Revista Iberoamericana de Derecho, Cultura y Ambiente

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RIDCA - Edición Nº7 - Derecho Antártico. Gestión y Geopolítica del Atlántico Sur

GB (R) Edgar F. Calandín. Director

Marzo de 2025

Ejercicio de la soberanía en el continente antártico

Autor. Cristian Darío Crea. Argentina

ior Cristian Darío Crea[1]

  1. INTRODUCCIÓN

El presente trabajo tiene como objeto en primer lugar identificar las distintas reclamaciones y reivindicaciones soberanas en el Continente Antártico, desarrollando los fundamentos esgrimidos por cada uno de los siete estados involucrados, conjuntamente con las diversas teorías de adquisición desarrolladas por el Derecho Internacional, y utilizadas para su beneficio por los reclamantes.

A su vez, y una vez desarrollados los basamentos del reclamo nacional, el  trabajo se centrará en conocer en qué consiste el permanente ejercicio soberano de nuestro país en el denominado Sector Antártico Argentino.

2. SOBERANÍA

Antes de realizar los análisis sobre las razones por las cuales nuestro país reivindica una porción de la Antártida, es fundamental definir con claridad el término “soberanía”.

En el Diccionario Prehispánico del Español Jurídico, de la Real Academia Española, la define como “Poder supremo e ilimitado, tradicionalmente atribuido a la nación, al pueblo o al Estado para establecer su constitución y adoptar las decisiones políticas y fundamentales tanto en el ámbito interno como en el plano internacional…”[2]. Además consiste en la facultad de adoptar libremente sus decisiones y ejercer los poderes estatales (summa potestas y plenitud potestatis) implicando independencia e igualdad en lo que respecta a las relaciones internacionales.

El Poder Supremo, puede decirse que se encuentra integrado por: a) poder de gobierno, b) poder de administración, c) poder de control. Es decir, que el  Poder Supremo trata de la potestad que tiene cada estado de decidir libremente cómo ejerce y organiza su poder, las funciones que pueden cumplir, su sistema de gobierno, su estructura territorial, como así también  la forma en que llevarán a cabo las relaciones con los demás estados.

Por ende un estado soberano es aquél facultado para tomar sus propias decisiones y no está por debajo de las decisiones que pueda tomar otro estado. En este sentido, no se encuentra supeditado a ningún otro por motivos de coloniaje o dependencia.

Es usual confundir el concepto de soberanía con los términos: “soberanía energética”, “soberanía militar”, “soberanía tecnológica”, “soberanía alimentaria”, “soberanía económica” entre otros, los cuales no guardan relación con la soberanía tal como venimos definiéndola, sino que se trata de cuestiones pura y exclusivamente políticas.

A su vez, la soberanía se encuentra integrada por: Seberanía de Facto, la que tiene que ver exclusivamente con el ejercicio de esa soberanía por ocupar un lugar y Soberanía de Iure, que se refiere al derecho de ejercer esa soberanía.

El mismo estado debe reunir ambos conceptos. Cuando la soberanía está desdoblada surgen los grandes conflictos entre estados (por ejemplo el conflicto de soberanía entre Argentina y el Reino Unido que a la fecha pesa sobre las Islas Malvinas).

A fin de retomar el asunto planteado, los recursos naturales siempre fueron codiciados por las principales potencias del mundo, comenzando por el intento de dominio territorial que permitiera a las potencias europeas medievales expandir sus fronteras políticas y económicas, oportunidad mediante la cual se hicieron del “nuevo continente”, iniciando controversias por el uso de los mares, ríos y estrechos.

Con respecto a los métodos de adquisición, históricamente se los clasificó en: originarios y derivados. Entre los métodos de adquisición originarios encontramos la asignación por Bulas Papales de donación (documentos papales mediante los cuales los pontífices emitían comunicados), el descubrimiento (hallar lo que estaba ignorado, según la R.A.E, el cual no es suficiente para reclamar la soberanía de un territorio, tal como marca el derecho internacional), la ocupación y la accesión (ya sea por aluvión, avulsión o medios artificiales), exigen que el territorio a adquirir no sean de titularidad de otro Estado, o ser territorios abandonados. Es decir, deshabitados, o bien, que su población carezca de toda organización político-representativa frente al Estado que reclama la posesión del mismo.

Los métodos derivados son más conflictivos. Estos tienen que ver con la pretensión sobre territorios que son propiedad de otro Estado, pero que lo perdió o dejó de poseer. Los motivos pueden ser: la conquista (modo discutido hoy en día), la prescripción, la convención (cesión, venta, permuta) y la adjudicación por Tribunales o Árbitros.

Las ampliaciones de territorio implican no solo el traspaso del mismo (ya sea voluntario o involuntario en base a lo que venimos viendo) sino también el traspaso de la soberanía, específicamente lo que representa la transferencia de derechos que se tenían sobre ese territorio.

Ahora bien, además de las formas de adquisición mencionadas en el párrafo anterior especialistas en Derecho Internacional analizaron nuevas teorías con el objeto de legitimar reclamaciones correspondientes a los Estados que representaban, o bien con fundamentos jurídico-geopolíticos. Aparecen entonces las teorías de la continuidad, de la contigüidad, de los sectores, y de la defrontación o enfrentación (no acogida en la actualidad por el Derecho Internacional).

Dicho todo esto, a continuación se indicarán las distintas teorías que sostienen estas reclamaciones existentes en la región Antártica, de cada uno de los países que reclaman o reivindican su soberanía en el continente blanco, desarrollando en forma exhaustiva los fundamentos que esgrime nuestro país.

3. RECLAMOS DE SOBERANÍA

Existen siete reclamaciones o reivindicaciones soberanas en el territorio antártico por parte de: Argentina, Chile, Gran Bretaña (que tienen sectores superpuestos en los reclamos) y Francia, Noruega, Nueva Zelanda y Australia.[3]

Por un lado Argentina y Chile reconocen mutuamente las partes no superpuestas, y en contrapartida no reconocen el sector superpuesto en favor del otro.[4] Por el contrario Gran Bretaña sostiene su reclamo soberano en la totalidad del sector que reclama Argentina. A su vez, Francia, Noruega, Nueva Zelanda y Australia reconocen a Gran Bretaña el sector que ésta reclama. Si bien el reconocimiento no genera derechos, no puede pasarse por alto que Argentina y Chile se encuentran aisladas en el reclamo soberano frente a países más poderosos.

En este contexto, Argentina argumenta su soberanía antártica en la legitimidad de documentos históricos, en antecedentes de presencia humana argentina continua, en consideraciones geológicas y en la proximidad a la plataforma continental americana, todo lo cual será desarrollado mas adelante.

La porción de la Antártida cuya soberanía proclama nuestro país, abarca el área delimitada al Norte por el paralelo de 60° de latitud Sur, al Este y al Oeste por los meridianos de 25° y 74° de longitud Oeste respectivamente y al Sur por el Polo Sur (90° de latitud Sur)[5], ello basándose en la teoría de los sectores, mediante la cual Argentina proyecta los meridianos de los puntos extremo este y oeste del territorio nacional (específicamente de la Provincia de Tierra del Fuego), hasta el Polo Sur como límites occidentales y orientales del espacio reclamado.

Al retomar los reclamos en la Antártida, surge que los siete Estados que reivindican sectores del continente Antártico utilizaron las diversas teorías de soberanía, combinándola en algunos casos y en otros adaptándolas a sus intenciones soberanas. Misma suerte corren los relatos históricos.

Noruega basa sus pretensiones en las exploraciones realizadas en el sector desde inicios del siglo XIX, siendo pionera en alcanzar el Polo Sur geográfico en 1911. Posteriormente se llevaron a cabo diversos estudios biológicos, geológicos e hidrográficos, se realizaron fotografías aéreas, y se mapeó la zona que pretenden como propia. Instalaron bases meteorológicas, de transmisiones y científicas, enviando diversas expediciones a lo largo de su historia, pero no llegando a tener nunca residentes permanentes. Noruega poseyó históricamente un interés sobre la pesca de catáceos, buscando evitar que otras naciones pudieran tomar allí medidas para impedirlas. La reclamación noruega fue reconocida (mutuamente) por Francia, Australia, Nueva Zelanda y Reino Unido.

Australia reclama seis millones de km² del continente blanco (% 42 de la Antártida); basando sus pretensiones en las gestas antárticas de James Clark Ross, quien tomara posesión en nombre de la reina Victoria del Reino Unido en 1841. Entre  1911 y 1914 tuvo lugar la Expedición Antártica Australiana, financiada y conformada por personal australiano y neozelandés. Entre 1933 el estado Australiano aceptó las transferencias realizadas por el Reino Unido, de los derechos territoriales  de diversos sectores antárticos. En 1942 Australia aceptó el Estatuto de Westminster de 1931 mediante el cual se abolía la mayor parte de las conexiones constitucionales entre Australia y Reino Unido. En dicha oportunidad Australia logró su independencia legislativa. Recién en 1954 Australia instaló su primer base en el continente antártico.

Nueva Zelanda también basa sus pretensiones en las gestas antárticas de James Clark Ross respecto de territorios que la Corona británica le cediera en 1923. Finalizada la Primera Guerra Mundial el Reino Unido instó a los Gobiernos de Australia y Nueva Zelanda a que reclamaran sectores de la Antártida hasta el polo sur, considerando sus puertos y su cercana ubicación geográfica con la Antártida, lo cual fue aceptado por el Gobierno de Nueva Zelanda en 1923. Luego del Estatuto de Westminster en 1931, adoptado por Nueva Zelanda en 1947, el Reino Unido renunció a todo control sobre el gobierno de Nueva Zelanda.

Francia reclama un sector estrecho de la Antártida Oriental cuya superficie es de unos 432.000 km². Tras la Segunda Guerra Mundial la Antártida había adquirido cada vez mayor valor estratégico geopolítico, y varios países, entre ellos Francia enviaron expediciones para crear bases en este continente, intentando ampliar su seguridad en las zonas que reivindicaban, comenzando expediciones con invernadas sucesivas y campañas de verano desde entonces. En la actualidad se realizan estudios astronómicos, geofísicos y climatológicos.

Gran Bretaña en 1962  le dio estatus jurídico de Territorio Británico de Ultramar, al territorio de una superficie de 1.709.400 km² que reclama. Dicha reclamación soberana se superpone en parte con el sector reivindicado por Chile y en su totalidad con el sector reclamado por Argentina. Es por ello que ninguno de los dos países reconocen la reclamación británica.

En 1908 marinos británicos realizaron seis tomas de posesión y proclamaciones en el área, que fueron posteriormente utilizadas por el Reino Unido como justificación jurídica para reclamar títulos de soberanía en la región. Ello, luego de adjudicarse ser pionera en el “descubrimiento” de las tierras antárticas, a raíz de una expedición del inglés William Smith el 19 de febrero de 1819, tomando posesión al desembarcar en nombre de la Corona meses mas tarde.

Durante la Segunda Guerra Mundial el Reino Unido desarrolló la operación militar conocida como Operación Tabarin, que recabara información meteorológica y de reconocimiento en el Atlántico Sur. Luego del envío de una flota de ocho buques de guerra por parte de la Argentina a la Antártida en 1948, comenzó a generarse tensión entre ambos, generando en Gran Bretaña el desembarco de buques de guerra, y la destrucción de refugios argentinos y chilenos. Posteriormente el Reino Unido demandó a Argentina y a Chile ante la Corte Internacional de Justicia n 1955 buscando que se declarara la invalidez de las reclamaciones de soberanía de los dos países sobre áreas antárticas y subantárticas.

Las tensiones finalizaron (al menos monetáneamente) con la firma del Tratado Antártico en 1959.

Chile reclama un sector que se superpone parcialmente con las áreas reclamadas por Argentina y por el Reino Unido. A su vez, Chile es el país más cercano geográficamente a la Antártida.

El fundamento chileno sobre sus reivindicaciones territoriales consiste en consideraciones históricas, jurídicas y geográficas (Bulas Papales ya mencionadas, primeros avistamientos antárticos que datan del año 1603, y posteriores expediciones y rescates, entre los cuales se incluye el célebre nagufragio del buque Endurance de Ernest Shcakleton). 

Chile inició sus actos de soberanía en la Antártida en 1947, con la Primer Expedición Antártica chilena y la instalación de la Estación Meteorológica y Radioteleráfica Soberanía, inaugurando diversas bases desde entonces.

En 1948 Argentina y Chile firmaron un mutuo acuerdo en la protección y defensa jurídica de sus derechos antárticos territoriales.

Mas allá de las diferencias entre los países mencionados, y de existir al día de hoy un número no muy significativo de estados que continúan reclamando sus derechos en determinados espacios antárticos, en la actualidad se encuentra suspendidas, al menos temporalmente las reclamaciones territoriales sobre los espacios ubicados por debajo de los 60° de latitud sur.

Dicha suspensión surge de la firma del Tratado Internacional sobre el Antártico en diciembre de 1959, ratificado por Argentina mediante ley 15.802 de mayo de 1961 y que se constituye como la pieza fundamental en materia de regulación antártica, teniendo por objeto regular las actividades que allí se efectúen, con el propósito primordial de que en interés de toda la humanidad la Antártida continúe utilizándose siempre exclusivamente para fines pacíficos y que no llegue a ser escenario u objeto de discordia internacional. Sus primeros signatarios fueron doce países Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Francia, Japón, Nueva Zelanda, Noruega, Rusia, Sudáfrica, Reino Unido y Estados Unidos.

4. FUNDAMENTOS ARGENTINOS

Argentina reivindica soberanía sobre el denominado “Sector Antártico Argentino”, definido por el paralelo 60º Sur y el Polo Sur, y los meridianos 25º y 74º de longitud Oeste.

Los dos últimos corresponden a los límites extremos longitudinales de la Argentina: 74º Oeste marca el punto más occidental del límite con Chile (el Cerro Bertrand, Provincia de Santa Cruz) y el meridiano 25º Oeste corresponde a las islas Sándwich del Sur (Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur).

La superficie del Sector Antártico Argentino es de aproximadamente 1.461.597 km², de los cuales 965.314 km² corresponden a tierra firme.

Ahora bien, Argentina fundamenta su soberanía en el derecho de ocupante, por extenderse a las tierras que se encuentran vinculadas geográficamente en forma natural a la región ocupada, sosteniendo entonces que los territorios que reclama son una prolongación del suyo propio. En este caso estamos hablando de la teoría de la continuidad, o unidad geográfica, que indica que una vez ocupada una parte de un territorio, las tierras sin dueño (nullius) que lindan con ella se tienen como ocupadas.

A su vez, similar fundamento se tiene con respecto a las islas cercanas a la costa que ya ha sido ocupada, toda vez que se consideran del mismo modo, incluso si se encuentran separadas por un brazo de mar o de las islas que integran un archipiélago, por lo que la posesión de una envuelve la del todo[6]. En este caso nos referimos a la teoría de la contigüidad.

Por otra parte, el reclamo de Argentina, se relaciona con el principio de uti possidetis iuris, mediante el cual, cuando un Estado se emancipa adquiere los límites administrativos que poseía cuando aún era una colonia. Por ende, la República Argentina sucedió a la Corona Española en sus derechos soberano sobre los espacios del Atlántico Sur, incluida la Antártida, en aquél entonces Terra Australis.

Cabe destacar que Argentina ha mantenido presencia humana en la Antártida en forma permanente desde 1903 cuando se produjera el rescate de la expedición liderada por Otto Nordenskjöld, y desde entonces el estado continuó presente. De hecho, Argentina es el país que posee la presencia humana más antigua e interrumpida en la Antártida, así como el país con mas bases científicas permanentes allí instaladas

En este contexto, el país realizó tareas de salvataje, auxilio y apoyo, instaló refugios, faros, así como bases permanentes y temporarias, propició trabajos de exploración, estudios científicos y cartográficos, logrando reconocimiento como un claro referente científico antártico. Todo ello en forma previa a la firma del Tratado Antártico, dando cuenta de la temprana presencia humana en el continente blanco.

Como objetivos antárticos, la Argentina pretende: fortalecer el Sistema del Tratado Antártico; contribuir al mantenimiento del estado de no militarización, libertad de investigación y status territorial vigente en la Antártida;  desarrollar actividad científica del más alto nivel con fines propios en beneficio de la humanidad; desarrollar una logística de avanzada con fines propios y de servicios a terceros; dotar a la ciudad de Ushuaia con infraestructura de servicios acorde a su condición natural de puerta de entrada a la Antártida Argentina; difundir en los distintos niveles de enseñanza particularmente en el ámbito docente, los legítimos derechos e intereses argentinos en la Antártida, y su actividad antártica, incorporándolos a los programa de estudio y en los medios de comunicación; instrumentar la política nacional respecto de la toponimia en la Antártida Argentina; participar activamente en las negociaciones y en los entendimientos internacionales que tengan que ver con la temática antártica; contribuir a la cooperación internacional tanto en materia científica como logística, sobre la base de la reciprocidad, teniendo en cuenta la tendencia de integración regional vigente; controlar y supervisar la planificación y ejecución estratégica de la actividades llevadas a cabo por nuestro país en la Antártida, con el fin de determinar en qué medida son satisfechos los intereses y los objetivos nacionales en la Antártida.

En consonancia con lo expuesto, Argentina fue pionera en investigación y permanencia en la Antártida, administrando trece bases, de las cuales siete son permanentes y seis temporarias.

Así, pueden indicarse diversas formas en que nuestro país ejerció a lo largo de la historia y ejerce en la actualidad la soberanía en el continente blanco a través de sus bases, a saber:

– Se instaló la base con presencia ininterrumpida de carácter estable más antigua del continente en 1903 (Base Antártica Conjunta Orcadas);

– Se puso en funcionamiento el Instituto Antártico Argentino creado en 1951 (Base Antártica Conjunta San Martín);

– Se instaló el  Faro Esperanza y el Refugio Puerto Moro, el Destacamento Naval Esperanza, la Escuela Provincial N° 38 Raúl Ricardo Alfonsín, una estación metorológica y una sismológica, un laboratorio multidisciplinario – que lleva a cabo investigaciones en glaciología, geología, paleontología limnología, gestión ambiental y mareografía entre otros-, y el Fortín Sargento Cabral, constituido originalmente por siete familias que permanecen allí durante un año para luego ser reemplazadas por otras, produciéndose también en dichas instalaciones ocho nacimientos, matrimonios, defunciones y divorcios y donde también funciona la primera radiodifusora de onda corta en la Antártida (Base Antártica Conjunta Esperanza);

– Se realizan tareas de investigación científica de ozono, magnetismo, meteorología, glaciología, biología terrestre, geodesia y sismología, contando con el sismógrafo mas austral del mundo sobre tierra firme (Base Antática Conjunta Belgrano II);

– Se instaló y puso en funcionamiento una pista de aterrizaje desde 1970 siendo la entrada aérea de la logística argentina en la Antártida, desplegándose diversos campamentos científicos durante la Campaña Antártica de Verano, (Base Antártica Conjunta Marambio);

– Se pusieron en funcionamiento del laboratorios en los que se realizan estudios de atmósfera, biología costera, terrestre, oceanografía, geología y glaciología entre otros, poseyendo una de las recopilaciones de datos científicos mas completos de la región antártica,  (Base Antártida Conjunta Carlini);

– Se brinda logística a todo el sistema antártico argentino en forma prioritaria y subsidiariamente a las bases extranjeras, como a los buques y aeronaves que tengan paso obligado por allí (Base Antártica Conjunta Petrel).

A las Bases Antárticas mencionadas se le suman una serie de refugios y bases de verano, estas últimas solo abren para las Campañas Antárticas de Verano (CAV) por el tiempo necesario para realizar investigaciones científicas, extendiéndose aproximadamente por tres o cuatro meses (Bases Brown, Melchior, Decepción, Cámara, Primavera y Matienzo).

En relación a las familias con residencia temporal en la Antártida, la única en donde a la fecha se alojan aquellas que son escogidas es la Base Antártida Conjunta Esperanza.

Allí se seleccionan entre ocho y nueve familias de todo el país, las cuales para ser elegidas, las familias postulantes deben componerse de parejas con hijos, preferiblemente en edad escolar de nivel primario, ya que funciona en la Base la Escuela N° 38, mas allá que hay en nivel secundario y en otras oportunidades hubo en nivel universitario cursando a distancia, gracias a la conexión del enlace de internet satelital que posee la base, designándose tareas a todo el personal de la base, desde los quehaceres de limpieza, como de los lugares de esparcimiento, así como las gestiones de residuos.

En este punto es importante destacar que quien se encarga de conducir las operaciones argentinas en forma permanente y continua en la Antártida y zonas de interés, para asegurar el despliegue, sostén logístico y desarrollo de la actividad científica, a fin de contribuir al cumplimiento del Plan Anual Antártico, Científico, Técnico y de Servicios es el Comando Conjunto Antártico (COCOANTAR), constituyéndose como permanente mediante Decreto Nacional N° 368/2018[7]

El mismo establece que todas las bases antárticas y refugios, deben ser gestionadas en conjunto entre las distintas fuerzas armadas y la Dirección Nacional del Antártico, con el fin de optimizar los recursos y dependiendo orgánicamente del COCOANTAR[8].

En este marco, se ocupa de diagramar las campañas y precampañas antárticas en todas sus instancias, sirviendo de nexo con la Subsecretaría de Planeamiento Operativo y Servicio Logístico para la Defensa, tanto en gestiones administrativas como operativas (para graficar la dimensión de sus distintas tareas, podemos decir que releva, calcula y repone los productos a consumir en las bases, tales como víveres frescos y secos, medicamentos, o incluso repuestos y por supuesto, el combustible necesario para las campañas, debiendo calcularse exhaustivamente todos los recorridos y la necesidad de actividades diarias que lo requieran.

A su vez, deben intervenir diversos profesionales de la salud por ejemplo de nutricionistas a los fines de diagramar las raciones y diversos menús que serán consumidos por el personal albergado en las bases así como las posibles emergencias que pudiesen acontecer.

Así, no solamente el COCOANTAR es responsable de los consumos en las bases antárticas, sino también para todos los procedimientos en la Antártida, por ejemplo  los relacionados con los arribos del Rompehielos ARA Almirante Irizar, el Buque Transporte ARA Canal Beagle.

Por otra parte, y mas allá de las doscientas veinte personas que albergan en las bases permanentes de la Antártida, también se encuentra bajo responsabilidad del COCOANTAR el traslado de mas de mil personas. A modo de ejemplo podemos mencionar que un sacerdote visita en el verano a las bases, personal del Ministerio de Defensa, personal de científicos nacional e internacionales, funcionarios públicos, grupos de trabajo que hacen mantenimiento en las bases.

El COCOANTAR es encargado de los productos que no se consumen, que no puede quedar en la Antártida y que por ende se considera como residuo. Allí, se cuenta con plantas de tratamiento de residuos para su posterior retiro.

Por último, la distribución y armado de bases de los productos e insumos se encuentra protocolizado, incluso hasta en la forma de empaquetarse. A su vez, debe tenerse en cuenta que la logística incluye los medios de transporte en la Antártida, los cuales deben ser apropiados para ello, los traslados de los barcos a las bases se realiza en helicópteros, además se utilizan barcazas de gran magnitud o embarcaciones mas pequeñas, o pontones autopropulsados.

Por todo lo descripto en la presente a modo de escueto resumen, queda en evidencia la importancia en la política ocupacional territorial del COCOANTAR para afianzar la soberanía en la región antártica que se reclama, no solo por la enorme labor que allí se practica, sino, porque también resulta ser la cara visible frente a los demás Estados ya sean reclamantes o no.

5. CONCLUSIÓN

A modo de conclusión, de todo lo hasta aquí expuesto, y entendiendo que existe un generalizado desconocimiento de nuestra sociedad tanto acerca de las tareas que se llevan a cabo en la Antártida, así como de las razones por las existen diversas reclamaciones soberanas en el continente blanco, considero fundamental continuar brindando educación en lo que al derecho antártico se refiere.

Sin perjuicio que en la actualidad, sobre la Antártida solo se llevan a cabo tareas de estudio con fines pacíficos, no debemos olvidar que eso se debe a la firma del Tratado Antártico, por lo que la reivindicación soberana de todos los países signatarios, se encuentra virtualmente congelada.

Como pudo desprenderse del presente trabajo, existen diversos países que reclaman su soberanía en la Antártida y cada uno de ellos sostiene fuertemente los argumentos por los que motivan sus reclamos. En este norte, tanto las teorías de adquisición como así también los relatos históricos, son utilizados en beneficio de cada estado reclamante. Por ello, en principio, cada uno de los argumentos esgrimidos por los Estados intervinientes se encuentran avalados por diversas posturas del Derecho Internacional. 

Por todo lo expuesto, es que debe practicarse en forma permanente el ejercicio de la soberanía nacional en el territorio que se pretende como propio, debiendo llevarse a cabo ese ejercicio por parte de todos los que habitamos este país, ya sea difundiendo los conocimientos adquiridos, para que sigan dimensionando las tareas antárticas o bien, en forma mas específica, formando parte de las operaciones antárticas, como docentes, investigadores, científicos o trabajadores de cualquier modo.

Citas

[1] Abogado. Profesor Universitario para la educación secundaria y superior. Diplomado en Derecho Antártico, Gestión y Logística Antártica Ambiental

[2]             Real Academia Española. Concepto de Soberanía, del Diccionario Prehispánico del Español Jurídico, recuperado el 29 de enero de 2022, de  https://dpej.rae.es/lema/soberan%C3%ADa. En: Crea, Javier Alejandro y Berretino María de los Ángeles, Tratado de Derecho Antártico. La gestión polar ambiental en el marco de los Derechos Humanos. Cathedra Jurídica, Buenos Aires. 2022.

[3] Ver Anexo Gráficos N° 1.

[4]  Ver Anexo Gráficos N° 2.

[5] www.aidca.org/revista    ISSN: 2953-3554 Edición Especial 22 de febrero de 2024 Antártida Argentina: 120 Años de Presencia Ininterrumpida REIVINDICACIÓN DE SOBERANÍA ARGENTINA EN LA ANTÁRTIDA, Luis Rafael Cortes

[6]             Arias Montoya, René, Modos de adquirir el dominio territorial en el Derecho Internacional, ps. 217-218.  En Crea, Javier Alejandro y Berretino María de los Ángeles, Tratado de Derecho Antártico. La gestión polar ambiental en el marco de los Derechos Humanos. Cathedra Jurídica, Buenos Aires. 2022.

[7]             https://www.fuerzas-armadas.mil.ar/cocoantar/inicio.html  recuperado el 07/07/2024.

[8]             Decreto Nacional N° 368/2018 de fecha 26/04/2018.

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