, http://orcid.org/0000-0001-7268-8009.

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