Por Deyanira Trinidad Álvarez Villajuana[1]

Los psicópatas no suelen ser quienes cumplen el estereotipo de asesinos seriales o delincuentes de gran historial, sino que pueden estar entre nosotros, integrados a la sociedad, sin ningún antecedente penal, ocupando puestos de poder, y pasando inadvertidos, pero dañando severamente sus entornos con sus acciones destinadas a socavar la reputación y dignidad de otras personas, pues las ven como objetos y no como sujetos. Sus grandes armas son la mentira y la manipulación; son estratégicos y saben “seducir” con palabras, regalos o favores, que tarde o temprano serán cobrados y con creces. Son expertos en presentarse a sí mismos como “víctimas” de los demás, jamás aceptarán algún error de su parte, a menos que les resulte conveniente para sus fines y tenderán a generar tres tipos de reacciones en el entorno: compasión, admiración y/o temor (Marietán, H. 2010).

Asimismo, los rasgos psicopáticos pueden clasificarse en tres grupos, A) Los derivados de satisfacer necesidades distintas al común, B) Los derivados de la cosificación de las personas y C) los actos psicopáticos graves. Los rasgos del grupo A y B deben ser investigados a través de la biografía y evaluados. Hay presunción de psicopatía si presentan rasgos correspondientes a los subgrupos A1, A2, A3, A4 y al grupo B. Lógicamente, la presencia de un hecho del punto C señala al psicópata por sí solo. Un concepto clave, es que “la personalidad psicopática se da en individuos que deben satisfacer necesidades especiales y para ello hacen un uso particular de su libertad, valiéndose de códigos propios y utilizando a las otras personas como cosas” (Marietán, H. 2010).

En síntesis, los psicópatas se manejan de una manera conductualmente distinta al grueso de la población y da la impresión de que los impedimentos normativos, que son comunes al resto y que son inhibitorios, para estas personas son simples obstáculos a sortear. Hacen sus propias reglas, y las defienden sin importar los límites ajenos. La psiquiatría clásica dice que el psicópata conoce las reglas sociales y a pesar de ello las transgrede, usando los medios para sus fines. Al parecer, el psicópata se maneja por sus propios códigos, su ley interior. Esto de manejarse por sus propias creencias y cierto desprecio por la normativa general, aunque “aparente seguirla” en especial con las autoridades a quienes pretende manipular o encandilar, va a hacer que el concepto de deber, en el sentido comunitario del término, sea distinto al de una persona común, con verdaderos sentimientos de empatía y nobleza hacia los demás seres humanos, así como respeto por las leyes en pro de la convivencia pacífica. Los rasgos psicopáticos principales, son de acuerdo con el Dr. Marietán (2010):

Cosificación

Se asocia con quitarle el rango de igual, de ser humano, a la persona como tal, viéndola como objeto y no como sujeto. Si se tiene frente a sí a otra persona, se practica lo que se llama la empatía, es decir, colocarse en el lugar del otro, de manera afectiva y no solo cognitiva o intelectual, y ejercer lo que se llama comprensión. Es decir, si se está en lugar de la otra persona, aunque nunca será de forma total, sí se puede acompañar desde la empatía y el respeto. Pero, si se le quita esa cualidad de persona a la otra, se la convierte en una cosa, una cosa es manejable, es manipulable, se puede hacer con ella lo que se quiera. No se puede matar a una persona, para matar uno debe cosificar al otro, es decir, hacer el paso psicológico de descalificarlo como persona y ubicarlo como cosa y ahí sí, se le puede destruir. Y de esa forma también, como cosa, se lo puede manipular a satisfacción. Desde la mentalidad del psicópata, una persona es una herramienta que se puede utilizar para el propio beneficio.

Seducción

Se refiere a la inducción del otro a actuar en el propio beneficio, a través de la captación de sus necesidades, rasgo que es muy particular y llamativo en este tipo de personalidades. Tienen facilidad o habilidad para captar las necesidades del otro, y ahí accionar (para “leer las mentes de sus víctimas”). Este tipo de captación pertenece a patrones irracionales. Muchas veces, en el consultorio, los complementarios, es decir, aquellas personas que conviven con psicópatas, dicen “al final, no sé por qué, terminé haciendo una cosa que yo no quería hacer”.

Mentira

El psicópata es mentiroso, pudiendo incluso aprobar pruebas periciales destinadas a identificar las mentiras, con éxito y sin sudar, literalmente. Su tipo de mentira se conoce como psicopática, porque es una forma de mentir especial, relajada, convincente, totalmente adaptada a la circunstancia y con la única finalidad de conseguir un objetivo egoísta y muchas veces oculto. Él puede mentir a través de lo verbal y a través de lo corporal, es decir, puede actuar, siendo un experto en ello. Puede hacer toda una escenificación y mantenerla el tiempo que sea necesario hasta conseguir su objetivo.

Manipulación

El psicópata dentro de su mente, no ve a los seres humanos como tal, sino como objetos, y considerando lo anterior, manipula para servirse a sí mismo, logrando la satisfacción de sus necesidades sin importar en absoluto las de los demás. Sn embargo, en la manipulación existe un cierto grado de acuerdo entre el manipulado y el manipulador, obteniendo el primero, algún tipo de ganancia secundaria. La manipulación, es diferente a la coerción. En la coerción existe la presión y la falta de opción de la otra persona, en cambio, en la manipulación hay una aceptación de la parte manipulada, lo cual no justifica el proceder inadecuado de quien manipula.

Desmesura

Falla en encontrar la medida estándar en la ejecución de las acciones: en más o en menos, pero no acierta en dar con el punto moderado en sus acciones para lograr conseguir sus objetivos, no importándole el daño que pueda ejercer a terceros, mientras consiga lograr lo que se propuso.

Falla en la empatía

El psicópata no es empático, no puede colocarse en el lugar emocional del otro, ni prever las consecuencias negativas de sus actos en el otro, solo puede hacerlo de manera cognitiva o intelectual, pero no le importa, así que, simplemente realiza lo que quiere, como decide. No es que la persona psicópata no sepa que está haciendo algo negativo para el otro, sino que no puede dimensionar, por falta de empatía, el efecto emocional que causa en el otro, y si pudiera, no le importaría.

          Para complementar, es importante señalar lo que uno de los máximos exponentes en materia de investigación de la psicopatía, el Dr. Robert Hare, también señala como características principales de este tipo de personas, así como la definición de esta forma de ser en el mundo, ya que la psicopatía no es una patología mental, sino una forma de concebir la realidad, por lo cual, sí son imputables tras cometer algún delito. Robert Hare escribió un libro llamado “Sin conciencia”, en el que analiza a profundidad la personalidad de los psicópatas, definiendo la psicopatía como: “Un trastorno de la personalidad que se define por una serie de conductas y rasgos de personalidad significativos, la mayoría de los cuales son mal vistos por la sociedad. El psicópata nos presenta una imagen de una persona preocupada por sí misma, cruel y sin remordimientos, con una profunda carencia de empatía y de la capacidad para relacionarse con los demás de manera natural” (Hare, R. et. al. 1991, 2007, 2008, 2010). Las características encubiertas, que cuando son descubiertas deben traducirse en evidentes focos rojos para las personas a su alrededor, son las siguientes:

1. Sus emociones de base son el desprecio y la ira. Utilizan una máscara para integrarse en la sociedad. Sus emociones son fingidas, intelectuales, cognitivas.
2. No distinguen de forma precisa entre las emociones positivas y las negativas, siéndoles complicado el clasificar sus sentimientos, o diferenciarlos como buenos o malos.
3. En situaciones frustrantes o amenazantes, no sienten miedo sino ira.
4. Mienten con mucha facilidady disfrutan cuando logran engañar a otros.
5. Sus descripciones sobre su pareja, familiares o amigos, no son muy emocionales, sino frías, mecánicas.
6. Cuidan su imagen, soliendo ser pulcros, contando con atractivo físico y/o intelectual.
7. Sus dichos no concuerdan con sus hechos. Realizan afirmaciones contradictorias.
8. Su forma de hablar suele ser un poco más veloz que el resto de las personas, no contando su lenguaje con ritmo o inflexiones propias de la gran mayoría, naturales.
9. Los movimientos con sus manos son exagerados, pareciendo que dirigen una orquesta.
10. Tienden a tener más contacto visualque las personas no psicópatas y su comunicación suele ser más agresiva. Cruzan los límites personales de manera frecuente, no manteniendo una distancia prudente con el interlocutor, invadiendo su espacio personal.
11. Es común un parpadeo mucho mayor que el resto de las personas, y también sonríen menos en sus conversaciones cotidianas.

Para finalizar, la literatura médica señala que el pionero en los estudios sobre la psicopatía fue Benjamin Rush, al publicar un ensayo acerca de un cuadro clínico que presentaba ausencia de moral, sin deterioro intelectual. En 1801, originó de manera formal el término cuando lo utilizó para definir un cuadro clínico de manía sin delirio. En la actualidad, el Dr. Robert Hare y el Dr. Hugo Marietán, son dos investigadores serios y con aportaciones relevantes en el área, aunque falta mucho por profundizar, sobre todo, por investigadoras mujeres, como quien suscribe, cuyas vivencias con perfiles relacionados con el tema antes expuesto, han derivado en una búsqueda de protección para los demás, a través de la educación y socialización del conocimiento, agradeciendo el espacio a la RIDCA y a todo su valioso equipo, al cual, tengo la satisfacción de pertenecer.

Licenciada en Psicología egresada con honores de la Universidad Autónoma de Yucatán UADY (cédula: 5157846). Primer Lugar Nacional en el EGEL-PSI (CENEVAL). Perito en Psicología, en dos especialidades, registro en el Poder Judicial (RP649/2018, Yucatán y P. 0059-2020, Federal). Maestra en Psicología y Orientación Vocacional, ENSY (cédula: 09887047). Doctora en Ciencias de la Educación, Universidad Anáhuac Mayab (cédula 13898316). Próxima Licenciada en Derecho, UNAM, Doctora en Ciencias Forenses, Posdoctora en Derecho Penal y Criminología, Investigadora Criminal Privada, CESCIJUC.

Referencias

Hare, R. D. (1991). The Hare Psychopathy Checklist – Revised. In Toronto Multihealth Systems.

Hare, R. D., & Neumann, C. S. (2010). The role of antisociality in the psychopathy construct: Comment on skeem and cooke (2010). Psychological Assessment. https://doi.org/10.1037/a0013635

Hare, R. D., & Neumann, C. S. (2008). Psychopathy as a Clinical and Empirical Construct. Annual Review of Clinical Psychology. https://doi.org/10.1146/annurev.clinpsy.3.022806.091452

Marietán, H. (2010). Sobre la psicopatía. Consultado el 4 de junio de 2024 en: https://psiquiatria.com/bibliopsiquis/sobre-la-psicopatia

Williams, K. M., Paulhus, D. L., & Hare, R. D. (2007). Capturing the four-factor structure of psychopathy in college students via self-report. Journal of Personality Assessment.

Citas

[1] Licenciada en Psicología egresada con honores de la Universidad Autónoma de Yucatán UADY (cédula: 5157846). Primer Lugar Nacional en el EGEL-PSI (CENEVAL). Perito en Psicología, en dos especialidades, registro en el Poder Judicial (RP649/2018, Yucatán y P. 0059-2020, Federal). Maestra en Psicología y Orientación Vocacional, ENSY (cédula: 09887047). Doctora en Ciencias de la Educación, Universidad Anáhuac Mayab (cédula 13898316). Próxima Licenciada en Derecho, UNAM, Doctora en Ciencias Forenses, Posdoctora en Derecho Penal y Criminología, Investigadora Criminal Privada, CESCIJUC.