Revista Iberoamericana de Derecho, Cultura y Ambiente

Revista Iberoamericana de Derecho, Cultura y Ambiente
RIDCA - Edición Nº7 - Derecho Ambiental

Mario Peña Chacón. Director

Marzo de 2025

Reconstrucción del Principio Ambiental y Ecológico de Conservación.
Reconstruction of the Environmental and Ecological Principle of Conservation

Autores. Camilo Andrés Vargas-Machado y César Armando Pinzón Carrillo. Colombia

Camilo Andrés Vargas-Machado[1]

César Armando Pinzón Carrillo[2]

RESUMEN

Este artículo de investigación describe el principio ambiental y ecológico de conservación, el cual busca equilibrar las responsabilidades entre naciones desarrolladas, en desarrollo y su progreso frente al cambio climático y el deterioro ambiental. Tuvo un diseño de método cualitativo, enfoque deductivo y técnica documental aplicada a los tratados internacionales, relacionando entre otros, el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París, a la literatura académica. Llegando a determinar que la importancia del principio de conservación está en la conglomeración de un marco legal que facilita la cooperación internacional, permite adquirir compromisos adaptados a las realidades sociales, económicas, políticas y ambientales de cada país, promoviendo acciones efectivas y equitativas en conservación ambiental. Lo cual toma relevancia para la gobernanza ambiental global, al garantiza que los compromisos sean equitativos y adaptados a las circunstancias de cada nación. De tal forma que para su aplicación exitosa será fundamental proponer iniciativas globales en conservación ambiental. Donde será crucial que el principio de conservación evolucione junto con las circunstancias globales para mantener su eficacia en la protección del medio ambiente. Concluyendo que el principio de conservación es un pilar esencial para enfrentar los desafíos ambientales actuales y futuros mediante la cooperación internacional de naciones.

Palabras claves: Cambio climático, Cooperación internacional, Sostenibilidad ambiental, Conservación ambiental, Equidad climática.  

ABSTRACT

This research article outlines the environmental and ecological principle of conservation, which seeks to balance responsibilities among developed and developing nations while addressing climate change and environmental degradation. It employs a qualitative methodology with a deductive approach and a documentary technique applied to international treaties, including, among others, the Kyoto Protocol and the Paris Agreement, as well as academic literature. The study concludes that the significance of the conservation principle lies in the establishment of a legal framework that facilitates international cooperation, enabling commitments tailored to the social, economic, political, and environmental realities of each country. This framework promotes effective and equitable environmental conservation actions, underscoring its relevance to global environmental governance by ensuring that commitments are fair and adapted to each nation’s circumstances. For its successful application, it will be essential to propose global initiatives for environmental conservation. Moreover, the principle of conservation must evolve alongside global circumstances to maintain its effectiveness in protecting the environment. In conclusion, the conservation principle is an essential pillar in addressing current and future environmental challenges through international cooperation among nations.

Keywords: Climate change, International cooperation, Environmental sustainability, Environmental conservation, Climate equity.

  1. Introducción

En la actualidad, la conservación ambiental y ecológica es un principio de gran importancia y relevancia en todas las disciplinas, que se aplica a todos los aspectos de la vida humana, incluyendo la producción y consumo de bienes y servicios (Tapia, 2017). Esto se debe a que actualmente ha nacido la necesidad en todos los países de tomar medidas para reducir las emisiones de contaminantes y controlar el manejo de residuos. Es por ello por lo que, la mitigación del cambio climático es otro gran desafío en la conservación ya que, este es uno de los mayores desafíos ambientales que enfrenta el mundo contemporáneo, pero que además puede tener efectos negativos en distintas áreas (Brooke, 2008), como lo son la economía, la salud humana y la biodiversidad. Por ende, se deben tomar medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse a los efectos del cambio climático (Preston & Jones, 2006), teniendo en cuenta que la conservación ambiental y ecológica es un tema complejo que requiere de la colaboración de individuos, empresas, organizaciones y gobiernos para proteger y preservar los recursos naturales del planeta. Por ello, autores como Shaikh ha mostrado que la implementación de leyes y regulaciones, el uso de tecnologías sostenibles y la educación sobre la importancia de la conservación son algunos de los elementos clave para lograr un futuro más sostenible y respetuoso con el medio ambiente (2017).

Así, es posible afirmar que la conservación ambiental y ecológica es un tema complejo que requiere de la colaboración de individuos, empresas, organizaciones y gobiernos para proteger y preservar los recursos naturales del planeta (Larrouyet, 2015). De ahí que la implementación de leyes y regulaciones, el uso de tecnologías sostenibles y la educación sobre la importancia de la conservación son algunos de los elementos clave para lograr un futuro más sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Por consiguiente, el principio de conservación surge de la comprensión de que los recursos naturales son finitos y que su uso excesivo o inadecuado puede tener consecuencias negativas para el medio ambiente y para la humanidad (Hathaway & Boff, 2014).

Pero, la doctrina del derecho ambiental y el derecho ecológico en Colombia se han construido solo siete principios, los cuales son: buena vecindad y cooperación internacional; acción preventiva; precaución; desarrollo sostenible; responsabilidad común pero diferenciada; soberanía sobre los recursos naturales; quien contamina paga (Taimal, 2008). En el contexto colombiano dicha doctrina no se considerado aún el principio de conservación, revisión que se aborda en el presente documento.

  1. Desarrollo

Este texto revela hallazgos significativos en cuanto a la incorporación y eficacia del principio de conservación en la gobernanza ambiental internacional, debido a que. Primero, se destaca que el principio ha sido fundamental en la formulación de tratados internacionales clave, como el Protocolo de Kioto (1997) y el Acuerdo de París (2015). De igual manera, estos tratados han adoptado un enfoque diferenciado que permite a los países desarrollados y en desarrollo asumir compromisos ajustados a sus capacidades económicas y a sus responsabilidades históricas en las emisiones de gases de efecto invernadero. Segundo, el análisis revela que, aunque el principio de conservación ha facilitado un avance significativo hacia una cooperación internacional más inclusiva y equitativa (Corte Constitucional, 2017; 2021), también enfrenta desafíos en términos de cumplimiento y ejecución. Pues, en la actualidad muchos países en desarrollo aún requieren asistencia técnica y financiera para implementar plenamente sus compromisos, lo que subraya la necesidad de un apoyo continuo y reforzado por parte de las naciones más desarrolladas (Caballero, 1997).

  1. Materiales y Método

Para estudiar el principio ambiental y ecológico de conservación, en la legislación y políticas ambientales internacionales, se empleó un diseño cualitativo siguiendo la orientación de Balcázar y otros (2013). Así mismo, se hizo uso, de un enfoque hermenéutico a partir de Ricoreur (2008) que incluyó el análisis empleando la técnica documental de 102 de documentos históricos y tratados internacionales relevantes, así como una revisión de la literatura académica pertinente. En este sentido, la selección de materiales se centró en identificar y analizar documentos que ilustraran la evolución y aplicación del principio en acuerdos internacionales significativos.

Tomando lo desarrollado por Vázquez la técnica de muestreo utilizada fue no probabilística y de tipo intencional (2017), seleccionando 102 documentos que ofrecieran una perspectiva amplia y representativa de la implementación del principio a nivel general. Se tiene entonces, que dicha selección fue crucial para comprender cómo las diferencias en las capacidades económicas y las contribuciones históricas al cambio climático que generaron la discusión sobre la conservación.

  1. Resultados

4.1. Base del Principio de Conservación Ambiental y Ecológica

El principio de conservación halla su origen en el derecho internacional, a partir de la obligación que tienen los individuos y las organizaciones de proteger y preservar el medio ambiente al establecer que en los seres humanos yace la responsabilidad de proteger el ecosistema para las generaciones presentes y futuras (Vargas, 2022, pág. 273). Cabe destacar que este deber de propender día a día por la conservación se rige actualmente en cada país por leyes y regulaciones específicas que establecen los límites de la actividad humana y la protección de los recursos naturales. Dichas leyes al interior del ordenamiento jurídico colombiano, son: La Ley 99 de Conservación de la Naturaleza (1993), la Ley 373 de Aguas (1997), la Ley 1931 de Cambio Climático (2018), entre otras. En palabras simples, la idea principal que contiene este principio es que todas las actividades humanas deben tener en cuenta la conservación de los ecosistemas, de la fauna y de la flora. 

En ese orden de ideas, debido a los crecientes estragos que actualmente el cambio climático ha producido en asuntos transcendentales como los asentamientos poblacionales, la salud pública, los cultivos de alimentos, o el mantenimiento del ganado (Echeverry, 2022), la conservación ha adquirido una importancia cada vez mayor en los últimos años debido a la creciente conciencia de los impactos negativos de las actividades humanas sobre el medio ambiente y la necesidad de proteger los recursos naturales para las generaciones presentes y futuras con el fin de garantizar una estabilidad y la seguridad alimentaria y en general la calidad de vida de todos los individuos de la especie humana (Hurtado, 2019).

Algunos de los principales desafíos en la conservación a nivel jurídico, político y sociológico, son: la gestión de residuos, la protección de la biodiversidad, la reducción de la contaminación, la gestión sostenible de los recursos naturales, la mitigación del cambio climático, y la construcción y operación de infraestructuras.

Ahora bien, la protección de la biodiversidad es un aspecto clave para el desarrollo del principio de conservación, en razón a que la pérdida de especies y ecosistemas puede tener graves consecuencias en la cadena alimentaria y en la estabilidad del clima, y derivado de ello se desprende la gestión sostenible de los recursos naturales, esta última se refiere a la utilización de los recursos de manera responsable, asegurando su renovación y manteniendo su capacidad para satisfacer las necesidades de las generaciones futuras (Núñez y otros 2003).

4.2. Nacimiento del Principio de Conservación

En términos de la formulación moderna del principio de conservación, se puede decir que nace a fines del siglo XIX y principios del siglo XX (Ortúzar, 2017) cuando surgen los primeros movimientos ambientalistas en países como Estados Unidos y Europa (Rik, 1999). En este período, comenzaron a surgir preocupaciones por el impacto que la actividad humana estaba teniendo en el medio ambiente, especialmente en términos de la degradación de los recursos naturales y la pérdida de la biodiversidad. En respuesta a estas preocupaciones, se empezaron a promover medidas para la protección y conservación del medio ambiente con mayor ímpetu, las cuales comenzaron a estar sustentadas además por información científica. Por lo que, dentro de estas medidas, se incluyó la creación de áreas protegidas, la regulación de la explotación de recursos naturales, y la promoción de prácticas más sostenibles en la agricultura y la industria.

Sin embargo, se considera que uno de los primeros movimientos ambientalistas modernos fue el surgido en el siglo XIX en Estados Unidos, donde se fundó en 1892 la Sierra Club, una organización que abogaba por la conservación de los recursos naturales y la protección de los parques nacionales. Uno de sus fundadores, Muir (1912), fue un importante defensor de la conservación de la naturaleza y del medio ambiente, y se le considera como una de las figuras más influyentes en la historia del movimiento ecologista.

Otras figuras importantes en la historia del movimiento ecologista incluyen a Leopold (2020), quien propone una ética de la conservación y la preservación del medio ambiente. De otra parte, Carson (2009) alertó sobre los peligros de los pesticidas y fue un llamado a la acción para proteger la vida silvestre y el medio ambiente. A su vez Commoner, quien en 1971 acuñó la famosa frase «everything is connected to everything else» [todo está conectado con todo lo demás] (2020, pág. 29) y defendió la idea de que los problemas ambientales deben abordarse de manera integral y no por separado.

De allí, Commoner postula lo que denominó las cuatro leyes de la ecología (2016), recabando la idea de que cada elemento está conectado con los demás (1973). Esto es que nuestro planeta, junto con toda la biosfera, constituye una intricada y rica red de interacciones entre seres vivos, comunidades y ecosistemas. De allí, que un cambio en uno de estos componentes desencadena un efecto en cadena que repercute en toda la biosfera.

4.3. Regulación del Principio de Conservación

El principio de conservación ha sido reconocido y respaldado por numerosos instrumentos legales a nivel internacional y nacional. Algunos de los instrumentos más importantes que respaldan este principio son los siguientes:

4.3.1. Declaración de Estocolmo sobre el Medio Ambiente Humano

Esta declaración fue el primer acuerdo internacional que reconoció la necesidad de proteger y mejorar el medio ambiente para el bienestar humano, siendo importante destacar que fue adoptada por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano celebrada en Estocolmo, Suecia es considerada un hito en la historia del desarrollo sostenible y la conservación ambiental (1972).

Para comenzar, la declaración reconoce que el ser humano tiene derecho a un medio ambiente saludable y productivo, y que la protección del medio ambiente debe ser una preocupación fundamental de las naciones. En cuanto al principio de conservación ambiental, la Declaración de Estocolmo establece que la conservación de los recursos naturales y del medio ambiente debe ser una parte integral del desarrollo económico y social, y como consecuencia de ello, se reconoce la necesidad de equilibrar el desarrollo económico con la protección ambiental y se promueve la adopción de políticas y prácticas que favorezcan la conservación y el uso sostenible de los recursos naturales.

4.3.2. Convención sobre la Diversidad Biológica

Esta convención es un tratado internacional que tiene como objetivo la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se derivan del uso de los recursos genéticos. Es decir, la Convención sobre la Diversidad Biológica (ONU, 1993) es un tratado internacional que fue adoptado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (ONU, 1972). El objetivo principal de la Convención es la conservación de la diversidad biológica, el uso sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos (ONU, 1992).

El principio de conservación es uno de los pilares fundamentales de la CBD. Este principio establece que la diversidad biológica debe ser utilizada de manera sostenible y equitativa, de tal forma que se asegure su conservación a largo plazo y se evite su pérdida irreversible. El principio también establece la necesidad de adoptar medidas adecuadas para proteger la diversidad biológica y para promover su restauración, en caso de que se haya visto afectada negativamente. La CBD reconoce que la diversidad biológica es un recurso valioso e indispensable para el desarrollo sostenible y el bienestar humano. Por lo tanto, el principio de conservación es fundamental para garantizar la sostenibilidad de las actividades humanas y la protección de los ecosistemas en los que se desarrollan.

4.3.3. Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático

Este convenio tiene como objetivo la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que evite la interferencia humana peligrosa en el sistema climático persiguiendo así, asegurar la conservación y protección del medio ambiente. Igualmente, este tratado al igual que el anterior fue firmado en Río de Janeiro, Brasil en 1992. El objetivo principal del Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático es la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que evite interferencias antropógenos peligrosas en el sistema climático (ONU, 1992).

          Es importante mencionar que el principio de conservación también es fundamental para el CMNUCC. Toda vez que el tratado establece que el principio de conservación como una herramienta fundamental para la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera y para evitar el cambio climático peligroso. El principio de conservación establece la necesidad de reducir las emisiones de manera sostenible y equitativa, y de proteger y promover la adaptación de los países más vulnerables. En donde las emisiones de gases de efecto invernadero deben ser reducidas de manera sostenible y equitativa, de tal forma que se asegure la estabilización de las concentraciones de estos gases en la atmósfera y se evite el cambio climático peligroso (ONU, 1992).

Ahora bien, el CMNUCC reconoce que el cambio climático es un fenómeno global que afecta a todos los países, pero que sus efectos son más graves en los países en desarrollo y en los más vulnerables. Por lo tanto, el principio de conservación siempre establece la necesidad de adoptar medidas adecuadas para proteger a estos países y para promover su adaptación al cambio climático.

4.3.4. Leyes y Regulaciones Colombianas sobre el Principio de Conservación

Para comenzar, muchos países tienen leyes y regulaciones que establecen medidas para proteger el medio ambiente y conservar los recursos naturales. Por ejemplo, estas leyes pueden incluir la regulación de la emisión de contaminantes, la protección de especies en peligro de extinción, prohibición del tráfico de especies silvestres, cuidado y aseguramiento de los recursos naturales básicos, regulación en el manejo de residuos sólidos y de desechos de construcción y la creación de áreas protegidas para la conservación de la biodiversidad. Tal y como ya se mencionó anteriormente en la legislación colombiana existen normas como: La Ley de Conservación de la Naturaleza (Congreso Col, 1993), la Ley de Aguas (Congreso Col, 1997), la Ley de Cambio Climático (Congreso Col, 2018), entre otras.

En general, es posible afirmar que el principio de conservación ha sido reconocido y respaldado por una amplia variedad de instrumentos legales a nivel internacional y nacional. En donde estos instrumentos reflejan la importancia de la conservación del medio ambiente y la protección de los recursos naturales para el bienestar humano y el desarrollo sostenible.

4.4. Antecedentes del Principio de Conservación

Como ya fue aludido anteriormente, en el siglo XX, se produjo un mayor reconocimiento de la necesidad de proteger el medio ambiente, y esto se reflejó en la creación de una serie de leyes y regulaciones destinadas a proteger el aire, el agua y el suelo, así como a regular el uso de los recursos naturales. En particular, el desarrollo de la idea de conservación se remonta a principios del siglo XIX, cuando se comenzó a tomar conciencia de los impactos negativos de la actividad humana sobre el medio ambiente. Durante este tiempo, se crearon las primeras reservas naturales y parques nacionales con el fin de proteger la biodiversidad y los recursos naturales.

Por otra parte, se destaca que el antecedente directo del principio de conservación del medioambiente en el derecho internacional y en el imaginario global se encuentra en la Declaración de Estocolmo sobre el Medio Ambiente Humano (ONU, 1972), conforme señala Ortúzar (2017):

Producto de la primera Conferencia de la ONU sobre el Medio Ambiente Humano, la Declaración de Estocolmo (1972), fue el primer documento internacional en reconocer el derecho a un ambiente sano mediante 26 principios, muchos de los cuales han jugado un papel importante en el desarrollo posterior del DIA. (pág. 4)

Por ejemplo, el principio 21, confirmó la responsabilidad de los Estados de garantizar que las actividades bajo su jurisdicción no produjeran ningún tipo de daño o perjuicio a los ecosistemas y en general al entorno que hacía parte de otras naciones. Además, se fundamentó en como los “países debían unir esfuerzos para hacer frente a los desafíos globales de nuestro entorno común”: (Ortúzar, 2017, pág. 8).

A raíz de la Conferencia de Estocolmo, se empezaron a observar transformaciones en los gobiernos nacionales, surgiendo los primeros partidos políticos verdes, se establecieron algunos Ministerios de Medio Ambiente y se promulgó una significativa cantidad de legislación ambiental a nivel local. En 1983, la ONU fundó la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, también conocida como la Comisión Brundtland.

El mandato de la Comisión Brundtland fue examinar el problema global del desarrollo sostenible y buscar soluciones que permitieran un equilibrio entre la protección del medio ambiente, el desarrollo económico y el bienestar social. Por otra parte, la Comisión presentó su informe final, en el que se estableció la definición de desarrollo sostenible que todavía se utiliza hoy en día: «el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades» (ONU, 1987, pág. 34).

El informe de la Comisión Brundtland fue muy influyente y llevó a la creación de la Cumbre de la Tierra (ONU, 1987), donde se adoptó la Agenda 21, como un plan de acción global para el desarrollo sostenible. En consecuencia, la Comisión Brundtland sentó las bases para la creación de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible (ONU, 2015), adoptada por la ONU en 2015, que establece 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas para alcanzar un mundo más sostenible para todos.

 Por otra parte, durante la Conferencia de Río, se presentaron dos convenciones para la firma de los países: el Convenio sobre la Diversidad Biológica y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (2024). Es decir, se estableció la Declaración de Río, que reafirmó la Declaración de Estocolmo y el programa de acción Agenda 21, el cual sigue siendo una guía para los gobiernos y actores no estatales en la protección del medio ambiente. Sumado a ello, en Río, se hizo evidente que las actividades humanas orientadas al crecimiento económico eran responsables de las principales amenazas ambientales. Ante esto, el concepto central que prevaleció fue el desarrollo sostenible. En el marco de estos nuevos tratados y ratificaciones el principio de conservación jugó un papel determinante en el desarrollo de las nuevas políticas medioambientales y se convirtió en un concepto fundamental en el derecho internacional ambiental.

Tal como “[e]l Acuerdo de Marrakech adoptado en Marrakech (2013), que entró en vigor el 30 de septiembre de 2016. Se refiere al Acuerdo de París adoptado en la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP22) celebrada en Marrakech, Marruecos” (2021). Análogamente, este acuerdo busca mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2 grados Celsius y perseguir esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados Celsius en comparación con los niveles preindustriales. Además de lo dicho, este establece un marco para la colaboración y la rendición de cuentas entre los países en la implementación de medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse a los efectos del cambio climático.

 Posteriormente, el Protocolo de Kioto, adoptado en 1997, fue un paso importante en la lucha contra el cambio climático, estableciendo objetivos vinculantes de reducción de emisiones para los países desarrollados. Sin embargo, después de su implementación, surgieron una serie de desafíos en la gobernanza global del cambio climático. Puesto que, en el período posterior a la implementación del Protocolo de Kioto, comenzaron a vislumbrarse transformaciones en la gobernanza global del cambio climático que la permiten caracterizar como policéntrica y multiescalar. No obstante, en lugar de una gobernanza global centralizada, se están produciendo una serie de transformaciones en la toma de decisiones, donde diferentes actores y niveles de gobierno están participando en la formulación de políticas climáticas. Si bien este protocolo como tal no menciona explícitamente el principio de conservación, pero su objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es consistente con el objetivo general de proteger el medio ambiente y conservar los recursos naturales.

Tal como lo explica Kiessling (2021) “en el período de negociaciones posteriores a la implementación del Protocolo de Kioto, comienzan a vislumbrarse ciertas transformaciones en la gobernanza global del cambio climático que la permiten caracterizar como policéntrica y multiescalar” (pág. 65); respecto a lo dicho, el principio de conservación se está expandiendo más allá de las relaciones entre Estados a medida que cada vez más actores no gubernamentales, como empresas y organizaciones sin fines de lucro, participan en la política internacional sobre cambio climático.

En relación con la integración de este principio a diferentes legislaciones internacionales surge a partir del reconocimiento de que los países desarrollados, especialmente aquellos que habían experimentado una rápida industrialización y crecimiento económico, eran los principales emisores de gases de efecto invernadero que estaban provocando el cambio climático. Al mismo tiempo, se reconoció que los países en desarrollo necesitaban espacio para crecer y mejorar su calidad de vida. Luego entonces, se establece como una forma de equilibrar estas realidades, reconociendo que todos los países tienen una capacidad común para proteger el medio ambiente y combatir el cambio climático, pero que esta responsabilidad debe ser diferenciada según las y circunstancias de cada país. Desde entonces, el principio de conservación ha sido ampliamente aceptado como un componente clave de la gobernanza ambiental internacional y ha sido incorporado en muchos otros acuerdos y tratados ambientales internacionales.Principio del formulario

Sin embargo, es importante destacar que este principio se aplica principalmente en el ámbito ambiental y climático, por lo que reconoce que los países industrializados tienen una responsabilidad histórica y mayor capacidad para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y apoyar a los países en desarrollo a adaptarse a los impactos del cambio climático. Al tiempo, los países en desarrollo tienen derecho a un desarrollo económico sostenible ya emiten gases de efecto invernadero para satisfacer sus necesidades básicas, aunque deberán hacerlo de manera responsable y limitada. Por otra parte, no hay un solo evento específico que haya dado lugar al principio de conservación.

En cambio, este principio ha surgido pronto a lo largo de las décadas de negociaciones internacionales sobre medio ambiente y desarrollo, en particular en el contexto de las negociaciones sobre cambio climático. Se puede decir que el reconocimiento de la necesidad de un principio de conservación se originó a partir de la creciente preocupación por el cambio climático y sus impactos en todo el mundo. Los científicos y expertos comenzaron a anunciar sobre el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, y los líderes mundiales se mejoraron en cumbres y conferencias internacionales para discutir cómo abordar este problema. Tal como se ha explicado, con estas negociaciones se reconoció que los países desarrollados contribuyeron significativamente a la acumulación de emisiones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, pero también se reconoció que los países en desarrollo necesitaron espacio para crecer y mejorar su calidad de vida. Por lo tanto, surgió la idea de que todos los países tienen una responsabilidad común para proteger el medio ambiente, pero que esta responsabilidad debe ser diferenciada según las capacidades y circunstancias de cada país.

Seguidamente, dentro del desarrollo histórico no hay una única persona que pueda ser atribuida como la primera en hablar del principio de conservación. Este principio ha sido el resultado de un proceso de discusión, negociación y debate entre diferentes actores internacionales, como expertos en medio ambiente, científicos, funcionarios gubernamentales y representantes de la sociedad civil. Se puede decir que el principio de conservación se originó en el contexto de las negociaciones internacionales sobre medio ambiente y desarrollo sostenible. Por lo tanto, el principio de conservación fue el resultado de un proceso de negociación y consenso entre los países miembros de las Naciones Unidas y otros actores internacionales involucrados en las discusiones sobre medio ambiente y desarrollo sostenible. No puede ser atribuido a una única persona o entidad.

Así las cosas, ya introduciéndose a los antecedentes del principio de conservación se evidencia que se recuperaron varias décadas atrás, cuando la comunidad internacional comenzó a preocuparse por los impactos negativos del desarrollo no sostenible sobre el medio ambiente y la calidad de vida de las personas. Uno de los antecedentes más importantes fue la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, celebrada en Estocolmo en (1972), que marcó el inicio de la preocupación internacional por el medio ambiente. En esta conferencia se reconoció la necesidad de un enfoque integral para la protección del medio ambiente y se estableció la Comisión de Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas para abordar estas cuestiones.

4.5. Fundamentación del Principio de Conservación

Conforme menciona Algarra, el medio ambiente tomó relevancia especial a partir de 1992 debido a los múltiples debates desarrollados en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo, también llamada «Cumbre de la Tierra» (2000, pág. 6), adquiriendo una centralidad discursiva en la preocupación e interés científico y político en el mundo entero.

En el marco de esta emblemática Conferencia surge la Convención sobre la Diversidad Biológica, suscrita por 156 naciones y la Comunidad Europea, entrando en vigor el 29 de diciembre de 1993. Actualmente, 174 países de todo el mundo han aprobado su contenido, aunque no todos la han ratificado y hay algunos que incluso no la han firmado. La Convención sobre la Diversidad Biológica (ONU, 1993) es tal vez el acuerdo internacional más importante para el mantenimiento y la conservación de la biodiversidad. Se destaca entonces el marco de referencia que provee dicha Convención:

Es un intento por registrar el impacto perjudicial de la actividad humana en la biodiversidad, constituyéndose en un compromiso histórico de las naciones del mundo. Es la primera vez que la biodiversidad se presenta en un tratado unificador y global, la primera vez que la diversidad genética se incluye específicamente y la primera vez que la conservación de la biodiversidad se reconoce como un interés común de la humanidad (Gaston & Spicer, 2007, págs. 1-39).

          Como se ha mencionado anteriormente, el principio de la conservación halla su origen en la necesidad de proteger y preservar los recursos naturales, los ecosistemas y la biodiversidad, reconociendo la interdependencia de los sistemas naturales y la responsabilidad de las generaciones actuales hacia las futuras. Puede considerarse en consecuencia como un principio teleológico, que persigue la última finalidad de desplegarse en las políticas públicas de tal manera en que estas permitan y persigan la conservación del medioambiente se basa en la idea de proteger y preservar los recursos naturales y los ecosistemas del planeta para garantizar un equilibrio ambiental sostenible. En este orden de ideas se puede afirmar que los fundamentos de dicho principio pueden desglosarse en los siguientes puntos.

4.5.1. Sostenibilidad

El principio de conservación es un enfoque fundamental en la gestión de los recursos naturales y se basa en la comprensión de que estos recursos son limitados. Reconoce la necesidad de utilizarlos de manera responsable y sostenible para garantizar su disponibilidad a largo plazo. Este principio se aplica a una amplia gama de recursos naturales, incluyendo agua, suelo, aire, flora, fauna y minerales. La conservación se basa en la idea de que el uso excesivo o no sostenible de los recursos puede tener consecuencias negativas tanto para el medio ambiente como para las comunidades humanas que dependen de ellos. Al reconocer la finitud de los recursos naturales, se promueve un enfoque de gestión que busca mantener un equilibrio entre el consumo de los recursos y la capacidad de la Tierra para regenerarlos toda vez que la carencia de estos: «puede eventualmente destruir la base de la existencia humana» (Rik, 1999, pág. 240).

Así, la conservación implica tomar medidas para minimizar el desperdicio, reducir la contaminación y proteger los ecosistemas en los que se encuentran los recursos naturales. Esto puede implicar la implementación de políticas y regulaciones que promuevan prácticas sostenibles, como la protección de áreas naturales, la gestión eficiente del agua y la energía, y la promoción de la agricultura y pesca sostenibles. Además, la conservación también involucra la educación y concienciación pública sobre la importancia de preservar los recursos naturales para las generaciones futuras. Esto puede incluir programas de educación ambiental, campañas de sensibilización y esfuerzos para fomentar estilos de vida sostenibles.

4.5.2. Interdependencia de los Sistemas Naturales

El medioambiente es un sistema complejo compuesto por una red interconectada de elementos, incluyendo los seres vivos, los recursos naturales y los procesos naturales. Cada uno de estos componentes desempeña un papel crucial en el funcionamiento equilibrado de los ecosistemas y en el mantenimiento de la salud del medioambiente en su conjunto. Los seres vivos, desde las plantas y animales hasta los microorganismos, interactúan entre sí y con su entorno para obtener los recursos necesarios para sobrevivir. Estas interacciones incluyen la cadena alimentaria, la polinización, la descomposición y otras formas de simbiosis y cooperación.

Cabe destacar que los recursos naturales, como el agua, el suelo, los minerales y los combustibles fósiles, son elementos esenciales para el funcionamiento de los ecosistemas y el sustento de la vida en la Tierra. Lo cual supone que estos recursos están interrelacionados y su disponibilidad y calidad están influenciadas por diversos factores ambientales y actividades humanas. Además, los procesos naturales, como la fotosíntesis, la respiración, la evaporación, la lluvia y la erosión, son los mecanismos que impulsan los ciclos y los flujos de energía y nutrientes en el medioambiente, siendo entonces estos procesos fundamentales para mantener el equilibrio ecológico y la estabilidad de los ecosistemas.

4.5.3. Preservación de la biodiversidad

Se destaca que la conservación del medioambiente tiene como uno de sus pilares fundamentales la preservación de la biodiversidad, tanto en términos de variedad de especies como de diversidad genética, en primer lugar, la biodiversidad se refiere a la amplia gama de formas de vida y ecosistemas en la Tierra, desde las plantas y los animales hasta los microorganismos y los ecosistemas completos, en donde la biodiversidad desempeña un papel crucial en el mantenimiento de la estabilidad de los ecosistemas.

Además, los ecosistemas saludables y diversos son capaces de adaptarse y responder a los cambios ambientales y las perturbaciones de manera más efectiva, pues la presencia de diferentes especies en un ecosistema permite una mayor capacidad de recuperación y resistencia frente a factores estresantes, como el cambio climático, las enfermedades, los desastres naturales y las actividades humanas. Sumado a ello, la diversidad genética, que se refiere a la variabilidad genética dentro de una especie, también es esencial para la adaptabilidad y supervivencia de las especies. Cada especie y ecosistema tiene su propio valor único, y la pérdida de una especie o un ecosistema puede tener impactos negativos en el funcionamiento global de los ecosistemas y en la calidad de vida de las personas.

Por ello, la biodiversidad implica tomar medidas para proteger y preservar los hábitats naturales, prevenir la extinción de especies, promover la gestión sostenible de los recursos naturales, controlar la propagación de especies invasoras y reducir la fragmentación de los paisajes. Se destaca entonces, la creación de áreas protegidas y la implementación de políticas y regulaciones que promuevan prácticas sostenibles, ya que: “Es importante considerar que, al aumentar la conciencia sobre la biodiversidad y su valor, se fomenta un mayor compromiso y participación en la conservación de los ecosistemas y las especies” (Núñez y ortos, 2003, págs. 387-393).

4.5.4. Protección de los servicios ecosistémicos

Se enfatiza como los ecosistemas desempeñan un papel fundamental en la provisión de servicios vitales para los seres humanos. Estos servicios ecosistémicos son los beneficios que obtenemos de la naturaleza y que contribuyen directa o indirectamente a nuestra calidad de vida y bienestar. Conforme Gaston y Spicer algunos de los servicios ecosistémicos son los siguientes:

En relación con la producción de alimentos, se tiene que los ecosistemas agrícolas y naturales nos proveen de cultivos, ganado y pesca, que son fuentes fundamentales de alimentación. Los suelos saludables y la diversidad de especies vegetales y animales en los ecosistemas contribuyen a garantizar la disponibilidad de alimentos nutritivos y seguros. La conservación de los ecosistemas naturales, como los bosques, las praderas y los humedales, es esencial para mantener la salud de los sistemas alimentarios y la seguridad alimentaria.

 La purificación del agua es otro servicio ecosistémico esencial pues los ecosistemas, como los bosques, los humedales y los acuíferos subterráneos, actúan como filtros naturales que retienen y purifican el agua. Cabe resaltar que este proceso ayuda a mantener la calidad del agua dulce, eliminando contaminantes y asegurando su disponibilidad para consumo humano, uso agrícola e industrial. La conservación de estos ecosistemas es vital para mantener el suministro de agua limpia y saludable para las comunidades.

Análogamente, la regulación del clima es otro servicio crucial proporcionado por los ecosistemas, en donde los bosques, los océanos y otros ecosistemas desempeñan un papel fundamental en la absorción de dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero que contribuye al cambio climático. Pues al actuar como sumideros de carbono, los ecosistemas ayudan a mitigar el calentamiento global y a estabilizar el clima. Asimismo, los ecosistemas naturales, como los manglares y los arrecifes de coral, actúan como barreras naturales contra eventos climáticos extremos, como tormentas y marejadas ciclónicas, reduciendo así los impactos negativos en las comunidades humanas. Dicho de otra forma, la conservación de los ecosistemas y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero son fundamentales para enfrentar el cambio climático (Gaston & Spicer, 2007, págs. 1-39).

Por ello, la conservación del medioambiente tiene como objetivo principal proteger estos servicios ecosistémicos, lo cual implica la protección y preservación de los ecosistemas naturales, la gestión sostenible de los recursos naturales, la restauración de ecosistemas degradados y la promoción de prácticas responsables en la agricultura, la pesca, la silvicultura y otras actividades humanas, todo esto con el fin de poder garantizar

4.5.5. Responsabilidad intergeneracional

Es fundamental destacar que la conservación del medioambiente implica tomar decisiones informadas y adoptar medidas que tengan en cuenta los impactos a largo plazo en los ecosistemas y en la biodiversidad. Por ello, evitar la sobreexplotación de los recursos naturales, promover prácticas de producción y consumo sostenibles, fomentar la eficiencia en el uso de los recursos y minimizar la generación de residuos y la contaminación.

Al considerar los efectos a largo plazo, la conservación del medioambiente también busca prevenir y mitigar los impactos negativos del cambio climático. Resulta entonces la necesidad de reconocer la importancia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y promover la adopción de energías renovables y tecnologías limpias. Como consecuencia de ello, la conservación del medioambiente implica la protección de los ecosistemas y la biodiversidad como estrategia para aumentar la resiliencia frente a los cambios ambientales y las perturbaciones.

Finalmente, La educación ambiental y la concientización son componentes clave de la conservación del medioambiente, ya que permiten informar a las personas sobre la importancia de proteger y preservar los recursos naturales y promover la adopción de comportamientos más sostenibles en la vida cotidiana (Gaston y Spicer, 1998).

4.5.6. Prevención y mitigación de impactos ambientales

 Al hablar de conservación del medioambiente, tenemos que esta fundamenta en la prevención y mitigación de los impactos negativos sobre el entorno natural, pues busca evitar la degradación ambiental, la contaminación, la pérdida de hábitats y otras acciones que afecten negativamente la salud de los ecosistemas y la biodiversidad toda vez que esta se centra en prevenir y mitigar los impactos negativos que amenazan la salud de los ecosistemas y la biodiversidad. Como resultado, resulta imprescindible tomar medidas para evitar la degradación ambiental y minimizar la contaminación en todas sus formas, como la contaminación del aire, del agua y del suelo (Costa, 2021).

En segundo lugar, la conservación del medioambiente también se centra en proteger y preservar la biodiversidad, que es la variedad de formas de vida en la Tierra. En donde la pérdida de biodiversidad es una preocupación importante, ya que afecta la estabilidad de los ecosistemas y compromete la capacidad de la naturaleza para proporcionar servicios vitales.

  1. Conclusión

Con base a lo anteriormente expuesto se concluye como la investigación sobre el principio de conservación demuestra su vital importancia como un pilar en la legislación ambiental internacional, enfatizando cómo facilita una cooperación equitativa entre naciones desarrolladas y en desarrollo. Este principio no solo reconoce las disparidades económicas y las contribuciones históricas al cambio climático, sino que también promueve un enfoque de cooperación y compromiso adaptado a las capacidades y necesidades específicas de cada país. A través de su incorporación en tratados internacionales como el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París, el principio RCD ha demostrado ser un mecanismo efectivo para equilibrar la responsabilidad global en la lucha contra el cambio climático, asegurando que todos los países, independientemente de su estado de desarrollo, participen de manera significativa y justa.

Sin embargo, el análisis también subraya los desafíos persistentes que enfrenta la implementación del principio de conservación, particularmente en lo que respecta al cumplimiento y la capacidad de los países en desarrollo para llevar a cabo sus compromisos sin el apoyo adecuado.  Debido a ello resulta crucial que los países desarrollados no solo cumplan con sus propios compromisos de reducción de emisiones, sino que también proporcionen el soporte necesario -financiero, tecnológico y de capacitación- para facilitar esfuerzos efectivos de mitigación y adaptación en los países menos avanzados. Esta asistencia es fundamental para mantener la integridad del principio de conservación y para garantizar que la acción climática global sea verdaderamente inclusiva y efectiva.

Finalmente, el principio de conservación sigue siendo esencial para el futuro de la política climática global. Al mirar hacia adelante, es imprescindible que este principio se adapte y evolucione en respuesta a los nuevos desafíos y a la dinámica geopolítica cambiante. Reforzar la implementación del principio de conservación a través de políticas claras, compromisos vinculantes y mecanismos de seguimiento robustos puede proporcionar la base para una acción climática más decisiva y justa. La continua relevancia y efectividad de este dependerán de nuestra capacidad para innovar en la cooperación internacional y para comprometernos con un enfoque más inclusivo y equitativo en la protección del planeta.

6. Potencial Conflicto De Intereses
 

Este documento producto de investigación es independiente y no embarca ningún tipo de conflicto de intereses.

7. Fuentes de Financiación
 

Este documento de articulo de investigación es el primer producto de una investigación que no recibió ningún tipo de financiamiento, por lo cual se garantizo la independencia y la imparcialidad de los resultados.

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Citas

[1] Profesor e investigador de la Universidad Cooperativa de Colombia, miembro del Grupo de Investigación UCCIDERGRUP. Doctor en Bioética por la UMNG y especialista en Gestión Ambiental y Desarrollo Comunitario.  ORCID:  https://orcid.org/0000-0003-0993-358X. Correo-e:  camilo.vargasma@campusucc.edu.co

[2] Abogado e Ingeniero electrónico, con Maestría en Diseño y Gestión de Proyectos Tecnológicos de la Universidad Internacional de La Rioja, Especialista en Responsabilidad Penal del Servidor Público y Delitos Contra la Administración Pública de la Corporación Universitaria Republicana.

ORCID: https://orcid.org/0009-0004-3160-2431   Correo-e: pinzoncarrillo@gmail.com

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