Revista Iberoamericana de Derecho, Cultura y Ambiente
RIDCA - Edición Nº7 - Derecho Ambiental
Mario Peña Chacón. Director
Marzo de 2025
La cosmovisión como motor de la historia. Historia ambiental
Autor. Pablo Brugo. Argentina
Por Pablo Brugo
Resumen
La sociedad moderna nos ha llevado a una vida basada en la satisfacción de instantánea de deseos egoístas, desconectada de la naturaleza y despreocupada de los efectos a largo plazo desde una cultura de la inmediatez. Este trabajo pretende comenzar a explorar cómo han influido las diferentes maneras de ver y entender el mundo, de pensar la historia y el ambiente en la construcción de nuestra sociedad actual y sus consecuencias para la Madre Tierra. Se trata de una primera aproximación con el objetivo de comenzar a recabar información y buscar datos históricos sobre la temática, relacionándolos y sacando conclusiones. El período a abordar es la historia humana, aunque no se decantaran datos prehistóricos en caso de encontrar material confiable. A nivel espacial, la escala será Gaia, aunque centrándome principalmente en América Latina y Europa, ya que habitamos en la primera y fuimos colonizados por la segunda.
Palabras Clave: Historia Ambiental, Cosmovisión, Pueblos Originarios, Gaia, Madre Tierra.
INTRODUCCIÓN
Cuando escuché por primera vez que existen otras formas de ver y entender el mundo llamó mucho mi atención, ya que la gente a la que observaba no solía reparar en ello. La inquietud se originó al estudiar epistemología como parte de mi formación en ciencias físicas, leyendo autores como Thomas Kuhn (1962) o Russell Hanson (1958). Esta inquietud tomó una nueva significación cuando escuché hablar a integrantes de pueblos originarios, explicando que ellos no se entienden como algo separado de la naturaleza, que forman parte de ella y están integrados a la naturaleza y el territorio. Me conmueve observar cómo vivimos inmersos en una sociedad, construida sobre una serie de valores y creencias de los cuales no solemos ser conscientes (al menos en general y en gran medida). Se da por hecho “la realidad” desde el “sentido común” (que como Einstein decía es el más estúpido de los sentidos) sin comprender que la episteme subyacente, desde la cual visualizamos y entendemos subjetivamente “la realidad”, fue impuesta desde el poder (Foucault, 1968) para justificar el status quo, pasando desapercibida, es algo que se da por hecho sin cuestionar, y es desde dónde se termina construyendo nuestra historia.
Para ejercer el poder se necesita de una cosmovisión que lo sustente y justifique. En este trabajo, retomaré estas ideas, sobre las que vengo trabajando en un intento por aprender sobre la génesis y consecuencias de la cosmovisión, describiendo un estrecho vínculo entre en capitalismo y el darwinismo.
Resulta interesante interpelar a la cosmovisión imperante, evaluando sus consecuencias y reflexionando sobre las implicancias de la misma. Veremos qué, lejos del pensamiento mecanicista impuesto a partir de la modernidad para justificar el nuevo poder establecido, existen visiones alternativas que conectan tanto la cosmovisión de los pueblos originarios de américa, como la de los antiguos griegos y cristianos, considerando a la tierra como algo vivo, que nos recuerda a Lovelock (2007) quién habla de Gaia, contemplando una profundidad espiritual que trasciende a la materia y supera en varios aspectos los conocimientos actuales que no han podido dar una respuesta efectiva a una problemática como el cambio climático, que nos están llevando, al desastre.
Como mencioné anteriormente la idea es retomar temas sobre los que vengo trabajando en esta maestría, recurriendo a diversa bibliografía, entre ella algunos autores propuestos por la cátedra que resultaron muy enriquecedores, y, debo mencionar que hubo un evento que fue significativo en cuanto a la decisión de cómo enfocarlo… en un encuentro con pueblos originarios en noviembre de 2024, al que asistí para poder profundizar en esta temática (Casimiro et al. 2024), una de las denuncias que se hizo es que leemos e interpretamos cosas escritas por colonizadores y no vamos a conocerlos a su territorio como ellos lo hacen viniendo a hablar con nosotros. Interpelando a los participantes a que vayamos a visitarlos. Por lo que, con esto en mente y buscando la riqueza de una experiencia directa, este trabajo incluye una salida de campo, visitando a una comunidad de pueblos originarios, en la que encontraría que un vínculo inesperado que conectaría con mi propia historia familiar este lugar. Siendo que mi padre fue desaparecido por la última dictadura cívico-militar y tuve la sorpresa de descubrir que en esta comunidad se halló el cuerpo de una militante, secuestrada y asesinada por el terrorismo de estado durante la dictadura. Como si el destino, el llamado de nuestros ancestros, o la historia conectara las luchas por una sociedad más justa.
Planteo del problema
Nuestra forma de ver y comprender el mundo está directamente ligada a nuestro vínculo con la naturaleza y con la vida. A partir del estudio sobre cómo se construyó la cosmovisión actual y su impacto, este trabajo pretende comenzar a abordar cómo diversas cosmovisiones han influido en la forma en que nos vínculos con el ambiente a través de la historia.
Objetivos del Trabajo
- Comenzar a abordar la construcción histórica de la cosmovisión actual, y su impacto social, económico, ambiental, etc.
- Comenzar a investigar acerca de las diversas cosmovisiones a través de la historia, haciendo hincapié en aquellas que hayan influido en América y más especialmente en América Latina.
- Indagar acerca del vínculo con la naturaleza, el territorio y la vida de cada una de estas concepciones.
- Visualizar la necesidad de construir un nuevo paradigma, desde una nueva epistemología, que logre integrar diversos tipos de saberes, hacia una concepción más armónica en nuestro vínculo con la creación.
Marco conceptual
Entendiendo la historia ambiental como la relación que hemos establecido los seres humanos con la naturaleza a través del tiempo (Garnero, 2018, p. 94) se puede apreciar claramente que este vínculo se ha visto afectado por las diversas concepciones culturales que han tenido lugar a través de la historia. El análisis de este proceso no está ligado a un marco teórico determinado, sino que más bien entiendo que se trata de uno por construir desde una perspectiva crítica, que analiza cómo y desde qué valores e intereses se han conformado las distintas cosmovisiones y sus implicancias, cuestionando inclusive nuestra epistemología y el academicismo en el que estamos inmersos… Como sostiene García (2006):
“La expresión «marco conceptual y metodológico» considerada como nombre y apellido de una única entidad, encierra, al mismo tiempo, una posición epistemológica, una cierta concepción de «la realidad» (que llamaría cosmovisión, si no fuera un término tan presuntuoso)” (p. 71)
Sin embargo, aquí, sin ánimo de ser presuntuoso, utilizaré el término cosmovisión, ya que es lo que se está estudiando y criticando, debatiendo sobre aquello mismo que consideramos “la realidad». Esto no quiere decir que se partirá de la nada, como una tabula rasa, por el contrario se tomaran ideas de varios autores, algunos ya mencionados en la introducción, el trabajo de Kaltmeier (2024) resultó fundamental y fue una gran inspiración para este trabajo, así como ideas de Foucault (1968), Leff (2020), Morris (1973), García (2006) y Papa Francisco (2015) entre otros.
¿y qué es una cosmovisión?
Dado que este término forma parte del título y del objetivo de estudio de este trabajo, resulta necesario ensayar algún tipo de “definición” o referencia sobre el mismo.
La cosmovisión representa un sistema de creencias que da forma fundamental a los marcos identitarios de las diversas culturas. Definiendo la forma en que ven e interpretan el mundo, influyendo en sus valores, costumbres, prácticas, etc. «el conjunto de opiniones y creencias que conforman la imagen o concepto general del mundo que tiene una persona, época o cultura, a partir de la cual interpreta su propia naturaleza y la de todo lo existente» (Wikipedia, s.f.)
Podríamos decir que en nuestras construcciones culturales, según señala López Austin (1990), la cosmovisión «estructura la vida comunitaria y agrupa el conjunto de los mitos que explican el origen del mundo», digamos que según interpreto esta declaración, dado que incluyó el término “mito”, el Big Bang sería un mito; y, si bien comprendo que podría sonar forzado, y alguien podría argumentar que es una “teoría científica”, estas teorías se construyen justamente desde el sistema de creencias actual, en base a lo que entendemos subjetivamente como “realidad”.
¿cómo se llegó a la cosmovisión actual?
El marco epistemológico (o cosmovisión) ha ido variando a través de la historia, pero resulta claro que con el surgimiento de la modernidad hubo una serie de cambios que llevaron a una concepción que aún prevalece explícita o implícitamente hasta nuestros días.
Pero estos cambios están asociados a un modo de pensar la “ciencia” vendría ahora a instaurarse como nuevo poder que se adjudica el valor de “la verdad” desplazando a la religión, dando lugar a una nueva cosmovisión.
En la modernidad, la necesidad de la burguesía de desplazar a la Iglesia como poseedora de “la verdad”, en consonancia con los avances técnicos ligados al desarrollo de las “ciencias” darán lugar a una alianza perfecta, formando el caldo de cultivo que llevó al estado en que estamos actualmente. Entiéndase que en esta época no se concibe la ciencia como describí más arriba que lo hacemos actualmente, un modelo que nada tiene que ver con “la verdad” y sólo tiene una utilidad práctica dentro de un contexto, respondiendo a los fines para los que fue concebido. Es decir, no se trataba de una forma más de saber entre muchas otras. Hoy en día si alguien habla de “ley de gravedad” le preguntaría ¿a cuál teoría se refiere? y luego podríamos conversar sobre los problemas para unificarla con el modelo estándar de partículas, la necesidad de utilizar parches como la materia oscura a nivel galáctico, etc. Es decir, son modelos que pueden tener una utilidad en un contexto, pero sabemos que no son reales. Sin embargo el surgimiento de la epistemología es algo bastante novedoso, hasta no hace mucho tiempo la “ley de gravedad” se entendía como “ley” no por formar parte de una teoría (hoy la entendemos como un postulado parte de una teoría, entre varias), no, no, se le dijo “ley” porque se entendía que la formulación de Newton (hoy desplazada por Einstein y en busca de nuevos modelos) era una “verdad absoluta”… las cosas “eran así” y “la ciencia” tenía “la verdad” en ese universo mecanicista. No pretendo con esto dar lugar al relativismo epistemológico, este extremismo de “todo o nada”, “doxa o episteme”, en dónde la ciencia, como sabemos sujeta a intereses, se adjudicaba el lugar de única verdad y forma de conocimiento, es un extremismo que se replica hoy en día como si fuera otra cara de la misma moneda, otro extremismo, pero esta vez negacionista del conocimiento científico, aunque suceda hoy, no es nuevo, y aunque sea una postura minoritaria, puede hacer mucho daño, ya que arrastra opinión pública muchas veces sin fundamento, o peor aún, obedeciendo a determinados intereses.
Expliquemos a qué me refiero con esto. La ciencia era entendida como “objetiva”, dando un valor de “verdad” definiendo la “realidad” como algo indiscutible… ya que estaba “demostrado empíricamente” (es decir los hechos o “la realidad” era así)… Hasta que:
“Con la revolución científica que tuvo lugar a comienzos del siglo XX, entraron en crisis los conceptos más básicos de la ciencia: espacio, tiempo, causalidad, materia. La crisis obligó a una reconsideración de los fundamentos mismos de toda ciencia, lo cual condujo, ineludiblemente, a un análisis en profundidad de problemas epistemológicos. Esta tarea fue emprendida por las poderosas escuelas neopositivistas” (García, 2006, p. 29)
Y luego:
“a mediados del siglo XX desde la historia de la ciencia. Kuhn, Russell Hanson y Toulmin, entre otros, pudieron demostrar que la evolución histórica de las teorías científicas no respondía a la imagen de la ciencia que emergía de dichas posiciones empiristas. Fue necesaria, sin embargo, la crítica proveniente de otras corrientes epistemológicas para poner en tela de juicio las premisas que les servían de fundamento.” (García, 2006, p. 30)
Es decir, aquella visión mecanicista, establecida como indiscutible, ya que se basada en hechos “objetivos” que todos podíamos observar y comprobar comenzó a ser puesta en juego… se comenzó a dudar de este absolutismo. Dado que «Toda experiencia está cargada de teoría.» como plantea Russell Hanson (1958), no existe observación pura de los hechos, sino que lo que observamos está cargado de teorías previas que nos permiten interpretarlo, o sea que «La noción de observación como la fuente de evidencia objetiva e imparcial para la ciencia está en bancarrota.» (García, 2006, p. 77). Toda observación partirá de nuestra subjetividad, atravesada por nuestros valores culturales, experiencias previas etc. en un contexto social que da lugar a una construcción histórica, en este sentido expresa García (2006):
“el carácter social de cualquier hecho histórico y sobre el carácter histórico de cualquier hecho social, constituyó la base del análisis que realizamos con Piaget en Psicogénesis e Historia de la Ciencia y que puso en evidencia el rol prominente del contexto social (entendido en el sentido más amplio del término, es decir, incluyendo los factores económicos y políticos) en el desarrollo histórico de la ciencia.” (p. 34)
De modo que la ciencia, lejos de una supuesta objetividad o imparcialidad, estará atravesada de intereses, como plantea Focault (1968) una episteme desde el cuál se sostiene el poder. Cambiando a través de la historia su modo de comprender e interpretar el mundo como explica Khun (1962) en su libro “La estructura de las revoluciones científicas”.
Con la burguesía en ascenso y el advenimiento del liberalismo, el nuevo poder, que se fundamenta en el individualismo y el egoísmo, ya no va a buscar una relación armónica con la naturaleza, ni se va a sentir parte de ella, sino que, concibe a la naturaleza como una cosa para satisfacer sus intereses. La necesidad de justificar las atrocidades cometidas contra otros seres humanos llevará a Darwin a tomar la idea de Spencer de «la supervivencia del más apto» para convertirla en “ciencia”, es decir “una verdad” una “ley natural” algo que “es así” se quiera o no, según lo explicado en el párrafo anterior. Esto no forma parte de una utilización indebida denominada “darwinismo social”, fue el mismo Darwin quien puso a su libro “Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida”. Claro hoy en día suele abreviarse porque eso de que unas “razas favorecidas” aniquilen a otras queda mal… El amigo y promotor de Darwin, Thomas Henry Huxley fundó el X Club, una sociedad eugenésica, promoviendo el darwinismo desde el pensamiento liberal, mientras compartía vacaciones con Darwin. Fue el propio Darwin quién comparó a los negros con gorilas, a los nativos americanos con animales domésticos y explicó por qué las mujeres son inferiores según su teoría (Darwin, 1871).
Como ya se mencionó, todo este pensamiento, viene a justificar lo que se venía haciendo con los pueblos originarios. Con la llegada de los españoles a américa, cuya intención era saquear todo el oro y la plata que pudieran, se produjo la destrucción de la agricultura en terrazas incaica de manera intencional, con el objetivo de hacer perdurable su conquista del territorio al destruir el sistema de subsistencia de los pueblos originarios. Este sistema era un espectacular ejemplo de eficiencia en el manejo de la tierra y respeto por el equilibrio ecológico. Ningún sistema posterior consiguió alimentar a tanta población sin degradar los recursos naturales (Brailovsky, 1991). Se realizaba en armonía con la naturaleza, a la que nuestros pueblos originarios consideraban sagrada. A su vez los colonizadores provocaron la desertización en algunos lugares debido a las prácticas agrícolas importadas, no apropiadas para la zona y a la falta de cualquier visión de respeto por el ambiente o sustentabilidad, por ejemplo, talando árboles que protegían las cuencas de los arroyos, ya que todo eran “recursos” para ser saqueados.
Los primeros conquistadores de américa veían a la naturaleza como enemiga, al ser todo desconocido y diferente a lo europeo como explica (Brailovsky, 1991), esta naturaleza necesitaba ser “domada”, “domesticada” al igual que sus habitantes, indios de dudosa humanidad, que cuando el Papa decidió que tenían alma, justificaron su esclavitud con diversas “razones“ como que al ser débiles mentales los hacía más aptos para la servidumbre, que comían cristianos o que realizaban miles de sacrificios humanos creando ríos de sangre; todas afirmaciones que jamás fueron comprobadas más allá del relato de los interesados (en esclavizarlos o saquearlos) y que en todos casos puede tratarse de exageraciones, tergiversaciones o el producto de la brutalidad a la que los mismos europeos habían llevado a estos pueblos expulsados, perseguidos y diezmados. Tiempo después, desde la mirada “positivista” y científica” se justificaría el uso de la tierra principalmente para la ganadería, a la vez que se la iría “civilizando”, “domesticando” lentamente en nombre del “progreso”, con las consecuencias para estos ambientes “salvajes”. Siguiendo los descendientes de los conquistadores, la misma lógica luego de las revoluciones burguesas.
Esta cosmovisión liberal, con la publicación de “La riqueza de las naciones” de Adam Smith que fundamenta en el egoísmo y el individualismo como factor de crecimiento, queda “científicamente” justificada con la supervivencia del más apto, “razas favorecidas” para citar literalmente a Darwin (1859).
¿Qué hay de la lucha de clases como motor de la historia?
Si bien abordar la perspectiva marxista y el comunismo no forma parte de este trabajo, me parece pertinente realizar algunos comentarios ya que el título “La cosmovisión como motor de la historia” hace una clara alusión a ese sistema de ideas. Si bien podría sonar irónico, como pretendiendo ridiculizar, refutar o atacar este paradigma, nada más alejado de esa intención. Por el contrario, al igual que las contribuciones hechas por otros autores, la obra de Marx (y sus seguidores) puede resultar una excelente herramienta de análisis; lejos está este trabajo de pretender ser una crítica, o de querer compararse a tamaña obra, simplemente busco comenzar a indagar otras perspectivas, como una invitación a pensar sobre las formas de entender la “realidad” a la hora de realizar análisis.
Por otro lado, mucho se ha escrito en cuanto a las consecuencias del sistema capitalista sobre el medio ambiente, por ejemplo, sostienen Kaltmeier y Lander (2023) “La lógica capitalista de crecimiento sin fin con una mercantilización cada vez mayor de todos los aspectos de la existencia es incompatible con la vida” (p. 225). Explicando luego Kaltmeier (2024) desde dónde se construye esta “realidad”, señalando en tal sentido como surge la cosmovisión de colonización extractivista:
“…. se alteran drásticamente las cosmovisiones de Europa Occidental, y surge un habitus extractivista y epistemologías generalmente instrumentales-apropiativas-tecnocráticas.… parece que el sujeto capitalista moderno está aquí a la cabeza de la creación, como sostiene la teología de la liberación latinoamericana…. El capitalismo se convierte así en un falso dios, un ídolo, que exige sacrificios humanos.” (p. 33-34)
Tal es el impacto que el ser humano está produciendo sobre el planeta, que se ha llegado a formar un nuevo concepto, en referencia a las eras geológicas, el “Antropoceno” (la era de los humanos). Término acuñado por el ganador del premio nobel Paul Crutzen, quién explica lo siguiente:
“Yo estaba en una conferencia en la que alguien comentaba algo sobre el Holoceno. En ese momento pensé que tal término era incorrecto, porque el mundo ha cambiado demasiado. Así que le dije: ¡No, estamos en el Antropoceno!, creando en el ardor de ese momento la palabra. Todo el mundo estaba sorprendido. Pero parece haber persistido.” (Pearce, 2007)
Sin embargo muchos han observado que, como se expuso, no se trata del impacto de “cualquier” ser humano, sino de lo que ha ido sucediendo en forma acelerada desde la revolución industrial y con el advenimiento del capitalismo, es decir, se trata más bien del impacto que produce la lógica capitalista sobre el planeta, lo que ha dado lugar a que algunos autores expresen que más que de un “Antropoceno” deberíamos hablar de un “Capitaloceno” (Toledo, 2019). Entonces si el problema está en el capitalismo ¿no deberíamos buscar la solución en el marxismo?
En el texto de Barrios (2020) sobre metabolismo social, se presentan algunos análisis en cuanto a comentarios realizados por Marx acerca de las consecuencias que podría tener sobre la naturaleza el extractivismo capitalista:
“Con la preponderancia incesantemente creciente de la población urbana, acumulada en grandes centros por la producción capitalista, ésta por una parte acumula la fuerza motriz histórica de la sociedad, y por otra perturba el metabolismo entre el hombre y la tierra, esto es, el retorno al suelo de aquellos elementos constitutivos del mismo que han sido consumidos por el hombre bajo la forma de alimentos y vestimenta, retorno que es condición natural eterna de la fertilidad permanente del suelo” (Marx, 2017 [1867]: 612)
Si bien podemos observar un planteo de Marx en cuanto a la alteración de la circulación de materia y energía o de este “metabolismo” entre el hombre y la tierra como expresa. Todo está expresado desde esa concepción de dominio sobre la naturaleza para la satisfacción de los intereses del hombre, no sale de la lógica economicista, interpenetrada por el paradigma de la modernidad. Señalando más adelante Barrios (2020):
“Para Marx y Engels, la naturaleza es la totalidad de lo existente como materia pero que no se presenta como tal, como “ser” frente a la humanidad sino a través de los modos de existencia determinados cuantitativa y cualitativamente en la historia, es decir, que se presenta como un momento de la praxis. Autores como el mencionado Moore han enfatizado la coproducción, a partir de la dialéctica marxiana, intentando trascender los diversos dualismos presentes en las miradas herederas de la ilustración y aspiraciones de “dominación” de lo natural por parte del avance social.” (p. 107)
Resulta entonces que el marxismo, como toda construcción socio cultural, está inmersa en un modo de interpretar la realidad propio de la época, dando lugar a un marco teórico que suponía que la sociedad llegaría al comunismo luego de las revoluciones sociales que instaurarían sistemas socialistas… todo esto resultaría de manera “mecánica” e inobjetable, eran “verdades” observadas desde esta visión positivista que heredaba la imposición de una “verdad única”, se puede ver claramente la epistemología subyacente al contemplar la terminología que habla de un “materialismo histórico” parte del “socialismo científico” al que se llega en forma unívoca mediante el “materialismo dialéctico” que vendría a ser: “la base filosófica del marxismo y como tal realiza el intento de buscar explicaciones coherentes, lógicas y racionales de los fenómenos de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento” (Triviños, 1987).
El problema surge cuando se intenta “encajar” todo a través de una interpretación única de la “realidad”, que resulta en un evidente sesgo, con las consecuencias ya conocidas al observar los resultados prácticos de aplicar estas teorías (en la ex Unión Soviética, China, Corea del Norte, Cuba, etc.) que partiendo de un sistema de valores basado en el materialismo, y pretendiendo que la felicidad y el destino del ser humano pasa por adquirir bienes materiales… no podía evidentemente arribar a buen puerto. Ninguno de estos países parecería ser un modelo ambiental de convivencia armónica con la naturaleza… algunos dejaron de considerarse “socialistas”, mientras que otros mantienen el nombre o la autopercepción de un gobierno “comunista” aunque resulta extraño a ojos foráneos interpretar qué es lo que entienden por “comunismo” al compararlo con el marco teórico marxista del cuál surge el término.
Es interesante lo planteado por Enrique Leff (2020) al abordar las consecuencias de nuestra cosmovisión actual, explica que no se trata de una deconstrucción o reconstrucción del marxismo, sino de entender cómo la estructura social hegemónica ha llevado a la degradación entrópica del planeta. Explica como la racionalidad económica es la muerte de la naturaleza, la vida no interviene como factor en esa lucha de clases. La naturaleza, la vida, no mueven la historia… Construida desde las bases filosóficas de Marx, Engels partiendo de Kant, Heguel hasta Heideger. Plantea Leff (2020) la necesidad de: “romper la imposición, la jaula, que subyuga y domina la vida pretendiendo un saber supremo” buscando “otros modos de entender, más armónicos con la vida” lo que retomaremos más adelante.
¿existe otra forma de ver las cosas?
Como se viene planteando, estas formas de pensar mecanicistas continúan presentes, alguien haciendo un recorte de este último punto, sin ligarlo con las exposiciones anteriores acerca de la elite actual, podría pensar que hemos “avanzado” y que estas formas de pensar forman parte del pasado. Desde luego no me parece intrascendente que podamos hablar de derechos humanos, derechos de las mujeres, y estar haciendo una maestría que se preocupa justamente por el ambiente. Desde mi concepción, todos estos logros han formado parte de una lucha contra el poder establecido, que lamentablemente mantiene en lo fundamental el mismo paradigma reinante. Diría que sólo tratan de que “quede bien”, de hacer concesiones para que su accionar les traiga el menor conflicto posible, garantizando así su status quo. Vendiéndonos un auto “amigable con el ambiente” porque usa baterías de litio en lugar de petróleo, aunque la electricidad que lo mueve venga principalmente de combustibles fósiles y/o la batería contenga componentes altamente contaminantes; sin mencionar que el modelo de seguir extrayendo “recursos” y utilizando energía para producir esos autos y garantizar el “consumo” permanente de bienes y servicios, continúa más presente que nunca en este paradigma capitalista, que no cambia su relación con el ambiente a nivel fundamental.
En estos lavados de cara, a Darwin se lo recorta, y se habla de teoría sintética (neodarwinismo), que continúa perpetuando esa “racionalidad” nacida de la mano de los avances tecnológicos de la ciencia positivista mecanicista. Así podemos encontrar libros como “El gen egoísta” de Richard Dawkins (1976). Cualquier relación con el liberalismo es pura coincidencia… siendo que su obra fundamenta el egoísmo como principal factor de evolución biológica, cayendo en el más absoluto delirio al intentar justificar “científicamente” las injusticias sociales, ya que los genes son moléculas, ni son egoístas ni hacen nada por sí mismos.
Sin embargo, esta cosmovisión tan particular, no ha sido el único modo de ver y comprender el mundo a lo largo de nuestra historia. Señala por ejemplo, en cuanto la forma de vincularnos con el agua Garnero (2018):
“estudiosos del ciclo hidrosocial, coinciden en que con la modernización, el agua perdió sus propiedades espirituales y asociaciones con lo divino y pasó a ser entendida como H2O. Este cambio, la transformó en un “commodity”, un objeto pasivo apropiado por la ciencia, la tecnología y la burocracia de acuerdo a criterios modernos de racionalidad.” (p. 103)
Siendo que por ejemplo en la Agenda 2030, el objetivo 6 habla de “Agua Limpia y Saneamiento” (Naciones Unidas ,2018).. desligándola de cualquier significado espiritual o simbólico que vaya más allá de considerarla “una cosa”… un “recurso” para ser explotado por el sistema capitalista que nos ha llevado hasta aquí.
Sobre esta mercantilización de todo, convertido en un mercado dónde parecería sólo importar el valor monetario de los “recursos” (Pengue, 2008) nos plantea estas preguntas:
“¿Cuánto vale para solo considerar un ejemplo, la vida humana y sus espacios vitales? ¿Cuánto vale para usted la vida de un niño en la hoy amenazada y lejana África? ¿Cuánto la del niño que hoy le ha pedido ayuda en su camino al trabajo? ¿Cuánto vale para usted la vida de su hijo? ¿Ha pensado en lo mismo? ¿Haría lo mismo?” (p. 51)
Esto va aún más allá, ya que inclusive dentro de esta cosmovisión esta “ciencia” que se pinta como “racional” y objetiva, es financiada, se produce en un contexto y responde a determinados intereses, como lo vimos con el darwinismo, y como expone (Pengue, 2008) citando un artículo periodístico de Víctor M. Toledo en México:
“Convertida en dogma, la ciencia no responde ya al juego limpio del pensamiento lógico, sino a intereses, visiones, pasiones y deformaciones de quienes la realizan, la patrocinan o la usan… Resulta bochornoso que la Academia Mexicana de Ciencias, institución que ha sido construida con mucho esfuerzo, dedicación y entrega de innumerables científicos naturales y sociales del país, haya avalado de manera ligera la promulgación de la ley de bioseguridad, con base a un solo punto de vista, evitando una discusión cuidadosa, amplia y exhaustiva del tema”. (p. 87)
El gran desprecio hacia todo lo que no respondiera a los paradigmas dominantes, llevó a tildar de “brutos”, “ignorantes”, “salvajes”, etc. a nuestros pueblos originarios y a todo el que pensara distinto. Se impone un pensamiento único negando cualquier otra cosmovisión, como describe Kaltmeier (2024):
“La cosmovisión moderno-occidental, sin embargo, se caracteriza por una operación especial en la que este etnocentrismo se universaliza en una logocentricidad que devalúa, niega y combate otras cosmovisiones. En la medida en que el pensamiento moderno se caracteriza ahora por esta logocentricidad universalizada, resulta incomprensible para los demás.” (p. 41)
Es interesante su comentario acerca de lo sesgado de nuestras interpretaciones al ver la tierra como un sistema externo desde el espacio:
“en las ciencias naturales también se caracteriza por una visión de la Tierra desde un punto de observación externo, que se centra en los sistemas terrestres y los cambios geológicos.” […] “Sin embargo, esta “visión astronauta” (Sachs, 1998) de hombres altamente educados, en su mayoría blancos, de las zonas privilegiadas del archipiélago Norte Global, no es la perspectiva de los movimientos y grupos sociales en América Latina.” (Kaltmeier 2024, p. 30)
Continuando unos párrafos más adelante que esta perspectiva proviene de:
“se basan en fondos de conocimiento de ordenación del mundo, algunos de los cuales están articulados con el conocimiento occidental-moderno. Al mismo tiempo, sin embargo, están conformados por las confrontaciones con otras cosmovisiones indígenas y afroamericanas que ofrecen concepciones alternativas de la naturaleza, la Tierra y de los seres humanos.” (Kaltmeier, 2024, p.30)
Nuevamente, esto no es parte del pasado… encontrando entre la bibliografía trabajada en esta maestría algunos pasajes fundados en esta cosmovisión de (ROMERO, 1993):
“Pero otro tipo de concepción también errónea y perniciosa está cobrando vigor y consiste en atribuir los desastres que nos ocurren al comportamiento y actuación maléfica de la naturaleza. Con lo cual se ha remplazado a los poderes sobrenaturales (o dioses) por las fuerzas naturales y lo que antes era considerado castigo divino ahora se le llama castigo de la naturaleza. Esta mal interpretación es propalada, muchas veces inconscientemente, por los medios de comunicación y va calando la conciencia, generando también fatalismo e inmovilismo, cuando no reacciones voluntaristas e ineficaces.”
Reitero, que no creo que la solución sea ir a otro extremo, cayendo en el relativismo epistemológico y el negacionismo del conocimiento científico. Pero creo que se podría tener una visión más amplia e inclusiva, que en lugar de despreciar las “creencias sobrenaturales” pueda comprender que son otros modelos, que tal vez expliquen mejor que los nuestros lo que sucede. Sin ir más lejos, si se hubiera respetado a la naturaleza como comprendían nuestros pueblos originarios, no tendríamos el “castigo divino” producto de las consecuencias del cambio climático. Sería interesante salir del paradigma imperante, hacia concepciones más holísticas que nos conecten con aquellas fuerzas a veces incomprensibles, sin caer en el inmovilismo que señala el autor, sino revisando nuestras acciones como proponían nuestros ancestros.
En tal sentido es muy interesante lo que nos aporta (Lovelock, 2007):
“Conceptos importantes como Dios o Gaia no son comprensibles en el limitado espacio de nuestras mentes conscientes, pero sí tienen sentido en esa parte de nosotros en la que reside la intuición. Nuestros pensamientos inconscientes profundos no se construyen de forma racional, sino que emergen plenamente formados, igual que nuestra conciencia y la innata capacidad de distinguir el bien del mal. Quizá por ello los primeros cuáqueros sabían que la voz interior no procede de nuestro juicio consciente. Nuestras mentes conscientes racionales no son más capaces de pensamientos profundos de lo que la pequeña pantalla de un teléfono móvil contemporáneo es capaz de presentar en toda su gloria un cuadro de Vermeer.” (p. 198)
La concepción de la tierra como un ser vivo no es una idea original de Lovelock, nuestros pueblos originarios, al igual que otras culturas, incluyendo el cristianismo y la antigua Grecia, como veremos a continuación, hacían referencia a ella como una madre.
Horacio Delfín Galán, descendiente del pueblo Kolla explica su experiencia:
“El 1 de agosto es muy importante para la cultura andina porque se recuerda el Día de la Pachamama, el Día de la Madre Tierra. Este concepto proviene de la lengua quechua: Pacha: «mundo» o «Tierra», y mama: «madre».” (Secretaría de Cultura de la Nación, 2021)
Para nuestros pueblos originarios ellos forman parte de la naturaleza, integrados a la Pachamama, como parte del ecosistema, sin perturbar a Gaia en lo más mínimo ya que su cosmovisión no busca “extraer recursos” para satisfacer sus intereses egoístas, sino convivir en armonía, de manera comunitaria, como parte de la creación. Según explica la Cacique Clara Romero acerca de la cosmovisión de los pueblos originarios:
“Los pueblos indígenas no pensamos en la naturaleza y en la tierra como algo que nos pertenece a nosotros, sino que nosotros pertenecemos a la tierra. No nos creemos superiores a nada. Nosotros, los árboles, los animales están en la naturaleza para formar un equilibro perfecto.” (Secretaría de Cultura, 2018)
Pero, aunque pueda resultar difícil de comprender desde nuestra mente moderna, moldeada por el paradigma reinante, en occidente mismo había otras cosmovisiones, señala (Naredo, 1992), anteriormente prevalecía una visión organicista del mundo, concebido como una gran entidad biológica:
-Platón: “el viviente perfecto”. Un gran organismo animal autosuficiente
-Aristóteles: “la tierra concibe por el sol y de él queda preñada, dando a luz todos los años”.
Esto no se limita a la antigua Grecia. En cuanto al cristianismo, se suele hacer un recorte que lo vincula al surgimiento del liberalismo desde el antiguo testamento, con el hombre “reinando” sobre las criaturas, dominando a la naturaleza; sin embargo, es una lectura sesgada, ya que abundan pasajes que hablan de velar por el bien de la comunidad y de la creación (como parte de ella), al punto que el cristianismo surge de la vida en comunidad, compartiendo los bienes, con casos de hasta lo que hoy en día podríamos denominar “veganismo“ como San Agustín y San Gerónimo, en esa búsqueda de convivir en armonía con la naturaleza; y, para no irnos tan lejos, el Papa Francisco hablándonos del cuidado de nuestra casa común en Laudato si´:
“cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: «Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba»” (Papa Francisco, 2015)
Cosmovisión cristiana, previa a la reforma y el liberalismo, que iba de la mano con la de nuestros pueblos originarios, hablando de la tierra como una madre que nos acoge. Lo que recuerda los dichos de la cacique Clara Romero. Como vemos, aún en el mundo occidental (y cristiano) que ha sido en muchos casos cómplice y partícipe del modelo imperante (ya que se instituyó como una forma de poder más); aún así, hubo cosmovisiones que nada tenían que ver con el paradigma surgido en la modernidad de egoísmo e individualismo, tratando a la naturaleza (y muchas veces a las “otras” personas) como objetos para el beneficio personal.
Podemos observar como existía una comprensión sobre el vínculo con la naturaleza común al ser humano, conectando la antigua Grecia con los pueblos originarios de américa y el cristianismo previo a la modernidad. Con esa tierra viva, madre de la cual que formamos parte y nos sustenta.
Salida de Campo:
Para poder conocer sobre la historia de nuestros pueblos, sin caer en los recortes académicos nutridos de los relatos de los colonizares misioneros quienes tenían claros intereses y sesgos ideológicos, seguidos por investigadores (antropólogos, historiadores, etc.) quienes fueron formados bajo el paradigma occidental que conforma nuestras instituciones, tal como expuse en la introducción que me interpelaron en un encuentro con pueblos originarios (Casimiro et al. 2024), me propuse investigar cómo acercarme a las comunidades indígenas, para poder compartir con ellos y tener un relato de primera mano, de los integrantes de estos pueblos, dando además respuesta a su pedido de que vayamos a visitarlos. En la búsqueda de una “historia viva” en contraposición a la “historia de la muerte” “de un olvido” y de la opresión de otros pueblos, parafraseando a Leff (2020). Fue así que, preguntando, me informaron acerca de “Punta Querandí”, una comunidad indígena con integrantes de diversas culturas de nuestros pueblos originarios ubicada en la Localidad Dique Luján, Partido de Tigre.
Pude contar con la ayuda del compañero Miguel Spera (Psicólogo Social), quién me acompañaría en esta travesía. La visita estaba planificada para el domingo 19 de enero de 2025, pero debió ser pospuesta por cuestiones climáticas al siguiente domingo 26 de enero de 2025.
La historia comienza con una vecina del lugar, quien denuncia la destrucción de sitios arqueológicos para la construcción de barrios privados, en el año 2000 se había destruido un cementerio indígena para construcción del country “Santa Catalina”. Podemos observar cómo este barrio, símbolo de opulencia y desigualdad al observarlo desde la comunidad, se alza descaradamente sobre los restos de los ancestros de estos pueblos, sin respetar sus creencias ni su dignidad, como una forma actual de violencia y opresión por parte de los colonizadores con yates y mansiones que contrastan con este humilde territorio, recordándoles que no respetan ni los restos de sus antepasados. Una garita de vigilancia sobre el río controla el acceso abriendo y cerrando una puerta acuática, con una gran valla sobre el rio, apropiándose de este “recurso”, dejando en claro quién tiene el poder y dispone del mismo para sus intereses egoístas, que ponen en evidencia la lógica del sistema, en dónde perpetuándose la conquista, unos poderosos dominan y subyugan a los débiles para su beneficio. Es como una separación entre dos mundos, con un gran muro que no sólo se extiende sobre el agua, sino bordea todo el barrio privado con cámaras y un alambre electrificado detrás, no sea cosa que alguno de los “excluidos”, de los que no pertenecen a este mundo de los poderosos quiera traspasar la frontera.
Explican los integrantes de la comunidad que los espíritus de sus ancestros los habían llamado, por lo que ya visitaban el lugar desde la década del 60´, dado que la zona había sido habitada por diversas comunidades querandí, chaná, guaraní, entre otras. A las que se sumaron integrantes de origen qom y kolla, quienes se vieron interpelados ante el atropello que provoca el invasor blanco sobre los pueblos originarios.
Fueron muchos años de lucha y resistencia, desde el año 2004, ya que el poder, ligado a los intereses inmobiliarios, pretendía arrasar con estas tierras ancestrales en busca de beneficios económicos, mientras vecinos del lugar e integrantes de los pueblos se iban organizando. En principio lograron que un grupo de arqueólogos determinara que se trataba de un lugar indígena con restos arqueológicos que incluían cerámicas de más de 1000 años de antigüedad, frenando el avance de las topadoras para que se pudieran realizar las tareas arqueológicas. Sin embargo no duraría mucho, ya que la empresa encargada de la construcción del barrio privado, con gente vinculada al opus dei y la pasada dictadura militar, contrató a los mismos arqueólogos que estaban trabajando en el lugar… solicitándoles que delimiten el área y el tiempo en el que los trabajos arqueológicos quedarían finalizados, con el objetivo de continuar la construcción del barrio privado. Fue así que en el 2008 pactan con el empresario un sitio de excavación reducido, entregando el resto del territorio para el desarrollo inmobiliario sin que haya exhibido ningún título de propiedad. Ante esta situación vecinos e integrantes de pueblos originarios comprendieron que debían tomar la lucha en sus propias manos, ya que si se iba a salvar Punta Querandí iba a ser por ellos, no por la intervención de profesionales técnicos o del propio Estado. Consolidándose un movimiento de protesta y de posesión de tierras para el año 2009, con la capacidad de realizar reclamos administrativos ante diversas de instituciones y dependencias estatales, con un pedido de informes ante la cámara de diputados de la Provincia de Buenos Aires, y una declaración del senado también de la Provincia, recomendando que se declare sitio sagrado.
En el 2010 la empresa recrudece su avance, metiendo dragas y topadoras para arrasar con el territorio, sin que exista ninguna intervención favorable por parte del estado. Por lo que comienzan un acampe en el lugar para evitar que sigan destruyendo el territorio. Fue mediante esa organización, permaneciendo en el territorio durante años, que lograron detener el avance de la empresa. Construyeron diversos salones para distintos usos, siendo la vida espiritual algo esencial para conservar su cultura y significar la lucha, cuentan con varios lugares sagrados, entre ellos un templo: Opy para realizar ceremonias de la cultura guaraní y una Apacheta: espacio ceremonial en la cultura andina, donde se realizan ceremonias en distintos momentos del año.
Durante los años de lucha, la empresa logró tirar abajo dos veces el templo “ Opy” (que fue reconstruido), esto no es un ataque al azar, sino un evidente intento por demoler el espíritu de la comunidad, con el objetivo de desmoralizarlos. Sin embargo, esto no hizo más enfervorizar la lucha, aumentando el espíritu combativo y la presencia en el lugar, con el objetivo de frenar todos estos atropellos y garantizar el derecho a su cultura, sus valores y su territorio. Durante tantos años de lucha, lograron en el 2011 el reconocimiento del Consejo Provincial de Asuntos Indígenas, en el 2015 el del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas y el de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires 2016. Finalmente, en el año 2020 lograron que el Municipio de Tigre firme un acuerdo de Propiedad Comunitaria reconociéndolos como comunidad indígena, lo que pondría fin a su conflicto con la empresa. Dedicándose a partir de allí a conformar un sitio de referencia para la unión de los pueblos originarios, visibilizando sus problemáticas y brindando un espacio de organización para difundir su cultura y luchar por sus derechos junto a otras comunidades indígenas. Brindando cursos de sus lenguas maternas, historia y filosofía: quechua, quom, guaraní y moqoit; y talleres de sus actividades ancestrales como trabajo con cerámica, madera, huerta y cestería con totora.
Realizan actividades educativas y de difusión, recibiendo escuelas, instituciones y estudiantes (entre ellos al maestrando que escribe este trabajo). Contando con un museo en el que pueden apreciarse los trozos de cerámica de más de 1000 años de antigüedad hallados en el sitio, reconstrucciones, fotos e infografías con la historia del lugar. Construyeron también la estatua de un Yaguareté símbolo espiritual y cultural de nuestros pueblos originarios, que representa su espíritu de lucha. Una Maloca, vivienda comunitaria tradicional construida con los materiales del lugar, en dónde pueden enseñarle a las nuevas generaciones cómo vivían sus antepasados. Una casa en la que se dictan los talleres de trabajo con cerámica, cestería con totora y trabajo con madera, huerta comunitaria, hornos de barro y de tierra, quincho, además de los espacios sagrados ya mencionados anteriormente entre otras construcciones.
Otro hito importante en la historia del lugar fue el logro de un enterramiento, luego de la restitución de 8 restos humanos de antepasados del lugar en 2021. Aún quedan por restituir 42 cuerpos, y hay muchos más cuerpos excavados en Campana, Escobar y otros distritos de la zona.
A continuación se presentan una serie de fotos en referencia los sitios mencionados:
Una conexión inesperada con mi historia
Durante la visita a Punta Querandí, como comenté en la introducción tuve un hallazgo inesperado que vincularía la historia del lugar con mi propia historia, siendo que mi padre Gerardo Brugo fue detenido desaparecido durante la última dictadura y en este lugar hallaron el cuerpo de Ana María Martínez, militante socialista marplatense, secuestrada y asesinada por el terrorismo de estado durante la última dictadura cívico-militar.
Fue algo totalmente sorpresivo, que nos conmocionó tanto Miguel Spera (psicólogo social que me acompañó en este trabajo de campo) como a mí. Mientras recorríamos el lugar Miguel observó una cerámica conmemorativa debajo de una planta de tuna, llamándome… Jamás hubiéramos pensado que el destino, el creador o el gran espíritu conectaría las historias de lucha de este modo, como queriendo indicarnos que la lucha sigue viva, y que mi padre y la compañera están presentes mientras realizo este trabajo. Del mismo modo que lo relatan los integrantes de esta comunidad, quienes fueron llamados por el espíritu de sus ancestros.
Historia que conecta una lucha común contra opresión, por parte de los oprimidos contra los poderosos dando lugar a genocidios. Subversivos que debían ser eliminados…
Siendo que, además, el empresario que intentaba arrasar este territorio está vinculado a la dictadura, Jorge O’Reilly Lanusse fundador de Eidico S.A. empresa que construye estos barrios privados, es sobrino nieto del dictador Agustín Lanusse, esta empresa intervino también country Santa Catalina construido pisoteando los restos de los antepasados al arrasar el cementerio que allí se encuentra. Jorge O’Reilly Lanusse casi se toma a golpes de puño en defensa del genocida Videla (Verbitsky, 2012), está vinculado a abogados defensores de represores quienes trabajaron para su empresa (Indymedia Argentina 2011). Podemos verlo junto a nuestra querida vicepresidenta Villaruel, reivindicadora de la dictadura.
Continuando en el presente con una opresión que sigue activa. Dos cosmovisiones diferentes, por un lado, una cosmovisión en la que el ser humano forma parte de la naturaleza y ese territorio, un ser humano que tiene derechos, y por el otro, la lógica del colonizador, quien argumentando que eran caníbales y realizaban sacrificios humanos (situación que, como ya sé comentó, sólo se basa en el relato de los opresores contradiciendo la evidencia arqueológica) debían ser considerados “bárbaros” o “semihombres”, lo que los hacía “naturalmente” destinados a la esclavitud o servidumbre al carecer de razón (Pagden, 1982), debatiendo si tenían o no alma, llegando a proponer en la Controversia de Valladolid que podrían ser tratados como menores de edad en el mejor de los casos… Tal fue la situación en la que se articulaban todo tipo de elucubraciones para justificar las atrocidades cometidas, que tuvo que llevar a una intervención directa del Papa, para poner fin a esta controversia…
«[…] definimos y declaramos por las presentes letras que dichos indios, y todas las gentes que en adelante llegasen al conocimiento de los cristianos, aunque vivan fuera de la fe de Cristo, no están privados ni deben serlo de su libertad ni del dominio de sus bienes; antes bien pueden y deben, libre y lícitamente, usar, gozar y disponer de ellos; ni deben ser reducidos a servidumbre. Y declaramos que los dichos indios y demás gentes deben ser invitados a abrazar la fe de Cristo con la predicación de la palabra de Dios y con el ejemplo de vida, no con la fuerza ni con la violencia, ni de otra manera que impida el libre albedrío» (Papa Pablo III, 1537).
Declaración que pone de manifiesto, después de todas las barbaridades cometidas, cuál era la visión que tenían los europeos de los indios, y el trato que les daban, como para llagar a que el Papa deba explicar esto… se trasluce una cosmovisión en la cual podían construirse argumentos de lo más insólitos intentando justificar lo injustificable, con el fin de explotar y oprimir “al otro”, al más débil… en este caso, a los indios. Como se viene esgrimiendo en este escrito, esta lógica no terminó con las revoluciones burguesas… sólo tomo nuevas formas y argumentos para justificarse, la lógica de querer imponer un poder, lleva a eliminar a los “subversivos” con diversas justificaciones. Hoy en día, pasadas de moda las elucubraciones teológicas, es una cuestión de “mercado”, hoy se considera “sagrada” la “propiedad privada”… donde una nueva otredad con perspectiva de clase, pone en situación de inferioridad a quienes no tienen dinero. Quedando entonces justificado que los capitales arrasen los humedales, destruyendo sus tierras ancestrales y provocando serias inundaciones, con el fin de construir un barrio privado; sin importar la destrucción de sus lugares sagrados y del cementerio en el que descansan los restos de sus antepasados. Cosmovisión que contrasta con la de los pueblos originarios, quienes proponen vivir en armonía con la naturaleza, integrados como parte de ella, considerando a la propiedad “comunitaria” en lugar de “privada”, sintiéndose parte del territorio, unidos a la tierra, en lugar de verla como algo que puede comprar el poderoso para sus fines individuales.
Conversando con Albá Llaléq (Hijo de la Tierra)
Como comenté, uno de los objetivos que me había propuesto, al participar de un encuentro con pueblos originarios a fines de noviembre del pasado 2024 (Casimiro et al. 2024), era el de visitarlos en sus comunidades, asumiendo en el encuentro el compromiso de aprender con ellos, así como ellos vienen a intercambiar y aprender con nosotros. No resultó fácil, desconociendo sobre el tema, pero finalmente logré realizar esta visita, preguntando y averiguando hasta que logré conversar con algunos referentes. Les había, planteado previo a la visita, la intención de conversar sobre su cosmología, pero el día de la visita no había ningún referente propio de la comunidad que se sintiera capacitado o dispuesto a tocar la temática, Sin embargo, como Punta Querandí es un espacio de reunión que aglutina diversos referentes de los pueblos originarios en una lucha común, pude conversar un integrante de pueblos originarios que se encontraba en el lugar, quién tiene origen Guaraní, vivió en comunidad Guaraní y vivió también en comunidad Qom. Aclarando que habla a título personal y no de la comunidad.
Explica que a sus padres les permitieron ponerle el nombre español de “Marcelino Gonzales”… lo cual me resultó de entrada un impacto en cuanto a la construcción de la identidad, si una persona debe llamarse como lo avale la cosmovisión del opresor. Dejando en claro que había una serie de imposiciones del poder que reprimía hasta que hablen en su idioma, en un intento de eliminar su cultura, contando que de niño, previo a vivir dentro de una comunidad indígena, tenían miedo de usar su lengua y le costaba entender por qué debía parecerse y comportarse como los blancos.
Nació en Formosa, y en su adolescencia comenzó a buscar sus raíces, viajando a Paraguay (lugar de nacimiento de su madre) fue encontrando a diversas ancianas. Luego fue a vivir a la comunidad Qom Sombrero Negro. Eligió entonces el nombre de Albá Llaléq (Hijo de la Tierra) en una ceremonia que se realiza en la comunidad Qom al alcanzar la adultez (suele ser a los 16 o 17 años), aclarando que ellos no hablan de edad o años, sino de “tiempo de vida”, normalmente esta fiesta duraba entre dos y tres semanas, al alcanzar su madurez la algarroba y hechas la chicha y la aloja (bebidas rituales) siendo como una especie de bautismo. Este nombre (Albá Llaléq) también lo utilizan para el conjunto musical que tiene con sus hijos, con el objetivo de preservar la cultura de los pueblos originarios utilizando los instrumentos musicales precolombinos. Sus hijos le sugirieron ponerle su nombre propio al conjunto. Vivió también en Kanindeyu, lugar de establecimiento de los guaraníes Aché, dónde pudo aprender el guaraní original de los Aché (él hablaba otros dialectos) quienes, según relata, llegaron a Paraguay desde el caribe.
Tratándose este trabajo de una asignatura histórica, otro tema que conversamos fue el de la construcción de la historia de los pueblos originarios, explica que en las ciudades, las nuevas generaciones fueron perdiendo la visión, pero los abuelos, principalmente en el monte, sienten una responsabilidad de conservar la historia y transmitirla a las nuevas generaciones mediante la tradición oral. Dice que los abuelos aclaran que “no les interesa lo que piensen los blancos”… entiende que los cristianos han hecho un relato de la historia desde su visión, lo que nunca puede revelar su historia en esencia. Explica que, más allá de los intereses de los colonizadores, alguien que no vivió en una comunidad, alguien que no conoce profundamente el idioma, va a entender todo desde un nivel muy superficial y sujeto a confusiones o malas interpretaciones. Además, otro problema, fue que muchas veces no les creen, al ellos contar cosas que no coinciden con la “historia oficial”, por parte de “indios brutos e ignorantes”, lo que prevalece es el relato de la autoridad, la academia. Otro motivo para descartar sus dichos tiene que ver con la forma de pensar y entender los acontecimientos, sus relatos pertenecen a otra cosmovisión que incluye aquello que denominaríamos “místico”, su interpretación de “la realidad” no es considerada “real”, por lo que estos relatos son descartados por los colonizadores. Agrego de mi parte, que este desprecio académico hacia la otredad epistemológica, es el sustento para construir “sentido común” conservando ese “monopolio de la verdad” al que me he referido en secciones anteriores… ya que de aceptarse desafiaría el sistema de creencias de los opresores… en muchos casos, algunos bien intencionados con deseo justicia ni se plantean el tema de la cosmovisión, una búsqueda sin cambiar nuestra forma de ver las cosas, es decir, desde la lógica del opresor… algo así como cuando tuvo que expedirse el Papa para que dejaran de discutir si tienen alma o poseen algún derecho. Creo que esta evidencia, de cómo se descarta de la construcción histórica lo que no encaja en el sistema de creencias del poder, es un claro ejemplo de “La Cosmovisión como Motor de la Historia”.
Una aclaración importante, es que ellos no pretenden obligar ni influenciar a nadie, cuentan lo que aprendieron, preservando su cultura y el respeto hacia sus mayores, el que quiera puede tomarlo o no, no le faltan el respeto a ninguna cultura y nadie tiene el derecho de venir a imponerles (como se hizo a lo largo de la historia) qué es lo que está bien y lo que está mal pretendiendo juzgarlos desde las creencias del opresor.
Al hablar sobre su cosmovisión, Albá Llaléq explica que hay varias formas de llamar a Dios, una de ellas es “Nuestro Padre”, sin embargo esta versión que es sólo una de las formas, fue impulsada principalmente por el misionero jesuita, quien pretendía arrimar su teología a la interpretación cristiana. Entiende que otra visión más original del primer Dios es “sentimos”, “te sentimos” y/o “lo sentimos”. Cuenta que si se mira el sol de frente hay como un “agujero negro” en el centro, de este agujero negro salió Dios, como de un vientre, creando la luz. Hay una historia de la creación del mundo sobre dos palmeras, que la va a dejar para otro encuentro, cuando esté yo más embebido de su cultura ya que es larga. Cuenta que la historia se fundamenta sobre lo poético y romántico, en la belleza que podemos apreciar desde nuestra pequeñez como seres humanos. Para poner un ejemplo de su modo de ver las cosas, como estábamos cerca de un río explicó que en lo que nosotros llamaríamos “orilla”, él ve “labios del agua”.
Al consultarle acerca de su concepción del tiempo, explicó que entienden que el día es parte del tiempo, por lo que lo definen con la misma palabra, pero tiene distintas interpretaciones, por ejemplo si utilizan “tiempo” y “escuchar” un traductor suele indicar que están diciendo “sabio”, sim embargo, sería más bien un “abuelo memorioso” ¿por qué? ´porque son los que “escuchan el tiempo”. Ellos no conciben el fin de la vida, no entienden la muerte como nosotros, se trata sólo de pasar a otro plano, otro estrato u otro nivel de vida, dice que “se vive en otro tiempo”, no se muere. Cuando viene a visitarte un colibrí, ellos ven que vino a visitarlos el alma de un ser muy querido que te viene a ver desde otro lado… al consultarle sí este fenómeno se daba sólo en un colibrí, respondió que no, que por ejemplo si hay un árbol muy fuerte cercano o conocido, se trata de una familia querida que ya no está y nos está cuidando o de un abuelo, un anciano que vive en el recuerdo nuestro y en el alma del árbol. Entienden que la luna y las estrellas son otros mundos que no están a nuestro alcance, consultado sobre si estos otros mundos podrían albergar vida, dudó sobre cómo articular la respuesta, aclaró que no se entiende como en nuestra cultura, es algo que no es no palpable, (continuó diciendo algo así): digamos subjetivo… no sé cuál es la palabra […] pero la vida que ya no está con nosotros puede estar en otros mundos, en otros niveles.
Sobre el propósito de la vida humana, explicó que el ser humano debe vivir a pleno y con consciencia la vida misma, en todo sentido, conectado con la vida y expandiéndola. Continuamos conversando sobre el “Buen Vivir” o “Vida en Plenitud”, concepto que me había propuesto abordar en el plan de este trabajo, comentado por Kaltmeir (2024, p. 45-47), sobre el que tenía la siguiente definición que le compartí:
“proyecto colectivo y solidario de conexión con la Naturaleza a fin de mantener el fluir armónico de la energía vital del territorio y alcanzar el beneficio de todos, humanos y no-humanos, y no el de unos pocos. Para convivir bien y no para vivir unos mejor que los otros, o en detrimento de los otros, ya sea otras comunidades humanas o nuestra Madre Tierra. Es por esto que desde el Buen Vivir los Pueblos Originarios rechazamos la visión utilitarista dominante de la Naturaleza como subordinada al humano y como una entidad fragmentada y reducida a recursos naturales, y proponemos una ética basada en el respeto, cuidado, armonía, complementariedad y reciprocidad como principios que guíen nuestra relación con la Madre Tierra. Sólo así lograremos el bienestar colectivo.” (Encuentro Nacional de Organizaciones Territoriales de Pueblos Originarios [ENOTPO], 2021)
Definición que le pareció bien a Albá Llaléq, quien agregó que algo fundamental es la familia, crear una familia en esa vida comunitaria, ya que no se concibe que el ser humano esté sólo, con una vida individualista, sino que celebra la vida expandiéndola en todo sentido y esto es muy importante, explica que el hombre no es naturalmente monógamo como impone el cristiano, sino que un hombre puede tener muchas mujeres. Aclaró que no existe antiguamente ningún tipo de machismo en los pueblos originarios, que si en la actualidad puede haber algo de esto, no forma parte de sus costumbres originales. Las mujeres se ocupan de las tareas naturalmente femeninas, que no son consideradas inferiores ni hay ningún tipo de discriminación ya que lo femenino es tan sagrado como lo masculino, los hombres hacen las tareas que requieren más fortaleza física acordes a su naturaleza. Continuó explicando que si busco bibliografía posiblemente encuentra cosas que difieren con su relato, insistiendo en que son escritos “de blanco”, académicos (usó el término “de escritorio”) que no reflejan su realidad sino el relato de misioneros jesuitas o franciscanos. Hace estas aclaraciones porque ya le pasó que le quieran explicar estas diferencias, habiendo escritos de personas que ni siquiera hablan el idioma e hicieron enciclopedias con su visión o recorte externo de los pueblos originarios, a partir de estas fuentes falsas. Habla de la historia contada por los abuelos de los abuelos, no desde una versión con intereses ajenos, superficial o circunstancial; hoy en día queda poco de las costumbres en su forma original, ya que fue se fueron mezclando con el mundo cristiano.
En cuanto al bien y el mal, cuenta que el mal tiene que ver con la actitud del hombre, es humano, ambos podemos ser buenas personas y considerarnos hermanos, pero alguno puede tener una mala actitud pese a esto. Explica que los misioneros llevaron los demonios, cuando ellos trataban de hablar con los colonizares, hablaron de maldad, no de demonio, de aquí se crearon una serie de mezclas y uso de palabras que se fueron generalizando. Los misioneros llevaron al demonio, y crearon nuevos usos en sus lenguas.
Su vínculo con el ambiente es total, ya que forman parte del mismo, no están separados sino en una relación armónica. Ellos forman parte del territorio al igual que todo lo que hay en él. Dice que el medio ambiente y el hábitat es “todo”. Siempre convivieron sin ejercer violencia hacia nada de lo que esté presente en la Madre Tierra, no están separados de la naturaleza, ser humano, animales, plantas, ríos son un todo… Su visión difiere completamente del extractivismo capitalista, ya que en su respeto por el lugar, nunca lo agotan, esto lleva a prácticas que los europeos llamaron nómades, pero aclara que no es que sean nómades, ni tiene nada que ver con esa visión, simplemente es parte de ese respeto, de alinearse con los ciclos de los que forman parte, por lo que nada es “consumido”, dentro del ciclo natural no se destruye nada, cuando es necesario van a otro lugar por respeto. Todo sigue muriendo y renaciendo, no se agotan ni los peces, ni las plantas, ni nada, por eso van a otro lugar.
Otros comentarios de miembros de la comunidad
Finalmente, me facilitaron el acceso a la transcripción de parte de una clase pública en la que algunos miembros de la comunidad que forman parte de naciones originarias conversaron, entre otras cosas, sobre su cosmovisión y su relación con el ambiente y el territorio en la Universidad Nacional de José C. Paz (Integrantes de la Comunidad Punta Querandí & Zapata, L. , 2022), de estos diálogos extraje algunos que me parecieron relevantes para la búsqueda que inspiró este trabajo.
Reynaldo, miembro de la comunidad, perteneciente a los pueblos originarios describe con estas palabras su cosmovisión:
“yo estoy en eso de luchar por la vida porque estamos viendo cosas muy difícil para nosotros, no tenemos lugar donde estar, no solamente el ser humano sino también los animales, los insectos, los árboles o los peces, estamos luchando por esa vida porque y al último estamos nosotros porque podemos desaparecer si desaparece toda la vida o la naturaleza de nuestra cosmovisión está ligada con la naturaleza y eso no se puede perder, nuestra lengua esa ya determina el cosmos de cada lugar del planeta y estamos en esa lucha” (Integrantes de la Comunidad Punta Querandí & Zapata, L. , 2022)
Entiendo que Reynaldo percibe el peligro del que venimos hablando, en cuanto a una posible catástrofe para la vida y la naturaleza, en forma coincidente a como lo expresan varios autores entre ellos Lovelock (2007) quién prevee terribles consecuencias prácticamente indetenibles por lo daño que ya hemos causado al ambiente, por mencionar a uno de los autores referidos en este trabajo. Sin embargo, Reynaldo lo manifiesta en otros términos, como sintiéndose parte de eso que se destruye, habla del peligro de perder su cosmología y su lengua que es la que determina este cosmos…
Reynaldo continuó expresándose sobre la importancia de conservar su conocimiento, de transmitir a las nuevas generaciones que existe otra manera de ver y entender las cosas y los peligros a los que, concretamente, ya se están enfrentando:
“muy importante para los chicos, que va al colegio porque esto tiene que aprender, las raíces nuestra, nuestra raíz, nuestro origen, nuestra , ese dejo nuestro creador ese camino que no podemos destruir, si eso hermana del alma se destruye, si destruye nuestra cosmovisión, que dejo nuestro creador, sería el cosmos, el universo, nuestro creador, hermano y hermana va a haber momento que no ya no va a valer la pena vivir y esa lucha estamo nosotro para que ni se destruya más la vida, nuestras selva, nuestro rio, nuestra tierra, para nosotros es muy doloroso, muy muy muy doloroso muy muy doloroso porque vemos otra gente que está más, está en la oscuridad, está mal, no tiene lugar a donde estar, no tiene lugar a donde ir a pescar, ya estamos totalmente invadidos pero eso es lo que buscamos que, porque nos hacen esas cosas, nosotros somos seres humanos como cualquier otro lugar del planeta, tenemos sentimientos, soñamos, queremos y esas cosas no se hacen. Pero esas luchas yo tengo mucha fe.[…] yo soy muy de la selva (risas) no sé explicar bien las cosas, tengo mi compañero que habla bien el español a mí me cuesta mucho” (Integrantes de la Comunidad Punta Querandí & Zapata, L. , 2022)
Unas páginas atrás, comenté como el Papa tuvo que explicar también son seres humanos… parece que no pasó de moda, y la necesidad de explicar esto sigue vigente… Reynaldo tiene que explicarnos que es un ser humano como cualquier otro y hasta tiene sentimientos. ¿Qué derechos tiene alguien “de la selva”, como se define, en un mundo capitalista?
Cintia Lopez, quién también pertenece a los pueblos originarios, se refiere de este modo a la importancia del territorio del que forman parte, vinculándolo a la vida familiar, comunitaria, preservando su idioma, su cultura, su historia y su ambiente como un todo, diría de mi parte en forma holística:
“estamos en recuperación de nuestro idioma. También, en el pedido como dice en la constitución que es derecho, nuestro derecho de obtener esas tierras para poder vivir dignamente. Decía mi abuelo, no sea que vivan en una villa, no es malo eso, pero es, hemos caminado han caminado ellos por estas tierras, libres, sin alambrado, sin tejidos, y queremos esos lugares esos espacios, tierras para nuestros, eh, integrantes, hijos, se necesita, eh, aquí estamos distribuidos en varios barrios de Garín, en la localidad de maquinista Savio, también, y el estar en comunidad, siempre estamos en comunidad hoy estoy en la casa de mi madre, de mi padre, que es un punto central para nosotros los fines de semana estar aquí compartiendo con ellos, que como comunidad, también, lo ideal es que se pueda estar todo el tiempo o casi todo el tiempo juntos, compartiendo la lengua el idioma, relatos, escuchar a nuestros ancianos, a nuestras ancianas como recién escuchábamos al hermano Reynaldo que es, para mí es un privilegio y llena el corazón cuando se escucha, igual la palabra del hermano Chara y así no, cada anciano cada anciana. Y bueno, creo que eso es todo lo que tenía para compartir, y bueno, gracias.” (Integrantes de la Comunidad Punta Querandí & Zapata, L. , 2022)
y realizando este trabajo dentro de la asignatura “Historia Ambiental”, no puedo evitar compartir como expresa Cintia su sentido histórico:
“de chica escuchaba todas estas palabras de mi pueblo, poco a poco la fui perdiendo y hoy nuevamente las estoy recuperando, todas las palabras. Desde un “chaque” un “sape” que se les dice a los gatos para espantarlos, eh bueno, poco a poco nuevamente lo voy recuperando. Estuve algo colonizada y fue muy, fue como un martillo que cayó sobre mí para descolonizarme, si bien yo abrazaba mis raíces, sabía y siempre había algo especial que yo hacía en los trabajos de historia, he diciendo, no estamos allá en el pasado, como siempre se enseña que cazaban jugaban eh, pescaban” (Integrantes de la Comunidad Punta Querandí & Zapata, L. , 2022)
Me pareció increíble como muestra que la colonización, no es un hecho del pasado, los pueblos originarios son algo presente y su historia nos muestra que se pueden seguir “colonizando” en la actualidad. Una forma ajena de ver e interpretar el mundo, una cosmología alienígena que llega con Cristobal Colón al continente, pero se mantiene hasta nuestros días la lógica ejerciendo opresión por parte de los poderosos.
CONCLUSIONES
Observo que nos encontramos en una sociedad deshumanizada (o al menos llena de contradicciones e incertidumbres al pensar cuál es el significado de ser humanos), que paradójicamente ha logrado un desarrollo tecnológico descomunal construyendo una cultura y una forma de pensar que la disoció la naturaleza. Nuestra creencia en una razón con valor de “verdad” que separa desde la dialéctica a la cultura de la naturaleza, construyendo un sentimiento de superioridad al alejarse de la naturaleza asociada a lo primitivo, a lo salvaje; mientras que el conocimiento subjetivo humano se pretende como superador con voluntad de poder y dominio sobre la naturaleza. Esta separación, como señala Leff (2020) esta “racionalidad” lleva a la muerte de la naturaleza y la historia es la historia de un olvido, en el cuál lo natural y la vida no tienen parte, llevando a la destrucción entrópica de la vida.
Esta negación de la naturaleza, ha tenido consecuencias impensadas a diversos niveles, el no asumirnos como seres biológicos, con un pasado evolutivo todavía presente en nuestras conductas, lleva a que, muy lejos de trascender esas conductas que algunos catalogarían como “primitivas” dado que chocan a veces con nuestros valores morales y éticos, que partieron de las enseñanzas religiosas para instaurarse más tarde bajo la denominación de derechos humanos, derechos sociales, etc. Estas conductas “salvajes”, dada la negación, lejos de trascenderse, han sido ocultadas y/o reprimidas y castigadas (por ejemplo quien comente un asesinato va preso), aunque son permitidas en determinado contexto (ej. guerras), como señala Morris (1973) somos monos espaciales, ya que seguimos siendo animales que conservan conductas de su pasado evolutivo, eso sí, ocultadas bajo la reinterpretación de una “justificación racional” no sea cosa que nos comportemos como “animales”… el dicho “más peligroso que mono con navaja” sería perfectamente aplicable en nuestro caso a “monos con armas nucleares” o monos capaces de destruir el clima…
En nuestro país, en la actualidad, afloran el negacionismo y la falta de empatía, justificada por el egoísmo individualista del modelo liberal que nos gobierna en una realidad para mí distópica, pero es necesario preguntarse cómo se llegó a esta situación. El pseudoprogresismo, que fingía preocuparse por el bien común mientras sostenía el status quo, con discursos y políticas publicitarias, que no se metían con el poder real, sino que distraían al pueblo con tonterías (como pretender que sería una revolución social el hablar como yanquis, con género neutro utilizando “e” o “x”, como si fuéramos a resolver las desigualdades por parecernos a los anglosajones al utilizar el género, por mencionar alguna de estas distracciones). Esta política hipócrita, que no resolvía problemas reales, fue generando el campo propicio para que aparezca un discurso extremista, que se aleja de esa hipocresía mentirosa, hablando sin tapujos y sin límites morales, después de todo esta moral de las apariencias no había dado resultados. Generando una especie de “revolucionario” que viene a romper con todo (lo bueno) en una especie de revolución al revés, estas vez al servicio de los poderosos.
A fin de cuentas, la hipocresía llevada al límite del paroxismo, pretendiendo ocuparse de las mayorías, mientras hay un pueblo cada vez más empobrecido donde crece la desigualdad y por ende la violencia, terminó decantando en la pérdida de todo freno inhibitorio, en un discurso en el que los deseos egoístas y sádicos no tienen otra restricción más que la del mercado, los pobres ahora son libres de elegir vender sus órganos o a sus hijos en lugar de morirse de hambre. Esta “liberación” de la culpa, desprovista de cualquier contención moral, lleva a despreciar a estos pobres, refiriéndose a la justicia social como una aberración… en lugar de hablar de indios o negros nuestro presidente utiliza el término “orcos” para referirse a esta “raza” que, aludiendo a la literatura de Tolkien debe ser exterminada.
Como expliqué, durante la salida de campo descubrí una conexión inesperada, que vincula mi historia familiar con mi padre desaparecido por parte de la dictadura, a esta comunidad de pueblos originarios en donde fue encontrado el cuerpo de una compañera secuestrada y asesinada por los dictadores en el mismo período histórico, pero como vinculando distintos períodos históricos, conectando la lucha de los oprimidos y los genocidios… En este momento, es como si el debate acerca de si la otredad tiene alma o no, si tienen derechos o no, nunca hubiera quedado zanjado del todo y se reeditara a través de la historia, después de todo cuando el presidente se refiere a “los otros” como “orcos” deja en claro que no son humanos. Del mismo modo que se arrasa un cementerio, despreciando la existencia de estos pueblos en nombre de las necesidades de los poderosos regidas por el dios mercado, con acciones llevadas adelante por empresarios vinculados a la dictadura militar… en esta nueva reivindicación de la crueldad y regocijo del dolor ajeno, se amenaza con la destrucción de los espacios de la memoria, encargados de conservar nuestra historia para que no se vuelvan a repetir las atrocidades del pasado. Echando a los trabajadores que preservan estos lugares con el objetivo de ir vaciando los mismos. Como en la búsqueda de llevarnos un olvido común de la historia, reivindicando la dictadura y los genocidios.
Con todo esto, parece indispensable replantearnos cuales son los valores que vale la pena rescatar, qué sistema creencias da sentido a nuestra existencia y cuál es el propósito de la misma. En este trabajo se comenzó a abordar cómo diversas cosmovisiones presentes a lo largo de la historia han tenido, y continúan teniendo un papel fundamental en nuestra relación con el ambiente y entre nosotros mismos. ¿todo es una cosa? ¿todo es un objeto de consumo destinado a satisfacer nuestros deseos egoístas? ¿o existe otro modo de vincularse con el mundo?
Siguiendo las reflexiones de Leff (2020) ¿puede el estudio de la historia ambiental ayudar a replantearnos el modo en el que vemos el mundo? ¿Es posible vivir de otra manera? que propicie la vida comunitaria, basada en el amor en lugar de en el egoísmo e individualismo, fundada en valores espirituales que nos conecten entre nosotros, con la naturaleza, la Pachamama y el universo desde una cosmovisión integral. El modo de llevarlo a cabo escapa a mi conocimiento y a los objetivos de este trabajo, sin embargo, no considero que sea utópico, si nuestros antepasados tuvieron comprensiones en este sentido, que podemos rastrear como capacidades humanas ya que son transversales a diversas culturas, seguramente nosotros poseamos también dicha capacidad. Recuerdo un integrante de los pueblos originarios comentándome los relatos de sus abuelos acerca de la vida de sus antepasados, que eran longevos y saludables, convivían en armonía con la tierra que les otorgaba todo lo necesario, desde los alimentos hasta la medicina, no existían desigualdades sociales, debemos encontrar el modo de rescatar esta sabiduría y encaminarnos a otro modo de vida. A fin de cuentas, coincido con Lovelock (2007) en que no queda otra opción más que hacer un cambio profundo o continuar hacia la catástrofe que pondrá en juego la existencia misma de la humanidad.
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